Ambos equipos eran conocedores de lo que se jugaban. Los Clippers visitaban a los Jazz en un partido que podría significar el fin de su temporada. Contra las cuerdas, no tenían otra opción que no fuese la de ganar. Mientras tanto, los de Utah tenían la intención de llevarse la victoria y cerrar la serie en casa. Volver al Staples Center daba miedo. Y lo sigue dando.

La primera mitad estuvo dominada por las defensas y una igualdad extrema. Algo que queda más que claro al ver los ocho empates y ocho cambios de líder en los dos primeros cuartos. La segunda mitad, sin embargo, estuvo dominada prácticamente en su totalidad por unos Clippers que dieron un paso al frente tanto ofensiva como defensivamente.

Los angelinos arecían tener el partido totalmente dominado y visto para sentencia a mediados del último cuarto pero fue entonces cuando se les vino el mundo encima. Los Jazz empezaron a anotar a la vez que les frenaban una y otra vez. Afortunadamente para ellos, los locales no fueron capaces de culminar la remontada y todo quedó en un susto. Fueron los Clippers, entonces, quienes se llevaron el gato al agua en un partido muy competido en el que sufrieron más de lo necesario.

Igualdad absoluta

El partido empezó como se preveía. Con los Jazz aplicando una defensa asfixiante sobre los Clippers e intentando mover el balón para crear superioridades en ataque. En un principio todo funcionó, ya que los visitantes sufrían en todos y cada uno de los cambios defensivos. También es cierto que, pese a ser capaces de mantenerlos a ralla durante gran parte del primer periodo, tampoco conseguían escaparse en el marcador.

Probablemente lo mejor para los Clippers en aquel momento fuese el resultado en el marcador. Y es que pese a las sensaciones de superioridad de los locales, no eran capaces de poner tierra de por medio. Eso les dio ánimos y esperanza, y les permitió realizar un gran parcial de 11-0 entre finales del primer cuarto y principios del segundo que les puso por delante en el marcador.

Los Jazz fueron capaces de cortar la hemorragia y frenar a los Clippers. Fue ahí donde empezó el toma y daca. El segundo cuarto estuvo marcado por una igualdad increíble. Ningún equipo conseguía encontrar el ritmo y, como dos púgiles en el último asalto, lanzaban golpes esporádicos y poco certeros.

Como era de esperar, los de Doc Rivers se encomendaron a Chris Paul para acabar marchándose al descanso con ventaja en el marcador. El base se mostró más egoísta e individualista de lo que suele hacerlo, pero se marchó al vestuario con 15 puntos en su haber y la sensación de haber hecho bien su trabajo. Por parte de los Jazz, eran Rudy Gobert y George Hill quienes estaban dando la cara, con diez y 11 puntos respectivamente. DeAndre Jordan en los Clippers, con cuatro puntos, y Gordon Hayward en los Jazz, con seis puntos y un 37.5% de acierto, estaban teniendo partidos discretos.

Abandono y vuelta a la esencia

La segunda parte comenzó con ambos equipos torpes en ataque, siguiendo la tónica de la primera mitad. Poco a poco, las canastas empezaron a entrar para unos Jazz que vieron que tampoco les costaba demasiado anotar. Ya fuese porque se confiaron o porque los Clippers subieron un punto su nivel de intensidad, el cuento de hadas de los locales acabó ahí.

La pintura de los Jazz ya no era aquel fortín que había parecido en la primera parte. Y mientras los Clippers eran capaces de anotar, ahora, con facilidad, los de Utah seguían sin encontrar el ritmo ofensivo. Chris Paul y DeAndre Jordan, con ocho y nueve puntos en el periodo, fueron las puntas de lanza de un equipo totalmente rejuvenecido. A su vez, George Hill seguía siendo el líder en Utah, mientras Gordon Hayward, con 11 puntos, empezaba a ver el aro un poco más grande.

Ahora eran los Clippers quienes cerraban la zona e interceptaban las líneas de pase. Como si de los Monstars en Space Jam se tratase, parecían haberse convertido, por unos instantes, en los Utah Jazz. Parecían haberles robado la esencia. Parecían tener demasiada prisa por remontar, demasiada prisa por recuperar el balón y anotar; pero cuanto más rápido querían ir, peor lo hacían.. Si algo ha caracterizado a los de Snyder durante la temporada ha sido su dureza y disciplina defensiva. Sin ella, estaban perdidos.

Fue cuando la situación estaba peor, cuando en Utah ya se veían viajando de vuelta a Los Angeles para jugar el séptimo encuentro, cuando los Jazz reaccionaron. Estaban 14 puntos por debajo a falta de cuatro minutos para el final y, por fin, decidieron volver a sus orígenes. ¿Qué mejor manera de caer, o remontar, que siendo fiel a lo que te ha llevado hasta ahí?

Así fue como los Jazz reactivaron su defensa y dieron un paso adelante, con resultados inmediatos. A partir de su revivida defensa, canalizaron su ataque. Hayward volvió a coger ritmo y fue capaz de anotar 14 puntos en el último cuarto. Pese a que seguía sin ser su noche a nivel de efectividad, los Jazz necesitaban que participase más, sobre todo después de que Gobert se torciese el tobillo a finales del tercer cuarto.

Pese a un gran intento de remontada, a falta de minuto y medio seguían a diez puntos. Debían poner toda la carne en el asador. Adelantaron líneas y asfixiaron la salida de balón de unos Clippers que se colapsaron. Chris Paul, que solo había perdido dos balones hasta ese momento, realizó dos malos pases seguidos que conllevaron cinco rápidos puntos de Utah.

Los Jazz volvían a estar ahí. A tres puntos a falta de 40 segundos. Ahora necesitaban frenar a los Clippers en el siguiente ataque, y lo hicieron. Cogieron el rebote. Quedaban 15 segundos y lo tenían todo para forzar la prórroga. Como en el quinto partido, Snyder decidió no pedir tiempo muerto y dejar que los jugadores hiciesen eso, jugar. Buscaron a un Hayward con la muñeca caliente, y no lo encontraron. El balón acabó en las manos de Joe Johnson, un viejo conocido.

Estaban solos ISO Joe, el balón y la canasta. Entre ellos un DeAndre Jordan que se había visto forzado a defender a Johnson. Joe creó espacio, lanzó… Y falló. El balón salió de banda y era posesión para los Clippers. El partido estaba visto para sentencia. Tras dos tiros libres de Chris Paul que sellaron la victoria de su equipo, los angelinos se llevaban el encuentro por 93-98 y dejaban la serie más viva que nunca.

Claves del partido

Utah Jazz no fue capaz de encontrar el ritmo en todo el encuentro. Hayward, muy bien defendido por el conjunto angelino, fue capaz de acabar el partido con 31 puntos, siete rebotes, cuatro asistencias y dos robos. Pese a eso, sus sensaciones durante el partido no fueron las mejores, ya que se le vio participar de manera muy intermitente.

Rudy Gobert volvió a ser clave con 15 puntos y nueve rebotes pero no se le vio cómodo en todo el encuentro. Más allá de hacerse daño en el tercer cuarto, pareció que complicaba demasiado algunas jugadas que deberían haber acabado en una canasta fácil. Salvó la papeleta George Hill, quien acabó con 22 puntos y un 61.5% de acierto.

Los Clippers pudieron hacerse con un encuentro muy disputado gracias, sin lugar a dudas, al liderazgo de Chris Paul. El base fue capaz de anotar 29 puntos, coger tres rebotes, repartir ocho asistencias y robar dos balones. DeAndre Jordan también fue clave con 13 puntos y 18 rebotes, ganándole la partida de manera clara a Gobert. Pero su actuación no fue lo único que tumbó a los Jazz. La defensa y las actuaciones de hombres menos protagonistas fueron las razones que les llevaron a la victoria.

Por un lado, Austin Rivers fue el encargado de jugar como titular para suplir la baja de Blake Griffin. Más allá del buen partido de Rivers, que consiguió 13 puntos, lo más significativo fue la alineación corta de centímetros de los Clippers. La envergadura es una batalla perdida contra los Jazz, y lo saben. Fue por eso que decidieron sacar hombres más bajos, pero más rápidos, que les permitieron defender con más intensidad a los locales.

Una de las claves de la serie ha sido, más allá de su defensa, el acierto en el tiro de los Jazz. Los de Utah son extremadamente efectivos, sobre todo desde la línea de triples, más allá de la cual anotan un 40.4% en playoffs. Esta madrugada, sin embargo, los Clippers los han dejado en un mediocre 26.9% de acierto en tiros de tres. Si eso se suma al mayor acierto de los angelinos, no cabe duda de que el planteamiento de Doc Rivers funcionó.

Ahora, la serie se marcha de vuelta a Los Angeles, donde Clippers y Jazz disputarán el séptimo y definitivo encuentro de la serie. Ambos equipos tienen claro lo que deben hacer para pasar de ronda y no cabe duda de que harán todo lo que puedan para conseguirlo.