El 29 de abril del pasado año, en el primer partido de la primera ronda de playoffs ante Philadelphia 76ers, Derrick Rose se rompía el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda. El United Center enmudecía y sus compañeros caían contra todo pronóstico debido al duro golpe psicológico. Hace ya casi cuatro meses, con una importante campaña publicitaria sobre él y el nacimiento de su primer hijo de por medio, Rose recibía el alta médica absoluta. 

Desde entonces, prácticamente todas las semanas surgían rumores sobre cuál podía ser el encuentro en el que se produjera el esperado regreso del MVP de la temporada 2011-2012. El último de ellos justo antes de empezar la segunda ronda de playoffs. Los Bulls se enfrentaban a los vigentes campeones, Miami Heat, y muchos expertos y aficionados sentenciaron que el hijo pródigo estaba casi obligado a regresar a las canchas.

Ya entrenaba antes de los partidos. Se le veía en perfectas condiciones, al menos de cara al exterior. Pero una lesión no es algo sólo físico sino que también depende en gran medida del aspecto mental. Rose no se vió capacitado y finalmente su retorno no llegó. Su equipo cayó ante los Heat en cinco partidos y los peores pronósticos se cumplían: Rose se había perdido una temporada entera. 

Ahora, con la relajación que supone el fin de una temporada en la NBA, Derrick ha decidido romper su silencio y hablar para la web de su franquicia: "No soy un chico egoísta, pero con esta lesión y sabiendo por lo que tuve que pasar, debía serlo. No podía preocuparme por nadie más que por mí y mi salud".

A pesar de esta afirmación, el base de Chicago ha reconocido que fue duro perderse una temporada completa. "Ha sido una de las cosas más difíciles que me han pasado en la vida. Después de la operación tienes que cumplir unas fases. Aún sigo con ellas. No he terminado. Pero creo que es la situación en la que más he tenido que trabajar y en la que más centrado he estado en toda mi carrera NBA", ha explicado.

Precisamente sobre la progresión de su rodilla ha señalado que cada día que entrenaba sentía mejor la pierna. "Me motivaba a mí mismo todos los días e intentaba cuidar mi cuerpo para regresar lo antes posible. Pero eso nunca sucedió", ha explicado.

Uno de los argumentos que más hondo calaron entre los aficionados de los Bulls (y que casi seguro le hizo perder el cariño de muchos) era la normalidad con la que Rose entrenaba con su equipo y antes de los partidos. Pero él lo tiene claro: "cuando estás entrenando no juegas a la misma velocidad que en un partido. La experiencia es totalmente diferente". Y en especial ha hecho referencia a los continuos dos contra uno con los que las defensas rivales intentan pararlo habitualmente, aludiendo que en las prácticas no suelen realizar esa táctica, por lo que aún no estaba preparado para salir indemne de ella. 

A pesar de todas estas circunstancias, Rose siempre ha tenido el apoyo público tanto de sus compañeros de equipo como de su entrenador, Tom Thibodeau, para el que, por cierto, sólo ha tenido palabras de reconocimiento y halago. "Thibs es alguien que ama el juego tanto como yo y es muy exigente. Si quieres el baloncesto más que yo, tengo que sacarme el sombre ante ti". Además, ha reconocido que hablan un par de veces a la semana y que muchas veces no le coge el teléfono y debe devolver la llamada lo antes posible. "Odia que haga eso", ha bromeado. 

Debido a su baja, prácticamente nadie daba un euro por Chicago este año, al menos hasta su supuesto regreso. El equipo sólo tenía que mantener el tipo, pero nada de eso. Entre los logros de sus compañeros se cuentan la victoria que puso fin a la segunda racha de victorias más larga de la historia de la NBA, las 27 de Miami Heat, así como llegar hasta las semifinales de conferencia dejando por el camino a Brooklyn Nets. Toda una muestra del carácter luchador de toda la plantilla de los Bulls. 

"Ha sido impresionante. Era como si pelearan por mí. Ellos veían cómo de duro trabajaba en los entrenos sólo para intentar reconstruir mi pierna. Todos tuvieron lesiones y aún así me decían que no tuviera prisa en volver", ha declarado. "Trabajaba con ellos para demostrarles que realmente me preocupaba por el equipo", ha sentenciado. 

La NBA está de vacaciones. Es tiempo de disfrutar del mercado de traspasos. Ahora mismo, Rose estará de vacaciones, como el resto de jugadores con contrato. Han pasado catorce meses desde su lesión. Cuando comiencen los 'training camps' probablemente hayan transcurrido ya casi dieciséis. Habrá que ver cómo se mueve Chicago en el mercado. De momento ya ha llegado el fichaje de Mike Dunleavy y la renovación de Nazr Mohammed. En cambio, Hamilton no será renovado y probablemente Belinelli y Nate Robinson tampoco. 

Rose ha roto su silencio, algo por lo que también fue criticado. "Hablar es diferente. Ahora sólo pienso en entrar en la cancha y demostrarles que tomé la decisión correcta". En su mente sólo un objetivo: "ganar el campeonato"