No hay mal que por bien no venga. El susto y las crisis han generado que muchos planteles encuentren su verdadero motivo para vivir y afrontar los grandes vendavales de la vida. No tomar recaudos y dejar que un equipo de básquetbol se levante anímicamente a partir de una resiliencia notable, es un error que pagó caro Olímpico frente a San Martín de Corrientes

El "Negro" Bandeño vivió una historieta de amor, al mejor estilo "Alicia y el País de las Maravillas" cuando ganó el primer juego en Corrientes. Esto suele ser un síntoma triplemente favorable si se quiere extraer la máxima ganancia de una serie de alto voltaje. Los críticos, analistas, obsesivos y los fanáticos del básquetbol esperaban emociones, secuencias de alta tensión, "situaciones límites" que hagan que todas las crónicas de las revistas y medios de comunicación dedicados al básquet pinten, como cual paladín del impresionismo rimbonbante de Monet, todo el escenario de este hermoso deporte.

Sin embargo, la llegada de la violencia fue un interruptor del libre sentir del básquetbol en escala de playoffs. El arma, el atemorizar, los modos de interpelar a un grupo humano dedicado y, por sobre todo, centrado en obtener el premio de la Liga Nacional, el atropello a la razón (como alguna lo vez lo manifestó Enrique Santos Discépolo) fueron condimentos que hacían presagiar una demora en la serie, pero con razón. "El arma las carga el diablo", suelen asegurar los escritores best-seller dedicados al suspenso político- militar tales como Frederick Forsyth y Tom Clancy. 

¡Si! esa escalada de violencia tan replicada, tan impune y tan avasalladora se hizo presente en un deporte que si por algo se destaca es por su espíritu competitivo y sano. Esto fue contraproducente y, al mismo tiempo, fue benefactor del estado basquetbolístico con el que afrontó el resto de la serie San Martín de Corrientes.

Olímpico fue un rival de respeto y de mucho calibre a tal punto que el equipo del "Fortín Rojinegro" prefería otro contrincante y recien verse las caras con el equipo de Fernando Duró en la final de la Conferencia Norte. Está claro que, teniendo en cuenta esto, los tiempos del básquetbol son distintos al del hincha promedio. 

El panorama basquetbolístico que se desarrolló en el estadio Vicente Rosales constaba de un juego interno que tuvo a Jeremiah Wood, Justin Williams y David Nesbitt batallando por la supremacía del area de influencia del cesto. Desde el área de creación, gestación y génesis Lucas Faggiano fue clave con 25 puntos, al igual que Juan Pablo Cantero quien dio 4 asistencias pero fue vital en cuanto al tiempo y espacio en el manejo criterioso de la posesión de balón. 

En el segundo cuarto Lescano, Aguerre y Cantero fueron letales desde la linea perimetral y fueron una variante estupenda para Sebastián González. Inmediatamente, y ni lerdo ni perezoso, la experiencia de Diego Guaita y Adrián Boccia hizo emparejar el partido. Las limitaciones y falta de equilibrio defensa/ofensiva hizo trastabillar al "Negro" bandeño e hizo que apareciera como fuente de gol en la zona interna un experimentado como Damián Tintorelli. 

En el segundo tiempo, Olímpico entró en el gol por gol teniendo como máximas referencias a un Bocca intratable y a un contundente Nesbitt. A raíz de eso, el conjunto sanmartiniano sacó las armas pesadas al juego y congeniaron para concretar la victoria que los catapulte para la final de la Conferencia Norte. 

Lucas Faggiano y Leonardo Mainoldi hicieron olvidar el inframundo de la violencia para que el básquet recupere el olimpo perdido y regrese al monte celestial de donde nunca tendría que haber salido.

VAVEL Logo
Sobre el autor