Jaume Munar es el único sub-21 español entre los primeros 200 del ránking, por lo que buena parte del futuro del tenis español en la siguiente década puede depender de su desempeño en los próximos años. Alumno de la academia de Rafa Nadal en la isla de Mallorca, es una especie de ahijado del “rey de la tierra batida”. Cenan juntos, comparten opiniones y el joven recibe valiosos consejos. Del otro lado estaba Novak Djokovic, que en plena recuperación de su nivel de tenis, demostró haber aterrizado en París con la mira puesta en llegar a los últimos días del torneo.

El juvenil venía de superar los tres partidos de la clasificatoria y de ganar su primer encuentro en un Grand Slam tras remontar dos sets en contra y un 3-5 contra David Ferrer en su estreno. Con la ilusión puesta en enfrentar al serbio ex número 1 del ranking, demostró aspirar a mucho más que a simplemente pelotear con él.

En el primer set, el español aprovechó un inicio errático de su rival para arrebatarle el servicio en de arranque en el partido. Pero paulatinamente Djokovic empezó a entonarse y por momentos a dejar al joven sin alternativas, superado por los aciertos del ex número uno. Tras cuatro juegos consecutivos, el marcador ponía 4-1 en favor del serbio, mientras el español parecía aspirar sólo a salir con dignidad de la primera manga. Sin dudas hizo más que eso: igualó el set desde el 5-2, evitando que Nole se llevara el set con su saque y forzó el tie-break. Pero ahí sí se notó la experiencia entre el novato, capaz de hacer un único punto, y quien juega su 14º Roland Garros.

Tras haber caído en el desempate de la primera manga, el mejor Jaume Munar apareció en la segunda, manteniendo siempre el servicio y ubicándose por delante en el marcador, obligando a Nole a pegar un golpe más y ofreciendo algunos intercambios tremendos para el disfrute del público presente en la Suzanne Lenglen. Sin embargo Novak, con el primer set bajo el brazo, no bajó la guardia, construyendo con solidez un buen juego de fondo, y consiguió el quiebre en el noveno juego y la consecución del segundo set por 6-4, que dejaba muy poco margen al español de cara a un tercer set.

En el tercero sí que hubo más diferencia, principalmente por un tema de cansancio físico y mental. Munar falló mucho más de la cuenta, y Djokovic logró afianzar un buen porcentaje de primeros saques con los que aseguró sus turnos al servicio. Nole pasó del 2-3 abajo a enlazar tres juegos seguidos y cerrar el encuentro con otro 6-4.

La parte baja del cuadro de Roland Garros por la que circula Novak Djokovic está llena de tenistas españoles. El serbio, después de la victoria de este miércoles, se las verá por un puesto en octavos con el valenciano Roberto Bautista Agut, y si supera esta fase, tiene la chance de encontrarse con Fernando Verdasco.