Diego Peláez nunca ha negado ser un jugador "sin gol". Pero O Mago lo decía con la boca pequeña, esperando poder corregir esta tara y comenzar a golear como los grandes jugadores de segunda línea. Tal vez se lo propuso, tal vez haya sido fruto del trabajo, o simplemente de la casualidad, pero la realidad es que el gallego está completando unos buenos registros goleadores. En otras temporadas, le achacaban esa falta de puntería, pero en esta campaña no es posible criticarle eso.

Ya que no tenía excesiva capacidad goleadora, elegía los escenarios o partidos importantes para hacerlo. El gol en El Sardinero de la pasada temporada, o los que ha marcado al Burgos y al Oviedo esta campaña son muestras de que el gol se alía con él en los mejores lugares o con la mayor estética posible. Mediapunta pasador, que busca el hueco entre líneas, está comenzando a ser él el que encuentra el pasillo para el desmarque y no para el pase, lo que le está dando muchos réditos tanto a la Cultural como a él mismo.

Un camino de rosas y espinas

Sin duda, este 2015 es ya su mejor año goleador. Desde que salió de las categorías inferiores del Celta, su periplo por el fútbol gallego ha sido de muchos quilates pero pocos goles. Todo comenzó en el Céltiga, en 2009, un equipo de la isla de Arosa que militaba en la Tercera gallega. Era su primera experiencia fuera de la órbita celeste y solo logró anotar un gol. Después puso rumbo al filial del Pontevedra, donde continuó en la misma categoría y logró cuatro goles.

Tornero y Peláez ya coincidieron en el Coruxo en la temporada 2011/2012

Siguió su camino por el fútbol pontevedrés y recaló en el Alondras, equipo de Cangas de Morrazo también de Tercera División. Allí repitió su marca goleadora, cuatro tantos, y su buen hacer general le permitiría dar el salto a Segunda B. El Coruxo se interesó por este joven mediapunta y Peláez volvió a probar suerte en la ciudad donde empezó todo, Vigo. En el cuadro verde coincidió por primera vez con Tornero, otro de los fichajes de los vigueses. No tuvo su mejor temporada allí y solo logró anotar un gol.

Su gran oportunidad llegó ese mismo verano. La SD Compostela, que estaba en Tercera División, le quería para formar una sociedad letal con Joselu y lograr el ascenso a Segunda B. Peláez aceptó sin pensárselo dos veces y su asociación con el delantero coruñés resultó ser un éxito. El ariete llegó a los 32 goles, O Mago se quedó en tres, todos en el tramo final de campaña al Cerceda, Narón y As Pontes, pero el equipo ascendió.

En Segunda B, el reto iba a ser aún mayor. Joselu y Peláez eran dos de los pilares del equipo. Los santiagueses lograron la permanencia, mientras el delantero marcó 30 goles, la mayoría de ellos a pase del vigués, y fue el pichichi del grupo. El mediapunta, en cambio, solo anotó uno pero lo hizo en el mejor escenario posible: El Sardinero, estadio del líder, ante 16.000 espectadores.

Eclosión goleadora en la Cultural

Este verano llegó a León con el objetivo de seguir progresando. Con más libertad para llegar y disparar, Peláez pensó que podría mejorar sus registros goleadores. Pero, acostumbrado a anotar en partidos complicados o escenarios especiales, esta vez no iba a ser diferente. Su primer gol con la camiseta culturalista será recordado por muchos. Su gol en Burgos desde el centro del campo oposita a ser uno de los mejores de la temporada.

El segundo de sus tantos llegó cerca de casa. Con el partido ya resuelto para el Racing de Ferrol, que ganaba 3-1 en A Malata a los leoneses, Peláez maquilló el resultado en el descuento con un gol de delantero, rematando de primeras un pase atrás de Viti. No tardó mucho en marcar el tercero, concretamente tres semanas. El Lealtad ganaba 1-2 en el Reino de León ante el enfado de la grada, pero el vigués apareció en el último suspiro para cabecear como bien hacía Joselu a sus centros, y empatar el partido.

No volvió a probar las mieles del gol hasta 2015. Fue en su casa, en Santiago, donde marcó el 0-1. Peláez aprovechó un mal rechace del portero rival, Marqueta, en un córner para empujar el balón a gol. Por último, este domingo anotó el último gol por el momento. La maravillosa pared con Aketxe en el Tartiere aúna todas las condiciones de sus goles: un escenario importante, un gol vistoso y trascendente en el marcador. Uno de estos tres aspectos siempre se cumple, pero en Oviedo fusionó todos ellos para marcar el quinto tanto de su temporada.

Esta es la campaña más goleadora de Peláez y todavía quedan 15 partidos de liga. O Mago aprendió hace tiempo a usar la varita para encontrar recovecos imposibles entre las defensas rivales y enviar balones ahí para que sus compañeros los aprovechasen. Ahora, le ha encontrado una nueva utilidad: los goles.