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El presidente de la Federación de Fútbol de Castilla-La Mancha intenta argumentar la compensación económica de La Roda tras su inclusión en el grupo IV en la propuesta de grupos presentada y aceptada por la Comisión de Clubes de 2ªB.

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Antonio Escribano, junto a Ángel Villar, el día de su reelección | FOTO: rfef.es
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Por José Manuel Pérez

El pasado lunes medios de prensa escrita y radio de Castilla-La Mancha se hacían eco de las manifestaciones del presidente de la Territorial de fútbol, Antonio Escribano Ramos, a propósito de la polémica compensación económica que percibirá de la Federación uno de sus equipos, La Roda C.F., tras aceptar su inclusión en el Grupo IV en la propuesta de grupos para la próxima temporada 2016/17 , que si nadie remedia, será ratificada el jueves 14 de julio en la Asamblea de la RFEF.

Las breves líneas escritas y el audio emitido bastan para hacerse una idea de la línea argumental en la que el máximo representante de los clubes castellano-manchegos se escuda para intentar, en balde, zanjar la polémica suscitada tras la confirmación en datos estadísticos de que las distancias que debe recorrer el equipo de La Roda con la nueva composición de grupos no justifican por sí solas la compensación económica de cerca de 25000 euros que recibirá a cambio. 

En primer lugar Escribano reitera que “se trata de un acuerdo entre los clubes” en el que “cada año le toca a uno salir”. Conviene remarcar la idea de “acuerdo”, lo que significa que no hay obligación sino consentimiento o aceptación de la propuesta que dos días antes de la reunión de la Comisión debía de remitir la Territorial manchega, y también que son los “clubes” como si el presidente quisiera desmarcar a su Federación del pacto alcanzado entre Albacete, Toledo y Socuéllamos para mantenerse en el grupo II a costa de la marcha de La Roda.

A continuación se precisa que “la compensación a La Roda no es por kilometraje sino por división”, un concepto no aclarado desde el día 4 que fue aprobada la propuesta, y que surge curiosamente poco después de que vieran la luz datos como los que se publicaron recientemente en VAVEL  que demuestran que no sólo los 10 equipos vascos superan los kilómetros extraordinarios que supone la propuesta aprobada, sino que los navarros los multiplican por cuatro veces más. Estos hechos probados han hecho desistir del argumento de la “ayuda para sufragar los viajes”, a un presidente de la FFCM que ha obviado mencionar la existencia de una propuesta alternativa que no contemplaba la “división” de ninguna comunidad autónoma, y que permitía a los cuatro equipos de Castilla-La Mancha jugar juntos en el mismo grupo.

Acto seguido, el presidente electo por sexto mandato consecutivo en la Territorial castellano-manchega afirma que se trata de una compensación por la separación de La Roda del resto de los equipos de la Comunidad, “por el aislamiento y la pérdida de taquillajes" que ello genera. Sin duda no miente el sr. Escribano si nos atenemos a la expectación que pueden generar tres derbis castellano-manchegos ante Socuéllamos, Toledo, y sobre todo la vecina Albacete, con el gran derbi provincial del que se verá privada la sufrida afición rodense.  Un sentimiento de aislamiento, a menos de 40 kilómetros del equipo de la capital, que seguramente generará empatía con el que van a vivir los cuatro equipos navarros en el Grupo I por segundo año consecutivo. Dichos equipos perderán las taquillas de hasta diez desplazamientos cercanos desde Euskadi, además del de la UD Logroñés, que con la propuesta aprobada tampoco les acompañará el próximo curso futbolístico.

Quizás con el objetivo de dar normalidad al asunto, alude Escribano al carácter “habitual” de una compensación “para los equipos que son separados de su comunidad”. Le falta recordar al dirigente, cuántos equipos, además del Cacereño el año pasado, han recibido en años anteriores este tipo de ayuda, sin ir más lejos el Lleida o La Muela en el grupo segundo como casos más recientes y cercanos, o el propio equipo de La Roda jugando en el grupo IV temporadas atrás. Y en todo caso no debería obviar que en esos precedentes no consta que la separación surgiera de la propuesta de la propia Territorial a la que pertenece el equipo, sino que, como el año pasado ocurrió con la separación de Cacereño, Mérida y Villanovense, dicha separación fue ajena y contraria a la propuesta de la Federación Extremeña de Fútbol.

En un intento de dar legitimidad a tan singular compensación, el presidente de la FFCM sostiene que dicha compensación “fue aprobada y votada por los 79 equipos restantes de la categoría”, dato categórico que no nos atrevemos a negar pero que cuesta creer al menos en lo que respecta aproximadamente a una quincena de los equipos de la Segunda División B que van a sufrir y se quejan del agravio comparativo que supone tanto la distribución de grupos por un dudoso criterio de proximidad geográfica, como el trato que se dispensa al equipo que ha resultado decisivo para que cuadrase la estrategia diseñada desde Castilla La Mancha.