Esteban es, por derecho propio, una leyenda para el oviedismo. Tal y como recordaba Diego Cervero el pasado lunes en las celebraciones por el ascenso del conjunto carbayón, el guardameta avilesino renunció a un contrato en Primera División con la Unión Deportiva Almería para ayudar al equipo de su corazón a salir de una vez por todas del pozo. De esta manera el portero se convertió en la piedra angular del proyecto del Grupo Carso para volver al fútbol profesional.

Con el objetivo cumplido, las celebraciones comenzaron a aparecer por toda la ciudad de Oviedo. En uno de los muchos festejos, Esteban, micrófono en mano, reconoció que tan solo había llorado dos veces por motivos futbolísticos, ambas ocasiones con el Real Oviedo como protagonista.

La primera de ellas data del 17 de junio de 2001, el conjunto de la capital del Principado de Asturias se jugaba su permanencia en la máxima categoría del fútbol ante el Mallorca en Son Moix. El equipo balear se imponía por 4-2 y los azules descendían a Segunda División, al terminar el encuentro, un joven Esteban lloraba desconsolado por la aciaga culminación de la temporada.

Una de las primeras personas en intentar calmar al avilesino fue el por entonces entrenador del Mallorca, Luis Aragonés que con anterioridad había sido técnico del portero en el conjunto carbayón. El Sabio de Hortaleza trataba de recomponer al portero con palabras de aliento que en ese momento fueron estériles.

Esteban consolado por Luis Aragonés. (Foto: www.realoviedo.info)

El 19 de mayo de 2005, Esteban se despide del Carlos Tartiere, los azules ya sin opciones por ascender pierden por 0-2 ante el Gimnástic de Tarragona en el partido que supone el adiós del portero avilesino al marcharse al Atlético de Madrid.

Nueve años después, Esteban vuelve a enfundarse la elástica del Real Oviedo en partido oficial, para la ocasión en el partido ante el Sporting B, el guardameta luce una camiseta rosa que con el paso de las jornadas se convirtió en una de las más vendidas ya que el tirón del ex del Almería fue sumamente elevado, solo hace falta remitirse al día de su presentación, a la que acudieron más de 3000 personas.

Unos meses después, el Oviedo va cumpliendo objetivos y queda campeón de su grupo, oportunidad de oro para que los azules vuelvan al fútbol profesional. El bombo depara que el rival a 180 minutos será el Cádiz, la ida se salda con empate a un gol, los amarillos parten con ventaja para la vuelta.

El Ramón de Carranza sería el escenario donde Esteban volvería a llorar por el Real Oviedo, esta vez el motivo fue totalmente distinto. Los carbayones, gracias al cabezazo de David Fernández, ganaban la eliminatoria y tras 12 años volvían al fútbol profesional, unas lagrimas de alegría que nada tienen que ver con las de Mallorca.

Con 39 años, a Esteban aún le queda un año de contrato con la entidad azul por lo que la próxima temporada volverá a defender la portería de los carbayones. Este ascenso supone el triunfo definitivo del componente emocional que le llevó a volver a llenarse de barro por amor a sus colores.