Se apagan las luces en el United Center. Suenan las primeras notas de Sirius, de 'The Alan Parsons Project'. El speaker empieza a enunciar los nombres de cada uno de los integrantes del quinteto de los Bulls. El griterío es ensordecedor, pero el pabellón parece venirse abajo cuando es Joakim Noah el que entra en la cancha. El ritual de todas las noches de baloncesto en la Ciudad del Viento, pero con más decibelios y un tono más solemne: han empezado los playoffs en Chicago.

Nos encontramos, concretamente, en un partido entre Chicago Bulls y Washington Wizards, en la Primera Ronda de la Conferencia Este. Cuarto contra quinto. Defensa contra ataque. Veteranía contra juventud. Es, probablemente, la serie más igualada de todas cuantas abren estos playoffs. Los dos equipos juegan estilos opuestos y tienen historias bien diferentes: Chicago es un habitual de la postemporada, Washington ha logrado acceder a ella tras cinco años de sequía.

Mientras que Chicago se quedó huérfano con la lesión de Rose y la marcha de Deng, los Wizards han contado con un John Wall sano a lo largo de buena parte de la temporada, nada que ver con el año pasado. Los Bulls son el mejor equipo en defensa (91.8 puntos encajados por partido)... y el peor en ataque (tan solo 93.7 cada encuentro. Por su parte, Washington está más equilibrado, con la 8ª mejor defensa (99.4) y el 16º mejor ataque (100.7). El ritmo de juego será una de las claves de la serie, una batalla entre la calma y el control de los Bulls de Thibodeau y la velocidad vertiginosa de los Wall y compañía por parte de los pupilos de Randy Wittman.

Declaración de intenciones

La primera canasta del encuentro sería muy reveladora: después de una posesión infructuosa para cada equipo, Nenê se abre paso entre la defensa de Chicago y, a pase de Beal, anota un espectacular mate con Noah y Boozer como impotentes espectadores. Durante el resto del cuarto Washington jugó imponiendo su ritmo, muy perjudicial para los Bulls y su ineficiente ataque. Nenê reinaría con relativa facilidad, anotando 8 puntos en 6 minutos para descansar la otra mitad del cuarto, un descanso aprovechado por Chicago para acercarse en el marcador.

Con Boozer (9 puntos) como mejor arma con sus tiros a la media vuelta, los de Tom Thibodeau lograron finalizar el primer cuarto tan solo dos puntos por detrás de sus rivales, 22-24. Sin embarog, el miedo ya estaba en el cuerpo de los Bulls: no estaban siendo capaces de frenar el explosivo ataque de los Wizards.

Marcin Gortat jugó un buen partido, con 15 puntos y 13 rebotes. (Foto: Jonathan Daniel | Getty Images).

Como ya es costumbre, Dunleavy y Boozer se sentaron todo el segundo cuarto, mientras que Tony Snell, DJ Augustin y Taj Gibson lo jugaron al completo. Estos dos últimos serían los encargados de dar un paso adelante y comenzar a imponer el juego que los Bulls buscaban. Aunque no estuvo muy acertado con sus tiros de campo (1-6), DJ Augustin sí estuvo fino forzando faltas y anotando los ocho tiros libres de los que dispuso, para un total de 10 puntos en el segundo cuarto. Por su parte, Taj Gibson destacó sobre sus compañeros con 8 puntos después de recoger tres rebotes ofensivos, convirtiéndose así en una pesadilla para la defensa visitante.

Del lado de Washington, Nenê y Wall siguieron haciendo de las suyas, con 6 y 7 puntos, respectivamente. El base y el ala-pívot parecían no encontrar rival ante ellos capaz de defenderlos. A pesar de la capacidad anotadora de sus estrellas, la facilidad no fue la misma en defensa: Chicago falló once tiros en el segundo cuarto. Consiguió recuperar seis de esos fallos. El resultado, muy positivo para los Bulls: 54-48 al descanso.

Lejos, cerca, lejos

La batalla se reanudó, más encarnizada que antes. Los Bulls saldrían dispuestos a poner tierra de por medio... y lo consiguieron. A falta de siete minutos, un triple de Mike Dunleavy aumentaría su ventaja hasta los 12 puntos, la más alta del partido. Tal diferencia despertó a la bestia dormida que habían sido los Wizards durante el tercer cuarto. En los siguientes minutos los visitantes endosaron a Chicago un duro parcial de 15-6, para dejar en el marcador un igualado 75-72 antes de comenzar el último cuarto.

Esta racha vino propiciada en buena parte por los 8 puntos de Trevor Ariza, las 3 asistencias de Bradley Beal y los imponentes 6 rebotes de Gortat. Frente a ellos, los 11 puntos de Dunleavy serían insuficientes para mantener la gran ventaja que Chicago había conseguido.

Desde que alcanzaron su máxima ventaja, 12 puntos, los Bulls sufrieron un parcial de 45-24. (Foto: Nam Y. Huh | AP Photo).

Los nervios fueron protagonistas durante los dos primeros minutos del último cuarto, sin ninguna canasta por parte de los dos equipos. Un perro viejo como Andre Miller pondría fin a esta sequía e inauguraría su cuenta particular en estos minutos finales del partido, donde conseguiría 8 de sus 10 puntos. A cada ataque Chicago tenía más dificultades para anotar, mientras que los Wizards se encontraban con facilidades para anotar cerca de canasta: Gortat y Nenê sumarían 8 y 6 puntos, respectivamente.

A falta de dos minutos la diferencia era de dos puntos, pero las imprecisiones de Chicago se sucedieron para dar lugar a un marcador final de 93-102 ante el que la pizarra de Thibodeau en los instantes finales poco pudo hacer. Washington se adelantaba en la serie y arrebataba a los Bulls la ventaja de campo.

Nenê y el juego interior

Si había un aspecto en el que Chicago parecía estar muy por encima de Washington, era en la defensa interior. Joakim Noah y Taj Gibson forman una pareja imponente, enmarcada en un colectivo que favorece la solidez de estos. A pesar de ello, Nenê (24-8) y, en menor medida, Gortat (15-13), hicieron palidecer a Tom Thibodeau, consciente de la impotencia de sus hombres altos. 39 puntos entre los dos son motivo de preocupación y, hasta que Chicago consiga solventarlo, tendrá complicado pasar de ronda ante estos Wizards. La defensa exterior, que preocupaba más antes del comienzo del partido, no fue un problema: Wall (16-6) y Beal (13-7) sumaron un mal 7 de 24 en tiros de campo entre los dos, malos porcentajes para uno de los backcourts más explosivos de la NBA.

A pesar de lo abultado del resultado final, propiciado en buena parte por un último minuto de faltas forzadas por parte de unos Bulls que no eran capaces de anotar, la serie cumple con las expectativas. Los dos estilos seguirán chocando, los equipos irán puliendo sus defectos y el ganador será, sin duda, el baloncesto.