Bajo un intenso sol, mitigado en parte por el (ayer) leve cierzo ribero, Tudelano y Peña Sport medían fuerzas con dos objetivos bien dispares. Los blanquillos tenían en su mano cerrar virtualmente su permanencia ante sus vecinos de Tafalla, conjunto que llegaba sin presión alguna, simplemente con la premisa de mostrar una buena cara y disfrutar de uno de los últimos partidos que le quedaban por disputar en Segunda B, puesto que los tafalleses son equipo de Tercera desde hace tres jornadas.
Sin embargo, durante algunas fases del partido ambas escuadras parecían haber intercambiado sus roles, y eran los de zamarra azul quienes daban la sensación de necesitar los puntos. Los locales carecieron de la presión necesaria para competir, y su exceso de confianza les lastró en el momento de matar el partido.
La alineación inicial de la Peña presentaba alguna que otra cara ya conocida en el Ciudad de Tudela; entre ellas, la de su meta, Gonzalo Eraso, cuya actuación en la segunda parte fue decisiva para evitar el ansiado triunfo tudelano tras mostrarse algo menos acertado en la primera.
Un calco
A algunos espectadores les fue imposible no apreciar algunos paralelismos entre el partido de ayer y el de la ida. La Peña Sport hizo sentirse incómodo al Tudelano, atenazado, neutralizando cualquier clase de arranque impetuoso y retrasando al máximo la apertura de la lata por parte ribera.
Para evitar sorpresas desagradables de manera prematura, los foráneos salieron muy enchufados al partido, sin terminar de llevar la iniciativa, pero con las ideas claras. En lo que al apartado físico se refiere, los azules se exprimieron, sorprendiendo así a un Tudelano que a juzgar por su actitud, parecía no esperar tanta resistencia por parte de su rival.
Si bien es cierto que la falta de profundidad de los tafalleses les privó de disponer de más ocasiones claras, el intercambio de aproximaciones a las áreas fue constante durante la primera parte. La zaga visitante se empleó a fondo para achicar los balones llovidos a su área, mientras que el protagonismo en el área del Tudelano lo adquirió Zaparain, que se vio obligado a blocar varios balones envenenados.
El único aviso serio en la primera parte antes del gol llegó por parte local; Azpilicueta aparecía con fuerza desde la segunda línea para rematar a bocajarro al larguero un genial centro desde la izquierda. Cuando todo parecía conducir a una igualada al término de los primeros cuarenta y cinco minutos, aparecía Álex para anotar el primero. El ariete zaragozano se hacía en el 39´con un balón suelto en la frontal y soltar un derechazo que se coló por debajo del brazo de Gonzalo. Golpe de moral para los de casa, aunque la alegría se vio reducida por la lesión de Jordi Martí, que tuvo que ser sustituido antes del parón.
La reacción no se hizo esperar
La lógica invitaba a pensar que los de Tafalla tratarían de aguantar hasta el descanso para rehacerse después, pero no había tiempo que perder para los azules. Los últimos minutos del primer tiempo se disputaron en campo local, con el Tudelano replegado para defender su renta. Un par de faltas al borde del área pusieron en alerta a los de casa, mientras que el guión del partido se iba enrareciendo. Lejos de meter una marcha más, los blanquillos se fueron diluyendo y su juego, espesándose.
Tras la vuelta, más de lo mismo. La Peña Sport seguía aportando oficio y buenas intenciones mientras que el Tudelano esperaba para matar el duelo sin mucho esfuerzo. A punto estuvo de funcionar la pobre apuesta blanquilla en la segunda parte, pero Gonzalo apareció en dos ocasiones de manera providencial para salvar a los suyos, especialmente en la segunda, al atajar de manera casi milagrosa un remate de Álex en área pequeña.
El cansancio hizo mella en el conjunto tafallés, de manera que por un breve lapso parecía estar más cerca la sentencia ribera que la igualada, pero la Peña se guardó lo mejor para (casi) el final.
La ópera no acaba hasta…
Un sensacional centro medido al área en una jugada aislada, cuando en el crono corría el minuto 78, acabó con un testarazo más sensacional si cabe de Castán directo a las mallas. Dicho remate se produjo lejos de la portería y a una altura más que considerable, pero tanto el salto como el cabezazo fueron ejecutados a la perfección, al contrario que la estirada de Zaparain, que a pesar de ser también espectacular, resultó en vano.
El tanto del empate destrozó al Tudelano, incapaz de reaccionar ahogado por el reloj y la reacción que desencadenó en su público. Aún pudo ser peor para los de casa y así lo reconocía Mandiola más tarde en rueda de prensa, pero la Peña no pudo aprovechar ninguna de las contras de las que dispuso en las postrimerías del choque.
Al final, reparto de puntos, completamente insuficiente para los locales y honroso para la Peña. El Tudelano se dio de bruces con la dura realidad y tendrá que puntuar ahora en al menos dos de los partidos que le quedan para no ver en serio peligro el trabajo conseguido durante toda la segunda vuelta.