Con un Palacio abarrotado comenzaba un encuentro que enfrentaría al Real Madrid de Baloncesto contra el Darussafaka de Baloncesto. A priori un encuentro que sencillo en el que los locales no deberían de pasar grandes apuros. Esto en muchas ocasiones se traduce como un encuentro aburrido, sin mucha intensidad, un estadio con calvas y sin demasiada intensidad.

Sin embargo, este Real Madrid no entiende de relajaciones y se encontró con un público entregado. El club merengue entregó a todos los aficionados una bandera, con motivo de celebración de la copa, y la afición respondió a la perfección. Con los blancos en volandas por su afición dio comienzo este partido. Un Real Madrid que jugaría contra el equipo turco, que según calificó el entrenador “es muy completo”.

Otro día, la misma historia

Las cosas no han cambiado excesivamente desde el fin de semana pasado. El Real Madrid sigue siendo imparable. Como si no hubiese descansado un solo minuto después de la Copa, Llull arrancó de modo arrollador. Los más valientes se atreverían a afirmar, que en ningún momento, desde el partido del domingo contra el Valencia, se hubiese quedado frío.

Real Madrid contra Darussafaka | Foto: RMB.com
Real Madrid contra Darussafaka | Foto: RMB.com

Sus triples fueron decisivos para la obtención de la cuarta corona y a base de triples se encargó de encender a un WiZink Center, que ya venía caliente de antes. El nuevo idilio de Llull y el triple comenzó con su clásica ‘mandarina’ de fin de posesión, continuó con otro triple y así hasta cinco. Sus números en el primer gajo de tiempo hablan por sí solos: 19 puntos en diez minutos, un cinco de seis en triples y tres asistencias. Ante semejante situación, solo queda sentarse, aplaudir y disfrutar. Como muchos tildan, el mejor jugador de Europa.

El Darussafaka se intenta agarrar al encuentro

El Madrid aprovechó para homenajear al Infantil A y al Junior

Los turcos llegaron a la capital madrileña con ganas de dar la sorpresa. Un equipo que venía en una nube tras ganar en el último cuentro de la Euroliga al poderoso Fenerbahce. Tras la sangría blanca en el primer cuarto, los turcos consiguieron cortar la emorragia y tras los 30 puntos del primer cuarto, el Darussafaka dejó al Madrid con 53.

Gran parte de la culpa la tuvieron Wanamaker y Anderson, con seis puntos cada uno. Aunque muy seguramente, también influyó el más que merecido descanso de Sergio Llull, tras jugar entero el principio del partido. A mediados del segundo cuarto se pudo ver a un WiZink Center un poco cabreado. Al igual que cabreado estaba David Blatt por las malas transiciones defensivas que estaba realizando su equipo y los espacios dejados en defensa.

La estrategia de la goma

En muchos deportes es mundialmente conocida la estrategia de la goma. Dicha acción consiste en ‘jugar’ con el rival y hacerle que se acerque y se aleje constantemente en el marcador. Si es bien realizada puede ser devastadora físicamente y mentalmente. Cuando los tucos más se acercaron, el Real Madrid volvió a dar un empujón y poner tierra de por medio. Las aportaciones desde la línea de tres puntos de jugadores como Rudy Fernández, Draper, Thompkins y Carroll, pusieron la diferencia en un más 16.

Sergio Llull causante el partido | Foto: RMB.com
Sergio Llull causante el partido | Foto: RMB.com

El segundo cuarto continuaba con la estrategia, forzada o no forzada de la goma, entre el Madrid y el equipo de Estambul. En este caso le tocó a los visitantes acercarse en el marcador. De tal manera que se llegaron a poner a nueve puntos y reduciendo así la barrera de los diez puntos. Un inspirado Wanamaker se echó el equipo a la espalda e hizo heridas en la pintura del Madrid. Dicho aspecto, que cabreó muchísimo a Pablo Laso, se saldó con un tiempo muerto y una tremenda bronca.

Sin embargo, el Darussafaka no dio sensación real de meterse en el encuentro. El último cuarto supuso el estiramiento final de cuerda y con este, el final de un encuentro que estuvo plagado de emoción y pasión. Otra victoria ‘Real’, que se lleva el Madrid de Laso. A ritmo de “era campo atrás”, cantado por los aficionados, el telón de esta nueva función se cerró. Sin antes, otra 'mandarina' de Llull para acabar.