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La melodía de los guerreros

El juego de Golden State ha llegado a la excelencia, a tal punto que los ejemplos para describirlo surgen del arte, principalmente de la música

La melodía de los guerreros
La melodía Warriors
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Por Leandro Carranza

En una de las dos series de las Semifinales de Conferencia Oeste se enfrentaron franquicias impostoras desde sus nombres. Utah Jazz atrae a quien quiere llenarse los sentidos de baloncesto. Invita a pensar al deporte como una rama del arte en movimiento. Golden State Warriors, por su parte, trae a la imaginación del juego otra lucha de estrategias, mucho más alejada de la armonía, como la guerra. Todo esto resiste sólo bajo los parámetros de un análisis tan frágil como los supuestos. Porque si el espectador quiere ver un baloncesto que también suene en sus oídos como jazz, debe sintonizar a los Warriors. Esa orquesta de talento que ha barrido al combativo pero apocado equipo de Utah y que se abalanza sobre una nueva posibilidad de llegar a lo más alto. En cuanto a resultados, claro está, porque Golden State mira a los demás equipos desde la cima si de rendimientos se habla.

“Strength in Numbers”, es, desde hace dos años, el slogan de la franquicia de San Francisco. Nació con naturalidad, alimentado por los resultados obtenidos en las últimas tres temporadas. Pero si algo es más espectacular que el cuánto en los Warriors, es el cómo. En cada pasaje de cada partido, se encargan de recordarles a todos que son ellos los que imponen las condiciones, los que eligen la música para bailar. Muy pocas veces dan un paso en falso. Y si ocurre, lo disimulan con una suficiencia que asusta. Dentro de una melodía que parece tener vida propia, los intérpretes son el tempo. Talento es el término que suena primero cuando los descriptos son Kevin Durant, Stephen Curry o Draymond Green. Inteligencia, sin embargo, es la característica clave de este equipo. Y cada integrante la tiene. Aunque especializados en sus instrumentos, cada jugador de Golden State sabe tocar las notas del otro, y una mala noche en particular no altera el sonido de la banda. Por eso es tan complicado hallar momentos de caos en semejante armonía.

Así es el juego de Golden State Warriors. Por momentos, como música clásica, encaja a la perfección todos sus pases, todos sus movimientos. Otras veces avasalla con la fuerza del rock o del rap. Como constante, son ellos los que tocan. Al rival de turno sólo le queda bailar.