Era un día clave, señalado, para el Laudio. Un partido a vida o muerte. Y los rojiblancos respondieron venciendo a un peligroso Real Madrid C. Triunfo vital que se cimentó en un excelente inicio de encuentro, con una primera media hora de juego plena de casta, presión y lucha que no tuvo todo el premio merecido en forma de goles.
La avalancha inicial del Laudio sorprendió al filial blanco, a pesar de esperarse. El centro del campo local mordía y arriba tanto Luariz como Muniozguren llevaban la intranquilidad a la defensa madridista. Para el primer minuto Joseba del Olmo ya había avisado con una chilena y a los ocho, Oier Larrainzar tuvo la oportunidad de adelantar al Laudio con un remate claro dentro del área que mandó alto.
La movilidad y potencia de Luariz en la punta de ataque trastocó los planes iniciales de Gay. Ganaba por velocidad a su par y se imponía en todos los balones largos. Antes del primer gol alavés, realizó una gran disparo a la media vuelta que se marchó cerca de la escuadra. El tremendo esfuerzo realizado durante todo el partido por el ex jugador del Lagun Onak tuvo su recompensa al final con una cerrada ovación de la afición rojiblanca.
El acoso y derribo rojiblanco tuvo finalmente premio en el minuto 18. Joseba del Olmo centró al área desde la banda derecha, Andrés no blocó correctamente en su salida y Gaizka Bergara, que había subido a rematar una falta previa, aprovechó el balón suelto para enganchar un zurdazo que se coló sin remedio en la meta blanca. Pero es que seis minutos después, el central de Orozko pudo conseguir el segundo de la tarde mediante un remate de cabeza que detuvo en dos tiempos Andrés.
El Real Madrid C no se encontraba. Rai y Melero no podían hacerse con el centro del campo y Fran Sol apenas recibía balones. La primera ocasión digna de mención por parte de los visitantes llegó pasada la media hora de juego. Fue un disparo forzado de Melero que José Carlos envió a saque de esquina. El mediapunta madrileño lo volvió a intentar con un peligroso lanzamiento desde el borde del área, que se fue rozando el larguero.
El balón para el Real Madrid C en la segunda parte; las ocasiones para el Laudio
La segunda mitad arrancó con un Laudio más metido atrás buscando los contragolpes. Una táctica que en otros encuentros le fue bien pero que siempre entraña riesgos. Por suerte, hoy la defensa rojiblanca se mostró muy seria y no dejó huecos a los madridistas.
El dominio del esférico en este segundo acto tuvo claro color blanco. Poco a poco la calidad madridista se fue imponiendo, abriendo el juego más a bandas y tratando de buscar faltas al borde del área. A su vez, el físico de los rojiblancos iba menguando debido al esfuerzo. En una de esas faltas Caballo lo intentó, encontrándose de nuevo con la segura respuesta de José Carlos.
Los minutos pasaban y Gay se desesperaba en el banquillo al ver que sus pupilos no conseguían abrir vías en el acorazado alavés. Dio entrada a Ramírez, un zurdo de buena técnica y gran disparo. Pero ni por esas. Es más, el Laudio en jugadas a balón parado llevaba peligro. En una de ellas Degre remató al lateral de la red. Fue antes de que llegase el segundo tanto rojiblanco, el de la tranquilidad.
Un gol muy al estilo inglés. Degre, con sus habituales saques de banda similares a un centro con el pie, colocó el balón en el área pequeña para que Muniozguren, muy hábil y limpiamente, se adelantase en el salto a un desacertado Andrés. El meta, tratando de paliar su grave error, pidió falta al colegiado. Pero sólo se ganó una tarjeta amarilla. Restaban seis minutos y el Laudio no permitió ni un acercamiento más del conjunto blanco. Defensivamente, hoy el equipo de Castelo fue un muro infranqueable, en el que destacó un inconmensurable Ander Artabe. Los tres puntos, merecidos e importantísimos, se quedaban en Ellakuri.