Ricky Rubio es un jugador que llamó mucho la atención en Estados Unidos cuando llegó a la liga por primera vez. Una joven promesa que había estado compitiendo con profesionales desde que era niño, tenía que demostrar su valía en la mejor liga del mundo. Un base con una visión de juego excelente y un gran pasador. ¿Qué podrá salir mal? Bueno; si no habéis estado muy metidos dentro del mundo del baloncesto en los últimos seis años, puedo asegurar que no han salido las cosas como él esperaba.
Las continuas lesiones en periodos vitales de su crecimiento como jugador y el tener que adaptarse a cantidad de entrenadores en Minnesota, le ha pasado factura indudablemente. Ahora, llega a los Jazz con ganas de convertirse en la estrella que prometía ser.
A pesar de la salida de Gordon Hayward a Boston, la gran estrella de un equipo con poco mercado dentro de la NBA, sigue habiendo vida en Salt Lake City. Tienen jugadores talentosos que pueden luchar por uno de los últimos puestos de Playoffs de una Conferencia Oeste que se presenta más salvaje que nunca. Las intenciones de los miembros de la plantilla de los Jazz, han sido claras durante el Media Day.
Rodney Hood confirmó su deseo de convertirse en el jugador más mejorado de la temporada, Derrick Favors y Alec Burks parecen estar sanos y Donovan Mithcell apunta a uno de los mayores robos del Draft que se recuerdan. Y como no, Rudy Gobert, uno de los mejores defensores de la liga. No parece todo tan negro a pesar de perder a su gran estrella y máximo anotador del equipo. Hay muchas razones por las que debemos estar pendientes de este conjunto, una franquicia que está en las manos de Ricky Rubio.
Nadie espera mucho de Utah tras una pérdida de tal calibre, y pueden jugar con ello a su favor. Ricky Rubio y sus compañeros pueden dar un golpe sobre la mesa inesperado para seguir manteniendo la ilusión en los aficionados que acuden asiduamente al Vivint Smart Home Arena. El base de El Masnou está en el lugar perfecto para encontrar esa estabilidad que nunca consiguió en Minnesota.
Tiene a un entrenador y cuerpo técnico que confían en él y lo ven como la estrella del proyecto, a diferencia de lo que ocurría en Minneapolis, donde todos los años estaba en conversaciones de traspaso para acabar en numerosos equipos de la liga. Eso ya ha cambiado y podrá contar con esa confianza de sus superiores para demostrar su habilidad en la pista.
Uno de los factores claves en esa búsqueda por la estabilidad, es tener en el banquillo a un entrenador como Quin Snyder, uno de los mejores de toda la NBA. Ha tenido que adaptarse a diferentes estilos de juego en los Timberwolves, donde ha estado a las órdenes de Rick Adelman, Flip Saunders, Sam Mitchell y Tom Thibodeau.
Snyder parece ser el hombre llamado a reavivar la carrera de Rubio. Sus declaraciones durante el Media Day han dado mucho que hablar debido a su temprana complicidad. “Solo llevo dos meses siendo jugador de los Jazz, pero ya he hablado con Quin más que con ningún otro entrenador que haya tenido”.
No hay nadie en el mundo que quiera que Ricky Rubio triunfe más que la organización completa de Utah Jazz. Lo consideran como la estrella de este nuevo proyecto, y podríamos ver su mejor temporada hasta el momento a pesar de que la última fue, de lejos, la más exitosa para él. No sería la primera vez que vemos como Snyder vuelve a dar vida a un base que llevaba estancando durante varios años.
El claro ejemplo está en la pasada temporada con George Hill, quien no parecía continuar con una buena dinámica en Indiana y con solo una temporada bajo sus órdenes, se convirtió en uno de los mejores agentes libres del mercado. Hay muchas expectativas puestas en Ricky.