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La bestia no era para tanto

El Espanyol B se perdió contra un Badalona efectivo pero timorato. Grima y Balda marcaron los goles escapulados que les alejan de la zona baja. Por otra parte el Espanyol B se sigue en la pelea por el liderato, eso sí, en una lucha en la que cada vez hay más contendientes.

La bestia no era para tanto
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Por Héctor Farrés

Ni de blanquiazul ni de morado, los periquitos saltaron al campo de amarillo. Encima, con toda la publicidad que luce el primer equipo. Parecía improvisado, pero valía para diferenciarse del azul que vestían los jugadores del Badalona. El que no cambió de vestimenta fue Planagumà. El técnico catalán no se fiaba ni un pelo de los escapulados y vistiendo de amarillo todo iba a salir mal.

Una gran parte de la afición betulana creía que el Espanyol B iba a pasarles por encima. Que les iba a machacar como hizo con el Reus o el Zaragoza B. Que de ahí no había ningún punto que rascar. Pero como cada partido es un mundo todos aquellos pesimistas se iban a dar de morros contra el suelo. Desde el primer minuto se vio un Espanyol B diferente, sin ideas.

Marc Fernández se quedaba sin campo cuando le perseguía Amantini y cuando tenía la oportunidad de centrar la enviaba al otro lado de la autopista. Pirulo corrió la misma suerte cuando el central argentino se interpuso en su camino aunque un par de veces – sólo un par – consiguió dejarlo atrás. Luque desapareció y Jordán Jordán estaba en el Limbo. Por supuesto Jairo tampoco apareció y solamente los zagueros y Llonch salieron al quite ante las embestidas del Badalona.

Planagumà miraba la tragedia desde la banda y de vez en cuando desde dentro del campo. No podía más. Por más que gritase no había manera de enderezar el rumbo de un barco que naufragaba. Su colega escapulado, Manolo González, estaba tranquilo porque el Badalona hacía su trabajo pese a no chutar.

El filial se pierda en tierras betulanas

El expediente B estaba a punto de ser enviado al Área 51 de quién sabe dónde. Ahí, entre los archivos de avistamientos de UFOs y carpetas con imágenes de Godzilla, iba de cabeza el peor partido de la temporada del conjunto periquito. El del Badalona, quizás no el mejor, pero sí hizo uno de los partidos más efectivos.

Mientras, Planagumà se atusaba la barba y se sujetaba la cabeza con un brazo mientras sostenía ese mismo brazo con el otro. Estaba callado. Qué miedo. Se avecinaba algo muy feo. Planagumà estaba hibernando, acumulando energía, vaya. Un balón perdido en la medular lo desató todo.

Los brazos del técnico catalán giraban y giraban sin parar. Una pierna iba para un sitio y la otra para el otro. Las gotas de agua saltaban rabiosas de su tupida barba. Acabó un metro dentro del campo gritando verdades como puños. El linier se dio cuenta de la rebeldía de Planagumà y le pido por trigésimo cuarta vez que volviera a su sitio. Planagumà se tranquilizó en un abrir y cerrar de ojos y le contestó: “Tiene razón, lo siento”.

Pero Planagumà es como es y tardó un giro de linier en volver a las andadas. Le gusta y se gusta. Pone cara de emoji – la última de la segunda fila – y vuelve al trabajo, a su trabajo. Exige que Jordán se meta en el partido pero tampoco surte efecto. Otra pérdida. Koke saca una mano sideral y en la acción siguiente Fran Grima se ve con confianza y espacio – sobre todo de esto último – para pegarle muy duro al balón. El cuero impactó levemente en el pie de Raíllo y esquivó la estirada de Koke para ir muy cerca del palo. Euforia desatada en el Municipal de Badalona y en la acera de enfrente, donde los más pillos miraban por encima de un pequeño muro.

El Badalona despliega toda su efectividad

Tras el paso por los vestuarios Lluís Planagumà salió sereno; con la mandíbula hipertrofiada de no parar de hablar en todo el rato. El técnico catalán puso las cosas en su sitio. La debacle no fue para tanto en la segunda parte ya que el Badalona entregó el balón al Espanyol B y dejó que los periquitos jugaran con tranquilidad.

Aunque el juego saliera ahora la puntería seguía siendo esquiva. Planagumà estaba solo e hizo una nueva amiga. Una pequeña botella de agua no se separó de sus manos. Daba pequeños sorbos mientras Llonch tiraba del equipo y las bandas centraban a discreción. La situación comenzaba a desesperar al entrenador periquito y el asunto se volvía cada vez más serio. Pirulo comenzó a llamarse José Antonio y ese es un mal síntoma.

El Badalona estaba posicionado perfectamente en defensa donde Amantini mantenía a raya a Pirulo, Marc Fernández o cualquier valiente que se le pusiera por delante. Abraham hacía de las suyas también y en varias ocasiones los blanquiazules le trastabillaron por detrás. El partido se estaba poniendo duro.

En una de las ocasiones en las que el Espanyol B tenía acorralado al Badalona los locales se las ingeniaron para montar un contragolpe certero. Mucho escapulado dentro del área periquita tenía que acabar en gol. Así fue. Tras mucho rebote y una parada salvadora de Koke el ecuatoriano Manu Balda se encargó de sentenciar el encuentro empujando el balón mientras el portero malacitano estaba en suelo.. Sin mucho esfuerzo el Badalona había marcado dos goles y había inhibido el poder ofensivo espanyolista.

Planagumà cogió la botella y le propinó una serie de golpes mortales contra el banquillo para dejarla irreconocible, tal y como estuvo el Espanyol B en su visita a Badalona. Las prisas hicieron que el filial espanyolista dispusiera de varias oportunidades, con buenas intervenciones de Mamadou, pero que finalmente acabaron en nada. Planagumà felicitó al rival, metió sus manos entumecidas por la lluvia en los bolsillos, una última cara de emoji y puso rumbo al Trono de Hierro.

Badalona (2) Espanyol B (0)
Marcos 5 Koke 6
Vega 6 Rober 5
Amantini 7 Raíllo 5
Sierra 6 Héctor 5
Grima 5 Duarte 5
Prior 6 Llonch 6
Carracedo 6 Jordán 4
Toni Lao 6 Luque 4
Balda 6 Marc Fernández 4
Abraham 7 Pirulo 4
Torres 6 Jairo 4
Substitutos
Lulu 5 Mamadou 6
Matamala - Navarro -
Esteva - Sales -