A falta de once segundos para el final del encuentro, el escolta de los Denver Nuggets, Jamal Murray agarró el balón y fue directo hacia el campo de ataque. Allí estaba Lonzo Ball quien ya se había desentendido del partido porque estaba decidido. En estos momentos, hay una regla no escrita: si la diferencia en el marcador es de más de diez puntos y quedan menos de 24 segundos de partidos, el partido se ha acabado por parte del equipo vencedor. Si en algún caso esto no se cumple es porque los jugadores que van por debajo en el marcador todavía quieren disputar el encuentro hasta el último segundo. Murray dribló a Ball por la espalda ganándose una reprimenda tanto de los compañeros de Lonzo como del árbitro.
Julius Randle, ala-pívot joven de los Lakers, reacciónó a la acción haciéndole una falta a Murray tras la cual se le encaró. Brandon Ingram también estuvo presente en esa acción, aunque la confrontación no pasó a mayores. Jamal Murray se defendió en redes sociales alegando que solo estaban jugando a baloncesto. Durante el partido, las estadísticas de Lonzo Ball han sido parecidas a la de la mayoría de partidos esta temporada. Anotó nueve puntos, cogió la misma cantidad de rebotes y repartió cinco asistencias. Su porcentaje de tiros de campo y de lanzamientos de larga distancia siguen siendo pobres, encestó cuatro tiros de los diez intentados durante los 33 minutos jugados incluido uno de cuatro triples.
Lavar en la sombra
Lonzo Ball de por sí, podría ser objeto de envidia entre los jugadores más jóvenes de la liga. Sin su padre, la historia sería distinta. Sería simplemente el base del equipo de su ciudad natal, que en este caso, es la población más glamurosa de Estados Unidos junto a Nueva York. Sería digno de analizar si estaría allí si su progenitor no hubiera hecho de su familia un tema público. Lavar Ball es el típico padre de un deportista joven. Le ha puesto por las nubes. Le ha comparado con los mejores jugadores actuales y de siempre: “Lonzo es mejor que Curry”, “Mi hijo va a ser mejor que Jordan”. Seguramente esa actitud le ha ganado un puesto en la franquicia que ambos querían, los Lakers.
No es desdeñable para nada la incorporación de “Magic” Johnson como General Manager de la histórica franquicia angelina. Se está jugando su reputación con esta elección. Una elección que puede salirle muy bien o fatal. La presión que está soportando el jugador de primer año no ha sido vista jamás, ni siquiera con Lebron James. Se juntan varios factores: Los Lakers y Magic; Lavar, el “bombo mediático” (tanto positivo como negativo). Algunos veteranos se sienten insultados por Lavar Ball, el base de los Clippers, Patrick Beverley, es el ejemplo de la mentalidad de muchos de ellos. En el primer partido de la Fase Regular atosigó a Ball como solo el mejor base defensivo de la liga puede. John Wall dijo que anotaría cincuenta puntos sobre él.
Lonzo Ball va a tardar en conseguir medias de tiro decentes (ahora mismo es último tanto en el porcentaje de tiro de campo, como en el de triples y tiros libres). Sus números en la universidad no llegarán en un tiempo. Tiene que recuperar la confianza en su tiro, debe cambiar su tiro en general. El siguiente paso es centrarse en jugar e involucrarse más. Pero, sobre todo, divertirse, porque su estilo de juego lo permite.