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Cien años de historia

El Club Atlético Lanús celebró el centenario de su nacimiento. 100 años en los que pasó de todo: desde su fundación, los Globetrotters, los Albañiles, los 7 descensos y los 8 ascensos, las dos copas internacionales y el torneo local del 2007. En este informe, un breve repaso de lo que vivió el pueblo granate.

Cien años de historia
Foto: Club Lanús
lucasbarre
Por Lucas Barreña

Inalcanzables serán las líneas que resuman semenjante historia del club de barrio más grande del mundo. Sería imposible abreviar 100 años en un artículo, aunque siempre haya momentos para destacar. Buenos o malos, pero, en fín, históricos. Los goles de Luis Arrieta o Gilmar Villagrán. Las presencias de José Felipe Perassi o Juan Héctor Guidi. Una institución que salió del fondo y, gracias a su gente, volvió hasta arriba para conquistar América.

Todo comenzó el 3 de enero de 1915. Los vecinos del barrio de Villa General Paz se juntaron para crear un club. Algo que los represente y, principalmente, les satisfaga sus necesidades, marginados de la Capital Federal por el terraplén que creo una crecida del Riachuelo. Comerciantes, profesionales, políticos y hasta jugadores fueron los que encabezaron la idea. Las cabecillas de un grupo que generarían el cambio para la ciudad.

Días después, Miguel Usaray, concejal, fue nombrado Presidente del Club Atlético Lanús. Un mes más tarde, la institución de Miguel era poseedora de un campo de deportes envidiable para cualquier semejante. Al año, Lanús tenía más de 600 socios, un promedio de dos socios por día.

El popular logotipo de la institución sería creado por Carlos Pointis, el arquitecto del barrio que colocó las iniciales C, A y L de una manera extraña que prevalece hasta el día de hoy, con algunas modificaciones, aunque breves, dentro de un circulo de color granate. Ese granate que para el jerga dejaba de ser un color para transformarse en el apodo de unos de los mejores clubes de la Argentina. Recién para 1929, el escudo se implantaría en la camiseta de los jugadores.

Los primeros años

Como varios equipos del país, Lanús arrancó en la Segunda División del torneo organizado por la Asociación Argentina de Football (AAF). Un 11 de abril debuté, en condición de visitante, frente al Club Buenos Aires con una contundente victoria, como debería comenzar un grande, por 3 a 1. Para el 1919, la segunda posición le da el primer ascenso de su historia: Lanús llegaba a las grandes ligas, Lanús es de Primera.

Un año después, el granate se cambió de organización: se afilió a la Asociación Amateurs Argentina, como varios de sus contrincantes. Aunque no tuvo grandes resultados, seis años más tarde llegaría la alegría: obtiene la Copa Competencia ganándole por 3 a 1 a Independiente en la final, tras dejar atrás a San Lorenzo en semis.

En la próxima temporada, las dos asociaciones se unificaron para crear una sola: Lanús, frente a otros 33 participantes más, se ubicó en la tercera posición y ya daba un aviso de quién era. Finalizado el campeonato, deja su primer estadio y pasa a usar, hasta 1929, una cancha que jamás imaginaría que podría utilizar: la de Talleres de Remedios de Escalada, quien, ese momento, era su principal rival.

General Arias y Héctor Guido. Parecerían simplemente apellidos, o calles, pero es más que eso: es la ubicación del cruce que conserva un templo del fútbol: el estadio de Lanús, en ese momento de tablones, creado el 24 de febrero del 29 sobre un terreno de 50.000 metros cuadrados. Un mes más tarde, se inauguraría con una goleada por 5 a 2 a Platense.

Foto: Lanús
Foto: Lanús

El descenso del 49

Con el profesionalismo dando vueltas desde 1941, Lanús comenzó un proceso el cual le costó adaptarse. Frente a las grandes potencias (económicas) no se podía competir. Era difícil, pero no imposible. Una crisis económica e institucional intervino en el club en 1947, normalizándose un año más tarde. “Normalizándose”, porque después llegó lo peor, futbolísticamente hablando.

Acorde a la historia de Lanús y, principalmente, de la AFA, la polémica ya estaba latente en aquellos tiempos. En 1949, el Granate afrontaba una de sus peores campañas, llegando antepenúltimo con 26 puntos a la última fecha del campeonato. Igualado con Tigre por delante de Boca (25) y Huracán (24). Y, justamente, el tramo final enfrentaba al Granate con el Xeneize: fue victoria para el azul y amarillo por 5 a 1 que lo marginaba de la pelea por no descender. Por su parte, Tigre también hace lo suyo logrando un empate con Independiente y Huracán derrota a Banfield, igualando al Granate en las unidades: iban a jugarse los partidos del desempate.

En el primer encuentro, el 18 de diciembre en cancha de San Lorenzo, el Globo se quedó con la victoria por la mínima. Sin embargo, la historia fue sumamente diferente a la vuelta: Lanús golearía por 4 a 1 y, al no estar vigente la diferencia de gol, debería jugarse un tercer encuentro.

El 8 de enero, nuevamente en el estadio del Ciclón, una decisión arbitral del referí Cross anula un gol de Huracán cuando el marcador indicaba un 3 a 3. Los jugadores, fastidiados, deciden abandonar el campo de juego. Días más tarde, con la posibilidad de que Huracán descienda de categoría por el hecho, avalado por el reglamento, el Tribunal de Penas de la AFA decidió que se juegue un cuarto encuentro, con el argumento de que el arbitro había dado por terminado el partido.

Un més después, el 16 de febrero más precisamente, Lanús y Huracán jugaría en cuarto encuentro. Esta vez, en el estadio de River Plate. A minutos de terminar el complemento, con el resultado a favor del Globo por 3 a 2, el árbitro del partido decide pitar un penal a favor de los de Parque Patricios. Los jugadores del Granate respondieron de una manera idéntica a la del partido pasado: abandonaron el campo de juego.

Pero la polémica estalló días después con la decisión de la AFA, que optó por leer el reglamento y mandar a Lanús a la segunda categoría por abandonar el partido. El Granate estaba en el peor momento de su historia, por ahora...

En el 50 llegaría el retorno

La decisión de la AFA motivaría al Granate para volver a Primera y dejar ese oscuro lado de la Primera B. Así, el 16 de septiembre, tras una excelente campaña, se consagra campeón y accede a la máxima categoría del fútbol argentino.

Al año siguiente, en 1951, Lanús fue la revelación del campeonato, ganando la primera rueda como puntero y José Florio como el goleador de la fase, con 21 tantos. Pero el Granate perdio fútbol con su ida al Torino italiano antes de iniciarse la segunda rueda.

Los Globetrotters y el subcampeonato del 56

El mejor momento de la corta historia de Lanús llegaría en la década del 50. Pese a empezarla en la segunda categoría, el pronto ascenso le dio aire nuevo a la institución. Para 1956, llegaría su mejor campaña; con grandes batallas que terminaron en goleadas, como el 4-0 a Argentinos Juniors o San Lorenzo, el 4-2 a Huracán, el 5-3 a Gimnasia de La Plata o el 2 a 0 Boca Juniors en la Bombonera, Lanús iba formando un fantasma que atemorizaba a sus rivales.

Pero las lesiones fueron el otro fantasma, el interno. De la totalidad de 23 jugadores, solo pudo utilizar al goleador Dante Lugo en todos los encuentros. Los demás, siempre terminaron en la clínica o en el quirófano.

A seis fechas del final del torneo, el Granate tenía el partido del año: enfrentaba al poderoso River Plate, una máquina de aquél momento que parecía imposible de derrocar. El 28 de octubre, en una Fortaleza repleta, los Millonarios lograron revertir el resultado y vencieron al local por 3 a 1 y se adelantó en dos unidades a Lanús en la tabla de posiciones. Brecha que no cambiaría jamás hasta la finalización del campeonato que coronó a River como el mejor de la temporada.

Pero lo importante e histórico es la segunda ubicación de Lanús, que ni siquiera era conocido como tal. Al contrario; eran “Los Globetrotters”, comparados por su calidad y manera de jugar con el equipo de baloncesto que reune estrellas para el espectáculo de pases y canastas espectaculares. Así era Lanús, una máquina. Así eran los Globetrotters, como Lanús.

Foto: Lanús

Los albañiles

En 1961, aparece una nueva catéstrofe en las líneas de la historia granate: otro descenso, más precisamente el 3 de diciembre, tras empatar frente a Estudiantes de La Plata. Pero, campañas posteriores vendría una nueva alegría, una dupla delantera que quedaría en las secciones más doradas del club.

Silva y Acosta, como los goleadores de la actualidad, pero con distintos nombres. Ángel y Bernardo, respectivamente. Ambos fueron historia. Por su juego colectivo, entre los dos, que entrelazaban sus pases y desmoronaban a cualquier defensa, recibieron el apodo de “Los Albañiles”, que, finalmente coronaron su gran nivel con el ascenso a Primera en 1964.

Cinco años más tarde, llegaría el quiebre y la ecatompe; el Sevilla español adquiere los servicios de Acosta y, un año después, Silva es transferido a Newell's. El equipo de Los Albañiles ya no tenía a Los Albañiles. Lanús no era Lanús. La carencia de la columna vertebral del equipo termina dándole una mala campaña hasta el punto de llegar a un nuevo descenso.

Rápidamente, como lo logró Lanús a través de su historia, volvió a Primera. En el 71, de la mano de Nene Guidi, en la dirección técnica. Sin embargo, la siguiente temporada no puede volver a hacer pie en la máxima categoría del fútbol argentino y desciende nuevamente. Tuvieron que pasar 4 años para que el Granate vuelva a las grandes ligas.

Las hojas más tristes: 13 años en el ascenso

En 1977, una nueva desgracia para Lanús. Una de las tantas idas y vueltas entre la Primera y la B. El Granate vuelve a la segunda división, vuelva a la sección oscura, la que nadie quiere estar. Y otra vez, con polémicas; luego de patearse 20 penales frente a Platense el 16 de noviembre, los arqueros eran los encargados de ejecutar el décimo primer penal del equipo. Después de que el portero granate patee el suyo (errado), un delantero es quien define para el rival, en lugar del reglamentariamente arquero; lo hace, y Lanús, nuevamente en la Primera B por fallos arbitrales que lo perjudicaron.

Esta vez ya estaban desmotivados, en contraste al primer descenso. Lanús estaba harto de siempre correr con desventaja. Estaba con la mente en otro lado, lo que lo llevó a jugar una pésima campaña en la segunda división, colocándolo en una nueva mala ubicación: jugaría por primera vez en su historia la Primera C, la tercera categoría de la AFA.

Con juicios en su contra, deudas que superaban los dos millones de dólares y al punto de la quiebra, el club buscó la manera de revertir su imagen. Con las pocas dos mil personas asociadas a la institución, intermante se llevó un plan para que la unión sea la fuerza que saque adelante a Lanús. Así, con el quíntuple de socios para 1981, se consagra campeón de la C con gran superioridad ante sus rivales y vuelve a la segunda categoría.

Tres años después, en 1984, llega a las semifinales del octogonal para volver a la máxima categoría de la AFA. En una serie ida y vuelta, ambos en cancha neutral, definiría la plaza a la final frente a Racing Club de Avellaneda. Y otra vez la polémica; luego de que la Academia gane el primer encuentro, la revancha terminaría suspendida por incidentes del pueblo granate, en repudio con la anulación de un gol legítimo a Lanús y un sorprendente penal cobrado a sus contrincantes. El resto del encuentro, se jugó días más tardes en el estadio de Atlanta, donde misteriosamente el árbitro pitó el final del encuentro 5 minutos antes de lo reglamentario y Lanús se queda con las ganas del ascenso.

Tuvieron que pasar dos años más para que, con 25.000 socios en sus espaldas, el Granate ascienda al Nacional B, creado recientemente para una unificar más el fútbol. Para 1990, juega el dodecagonal para volver a Primera División, dejando atrás el recuerdo de haber sido eliminado por Racing en semifinales un tiempo atrás. Así fue como, por penales y ante las manos de Alcides Herrera como las salvadoras, vence a Quilmes en la final y retorna a la máxima categoría del fútbol argentino. Un lugar donde nunca debió irse, después de 13 años deambulando por el ascenso nacional.

Sin embargo, al año siguiente, también con Miguel Ángel Russo como DT, desciende nuevamente para jugar otro Nacional B, el segundo en su historia. La institución, que no dejó ir al director técnico, respaldado por el ascenso obtenido, se mantuvo una temporada más en el segundo nivel. Rápidamente, subió; esta vez como campeón, derrocando al Deportivo Maipú mendocino en el tramo final.

Y ahora sí, comienza la verdadera época dorada: Lanús vuelve a Primera para nunca más retirarse, después de jugar demasiado tiempo en las categorías inferiores, ahora es parte de la elite, y en seguida vendrían los éxitos.

La primera alegría: Conmebol del 96

Para mediados de la decáda del 90, Lanús era uno de los fuertes del torneo local, aunque no se podía coronar por el excelente nivel que presentaban también las clásicas potencias. Pero, para 1996, el Granate prefirió optar por más: una copa internacional. Todavía sin ningún trofeo grande en vitrinas, era la hora de alcanzar el sueño, de pasar a la historia, de hacer historia.

Con Cúper como técnico, con una idea de juego que lo llevó a ser ecos en las paredes de todos los rivales, el DT elige por suplentes para empezar la competición, y, a medida que fue viendo que las posibilidades de coronarse aumentaban, agregó a los habituales titulares.

El primero en caer fue el Bolivar, en octavos de final, liquidado en el encuentro de la vuelta con un contudente 4-1 en La Fortaleza. Tiempo después, Lanús cruzaría la frontera para jugarle a Guaraní, uno de los equipos que jamás olvidará el color granate; 2-0 en Paraguay y 6-2 en Argentina para despedirse despabullado de la Copa. En semifinales, una parada complicada, pero conocida: Rosario Central, campeón defensor del certamen pasado que quería repetir; terminó yéndose con las manos vacías por un 6-1 global para que Lanús llegue a la primera final internacional de su historia.

El 4 de diciembre terminaría todo. Independiente de Santa Fé, colombiano, sería el rival olvidado por todos. La definición sería en Colombia, tierras siempre complicadas para cualquier equipo. Sin embargo, luego de que Lanús le gane por 2 a 0 en La Fortaleza, perder por la mínima en la vuelta terminó siendo buena opción: el Granate se quedó con su primera copa internacional, la antecesora a la Copa Sudamericana que ganaría tiempo después.

Foto: Olé

El bautismo local: Torneo Apertura 2007

Once años después de la conquista internacional, Lanús llegaría a quedar en la historia (estadísticas) de los torneos locales. Otra vez en el cierre del año, como lo fueron en sus tres trofeos obtenidos, se coronaría campeón de la Argentina. El mejor del país que, si bien tuvo chances anteriores de serlo, nunca pudo llegar a la cima... hasta ahora.

Esta vez con Cabrero en la conducción técnica, y con José Sand como goleador del Granate, con 15 anotaciones, y jugadores destacados en la mitad de la cancha, principalmente Valeri, Lanús fue una potencia, aunque sus primeros pasos no los dio de la mejor manera: goleada en contra por 5-3 frente a Independiente en Avellaneda, para seguir con un empate y una derrota con Huracán y Colón, respectivamente.

Aunque supo levantarse rápidamente: Olimpo, el clásico con Banfield, Gimnasia de Jujuy y San Lorenzo fueron sus próximas cuatro víctimas, agregado al empate entremedio frente a Newells; hasta que en la noveno cayó por 3-1 ante River, lo que marcaría la última caida del certamen para el Granate.

De esta manera, llega al 2 de diciembre con chances de coronarse. Muchas chances, porque visitaba la Bombonera y, con un empate, ya era campeón. La única opción que lo dejaría fuera era que pierda ante Boca y que Tigre, el otro en disputa, derrote a Argentinos Juniors asi llegasen a un desempatee final.

Con gol de cabeza de Pepe Sand en el primer tiempo y otro de Palermo que estableció el empate al inicio del complemento, Lanús se aseguró un empate que desató los ánimos de los jugadores granates. Vuelta olímpica, festejo, el retorno a La Fortaleza y más festejo. Con todo cerró el año Lanús, coronándose campeón del Torneo Apertura 2007 y llegando a lo más alto del fútbol argentino.

Una nueva copa internacional: Sudamericana 2013

A fines del anteaño pasado, Lanús vuelve a posicionarse en los primeros planos del ámbito internacional; vuelve a obtener la Copa Sudamericana. En realidad, su primera, dado que la Conmebol (pese a ser la antecesora) tenía otro nombre. Pero lo importante, es que Lanús volvió. Así como volvió del ascenso y nunca más se fue, hoy fue tapa de todos los diarios... y no se quiere ir más.

En la fase de eliminación de equipos del mismo país, el mismo Racing de Avellaneda que lo estafó en las semifinales del octogonal para subir a Primera División, es quien sufre la eliminación. El verdugo es verdugeado: 2-1 en el Cilindro y 2-0 en La Fortaleza. Adelante, ya de lleno en la competencia, se presentaría la Universidad de Chile, el campeón del país trasandino; tras un 4-0 como local y caer por 1-0 en tierras vecinas, el Granate accede la siguiente ronda, donde lo esperaba otro argentino: River Plate.

Tras empatar sin goles en el Sur, el Monumental se convertiría en fiesta granate: fue 3 a 1 para la visita, que se acercaba cada vez más a su sueño y pasaba a las semifinales. Allí, lo esperaría Libertad de Paraguay, donde un 4-2 global (2-1 en ambos encuentros) lo enviaría a su tercera final internacional, tras caer en la Conmebol del 97.

En la final, Lanús se enfrentaba con un pequeño gigante; Ponte Preta, de mala situación en el torneo brasileño, pero que había dejado atrás a Vélez y Sao Paulo, ambos campeones, tanto de su liga local como de la pasada edición de la Sudamericana, respectivamente. Esta vez, la suerte estuvo de su lado y definió de local.

Y esta vez, en contraste con el 97 y en rememorización con el 96; ganó. Nuevamente alzó la copa, nuevamente tocó el cielo con las manos. Otra vez un 4 de diciembre, pero ahora para el encuentro de ida, empezó la final; en el Pacaembú, un empate de la mano de Paolo Goltz termina siendo un gran resultado para la vuelta, donde un 2-0 con goles de Blanco y Ayala le permite mirar al cielo y gritar campeón. Nuevamente, campeón. Lanús es de lo mejor de América.