Ha llegado el momento que todos quieren evitar, la eliminatoria más dolorosa. Aquella a la que los equipos se enfrentan con el miedo en el cuerpo, sabedores de que una desafortunada jugada o el más mínimo detalle te pueden condenar. Conscientes de que cinco minutos de despiste te pueden llevar a la más cruel de las desdichas: el descenso.
Con la ida en el Nuevo Mirador de Algeciras y la vuelta en el estadio de Mestalla (el estadio Antonio Puchades de Paterna está en obras), el equipo andaluz y el filial blanquinegro se jugarán la vida en 180 minutos.
Como llegan
El Algeciras realizó una gran primera vuelta y hace unos meses parecía no correr peligro, pero una racha final de cinco partidos sin conocer la victoria ha llevado al equipo de Manolo Sanlúcar a tener que jugarse los cuartos en una eliminatoria a cara de perro con el Valencia Mestalla.
Desde que se impusiera por 2-0 al Linense, en abril, el equipo andaluz ha cosechado tres derrotas y dos empates. En casa del Sanluqueño cayó 2-1, contra el filial del Granada 1-2. En casa del Sevilla Atlético logró sacar un valioso empate (1-1), pero en la penúltima jornada y frente al Cartagena, una nueva derrota complicó su existencia hasta el punto de hacer inútil el punto conseguido en casa de La Roda en la última jornada.
El Valencia Mestalla, sin embargo, llega a la eliminatoria con unas sensaciones diferentes. Curro Torres se hizo cargo del equipo en la jornada 34 y, a pesar de no haber conseguido evitar los Playouts, sí ha logrado mejorar notablemente el juego del equipo.
En su debut como entrenador, el equipo goleó al Huracán Valencia (3-0) mostrando una gran imagen que invitaba al optimismo. Posteriormente la derrota en casa del Lleida, el empate ante el Prat y sobre todo la derrota contra el Espanyol B hicieron que el cuadro ché llegara a la última jornada sin opciones de conseguir la permanencia directa. Debía puntuar para jugar los Playouts, y venció remontando el tanto inicial del Sant Andreu (2-1).
Se espera una eliminatoria apasionante, entre dos equipos que quieren quedarse en Segunda B y venderán cara su piel.