La historia entre Gimnasia y Boca volvió a repetirse.  Distinto escenario pero con los mismos protagonistas. Tal es así que como en el encuentro disputado en el Socios Fundadores, la jornada anterior, Juan Manuel Rivero, ex Boca, fue el hombre de la noche.

El alero anotó 20 puntos que sirvieron en la victoria del Verde y para que la dirigencia xeneize se pregunte por qué lo dejó ir.

Como sucedió en el partido pasado entre estos equipos, a diferencia de que en Comodoro Gimnasia ganó con un triple en el final, el "Pitu" fue figura durante todo el cotejo.

Un inicio muy parejo con un tanteador alto. Tanto los dirigidos por Ronaldo Córdoba como los comandados por Gonzalo García tuvieron un arranque bueno en la ofensiva. Además de Rivero, en la visita fueron importantes los extranjeros Olouis Mccullough y Matthew Shaw, ambos con 16 unidades. En Boca, Fotios Lampropoulos (17 pts) y Oscar Funes (11 pts) fueron los máximos anotadores. A pesar de las igualdades en el juego, la visita se quedó con el primer cuarto (23-22).

El segundo período fue el punto de quiebre del partido. Gimnasia arrancó encendido y, de la mano del base Nicolás de los Santos (11 pts), metió un parcial de 22-10 para sacar 13 puntos de diferencia. El conjunto xeneize cometió errores en ataque y no estuvo consolidado en defensa.

Luego, el encuentro retornó a lo que fue en el comienzo del match: ataque por ataque y juego dividido, aunque siempre los chubutenses estuvieron arriba en el marcador. Finalmente, haciendo valer su presente en la Liga Nacional, Gimnasia venció de nuevo a Boca pero esta vez fue con un resultado más extenso (88-71).

Con este triunfo, ya seis de forma consecutiva, el equipo de García se ubicó tercero en la Conferencia Sur. Mientras que el Auriazul, con sólo tres ganados, no sale de las últimas posiciones y preocupa.

Pero metiéndonos de lleno en el principal protagonista, el "Pitu" vivió un enfrentamiento especial. Pisó la Bombonerita, casa del club de sus amores, y fue el jugador destacado. El alero, en poco tiempo, pasó de ser un jugador boquense a convertirse en su verdugo. Y sí, otra vez Rivero.