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Delirio copero en Cintruénigo

El conjunto navarro, de Tercera División, firma una de las mayores gestas de su historia tras una vibrante tanda de penaltis (6-5) y avanza a la siguiente ronda. Ricardo fue el héroe, deteniendo dos penas máximas en medio de un ambiente de auténtica fiesta.

Delirio copero en Cintruénigo
El sector más joven del público no ha cesado de animar ni solo instante. Foto: C.A. Cirbonero
ciudaddelcemento
Por David Arellano

El pez chico mató al grande. Lo infartó. De la forma más agónica posible, con los once metros como juez final de una batalla descafeinada en cuanto a juego pero enormemente rica en lances, en pugna y en coraje. Este coraje lo puso, en su mayor parte, el Club Atlético Cirbonero, un pujante equipo del grupo navarro de Tercera División, en pleno crecimiento institucional y que últimamente anda escribiendo las páginas más doradas de su humilde historia.

Cintruénigo, una localidad navarra de 8000 habitantes, poco o nada estaba acostumbrada a citas de renombre, pero la tarde-noche de hoy en el municipal ribero no será sencilla de olvidar. Tampoco lo será para la Ponfe, a la que el inicio de temporada no se le deja de atragantar. Los de Manolo Herrero no hallaron precisamente un bálsamo en la Copa, competición de la que han dejado de formar parte a las primeras de cambio.

Alineación inicial de los de Herrero. www.infobierzo.com
Alineación inicial de los de Herrero. www.infobierzo.com

Las diferencias técnicas de nivel hoy brillaron por su ausencia y el partido se dirimió en las alturas. Ni el Cirbonero quiso el balón ni los bercianos pudieron hacerse con él. Los noventa minutos, así como los posteriores treinta del extra, fueron una lucha sin cuartel. Pero fueron lucha, lucha pura. Los locales, conocedores de cada palmo de su particular ring, no cedieron un sólo centímetro a sus invitados castellanos, que no se sintieron cómodos en ninguna fase del encuentro y así, entre despejes y pelotazos, irían corriendo los minutos. 

La contienda dio comienzo con una gran dosis de ímpetu por parte de los blanquiazules, espoleados por su público. Más de 800 personas se habían dado cita, muchas de ellas casi una hora antes del inicio, en una entrada muy superior a la habitual afluencia en el San Juan. La Ponferradina, sin llegar a enseñar las uñas, se hacía respetar por su presencia y entidad, apaciguando pronto el descaro inicial de los anfitriones con algunas jugadas a balón parado. 

Tras los compases iniciales se instauraría la tónica dominante durante el resto del duelo y los desplazamientos en largo se convirtieron en una constante. El Cirbonero se mostraría muy hábil en las caídas de balón, pero no terminó de acertar con las intentonas a la espalda de los del Bierzo. Además, la zaga cirbonera ganó por completo la partida a los atacantes de la Ponferradina y se deshizo con mayor o menor dificultad de cualquier situación de riesgo. La Ponfe no supo encontrar el camino y acabaría pagándolo caro.

www.infobierzo.com
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El paso del tiempo fue acuciando a la Ponferradina, poco interesada en tener que disputar media hora más de juego, por lo que el último cuarto de hora de partido se disputó prácticamente por completo en terreno de los locales, que no cesaron de achicar pelotas. La prórroga era una realidad y el guión no cambió. Quiso resolver la Ponfe el entuerto de una vez por todas, antes de verse obligada a jugárselo a la ruleta rusa, pero para aquel entonces los pupilos de Vázquez se habían hecho muy fuertes a pesar de que las energías comenzaban a escasear.

La conclusión del tiempo extrarreglamentario, aún con la igualada reinando todavía, fue celebrado prácticamente como una victoria por la multitud congregada en las instalaciones cirboneras, sin embargo, lo mejor estaba aún por llegar. La magia aparecería definitivamente en la muerte súbita, en la que el cancerbero local, Ricardo, pasaría a formar parte de la historia del club albiazulino. Para el asombro de todos los allí presentes, el segundo lanzamiento del club navarro también correría a su cargo. Y lo transformó con potencia.

Los diez primeros lanzamientos habían terminado dentro de las mallas, y la tensión en el San Juan estaba alcanzando cotas insospechadas cuando, Ricardo detuvo con una gran estirada el sexto chut de los de Ponferrada; un espectacular estallido de júbilo daba paso al primer matchpoint favorable a los riberos, pero Olmedo leyó las intenciones de Rubén para seguir manteniendo las tablas. Cuando el graderío temía lo peor tras errar tamaña oportunidad, Ricardo Viamonte lo volvió a obrar. Paró el tiro de Cidoncha para hacer volar nuevamente a la grada del San Juan y disponer a los suyos de una nueva bola de partido. En esta ocasión, el capitán local, Isi del Río, no lo dejó escapar. Reventó la bola y desató el éxtasis en Cintruénigo. 

Lo que vino después fue pura fiesta y emoción. La invasión de campo y un enorme pasillo a los protagonistas de la hazaña serían el colofón para la primera entrega de la aventura cirbonera en la Copa. La siguiente cita para los exultantes pupilos de Sergio Vázquez será dentro de una semana en A Malata, donde les espera nada más y nada menos que otro histórico del balompie español, el Racing de Ferrol.