Si hay un equipo del que nunca se puede dudar, ése es San Antonio. La fiabilidad ha sido su nota característica desde que la dupla Popovich-Duncan empezó a liderar esta franquicia, allá por 1998. A pesar de llegar al séptimo partido por segunda serie consecutiva (la anterior había sido contra Miami Heat en las Finales de la NBA del año pasado), el equipo se mostraba confiado.

Al finalizar el sexto partido, en el que Dallas alargó la eliminatoria un partido más con un ajustado 113-111, Tim Duncan afirmó confiar por completo en las posibilidades de sus Spurs: "No importa cuántos partidos hagan falta. No estamos preocupados".

Mientras, Dallas veía con esperanzas este séptimo partido: después de terminar octavos en la durísima Conferencia Oeste habían conseguido poner contra las cuerdas al mejor equipo de la temporada regular. Un partido decidía la temporada: todo o nada.

Vendaval local

Para los Mavericks, el encuentro resultó ser la nada, mientras que San Antonio se lo llevó todo desde el primer minuto. Poca historia hay por contar: los Spurs dieron el máximo en defensa, permitiendo tan solo el 41.7% de acierto en sus rivales. Por su parte, Dallas estuvo inoperante a la hora de evitar las canastas rivales. 

El Big Three de San Antonio empezó a hacer acto de presencia: en el primer cuarto Tim Duncan, Tony Parker y Manu Ginóbili anotaron 24 puntos. Dallas, 23. Sumado a los esfuerzos del resto del equipo, el marcador señalaba un 35-23 tras 12 minutos de juego.

El parcial del segundo cuarto sería prácticamente idéntico, con un 33-23. Esta vez el Big Three de los Spurs sólo pudo empatar en anotación con todo el equipo rival. Dirk Nowitzki (10) y Devin Harris (5) fueron los mejores de su equipo, aunque sus esfuerzos fueron en vano.

Buscando una solución... sin éxito

A la vuelta de descanso Dallas intentó imprimir otro ritmo al partido, apostando por el small ball. La fórmula les resultó durante unos minutos, pero Popovich reajustó el equipo y empezó a sacar petróleo de los emparejamientos desiguales. A pesar del buen comienzo de Dallas, el cuarto acabó siendo favorable para San Antonio, 26-22. Entrarían en el último cuarto 26 puntos por debajo: 94-68.

Después de unos minutos de lucha, negándose a dar el partido por perdido, Rick Carlisle sacó a sus titulares del campo. Minutos de la basura y jugadores residuales de ambas rotaciones para finiquitar el encuentro y la eliminatoria. San Antonio pasaba a Semifinales de Conferencia, donde ya estaba esperando Portland.

Un camino por delante

A la hora de la verdad, los Spurs han dado la imagen que se les presupone, la de un equipo fiable, cuya fuerza reside en el colectivo y en unas individualidades que se adaptan a él. A pesar de tener que llegar al séptimo partido, San Antonio sigue siendo uno de los máximos aspiranes al título.

Sus jugadores más importantes pasan por un gran momento, los actores secundarios cumplen su papel y detrás de ellos está la batuta de Gregg Popovich. Parecen avales suficientes para tener en cuenta a estos eternos rivales a tener en cuenta por cualquiera que pretenda conseguir un anillo.

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