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Regreso a pasado: un Curry hecho caníbal dinamita el sueño de los Thunder

Ayer hizo dos años del séptimo partido entre Warriors y los Thunder en el Oracle en el que los locales ganaron y lograron remontar un 3-1 en contra gracias en gran parte a Stephen Curry.

Regreso a pasado: un Curry hecho caníbal dinamita el sueño de los Thunder
Foto: nba.com
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Por Miguel Sánchez Villena

Los Warriors del 73-9 habían realizado la mejor temporada jamás vista a ojos de la NBA pero les faltaba algo, una redención, una muestra de poder abusador tras todo lo demostrado en los 82 partidos de la temporada regular. Con esa hazaña tendrían una historia que les haría tocar la gloria, rozar la perfección. Y sin quererlo, ya la tenían. Salieron de Oklahoma con un 3-1 en contra que los daba por muertos viendo el nivel que habían demostrado y lo que había hecho el equipo de Durant y Westbrook, pero los campeones de la NBA lograron remontar una eliminatoria que jamás se borrará de las retinas de los millones de fans que tiene este deporte.

Todos los actores estuvieron a gran nivel, pero la mención es especial la merecen Stephen Curry, Klay Thompson, Kevin Durant y Russell Westbrook. A lo largo de esas dos semanas se encargaron de hacer bueno cada madrugón, cada ojera y cada muestra de cansancio que los aficionados mostrasen. Cuando estaba bajo las cuerdas, Golden State renació de sus cenizas cual Ave Fénix para convertirse en el décimo equipo que remonta un 3-1 en contra en una serie al mejor de siete encuentros en los Playoffs.

Rudy Tomjanovich, leyenda en los Rockets dijo en su día: “Nunca subestimes el corazón de un campeón”. Un primer cuarto muy igualado, los Thunder salieron como una moto y lograron ventaja de 10 puntos a los tres minutos del comienzo del segundo acto, 19-29 y posteriormente 22-35. La cosa estaba bastante negra en ese comienzo de partido, Oklahoma había logrado maniatar a los campeones y apenas tenían espacio para la reacción más que los chispazos de Curry. El cambio vino a falta de cinco segundos para el final del primer tiempo cuando Steph la pilló desde su campo, se marchó de todos con gran pericia y consiguió encestar con la izquierda yéndose al suelo posteriormente y deslizándose como dos metros desde la linea de fuera, acabando por detrás de la zona de los cámaras.

Existía cierta preocupación con su rodilla izquierda tras el impacto que sufrió al irse al suelo en esa jugada, pero al final nada reseñable.

Foto: nba.com
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Y para quien tuviera dudas, llegó el show: 42-50 con nueve minutos transcurridos, triple de Curry en la cara de Ibaka y todo el Oracle en pie; otro de Klay y a cuatro puntos solo, 48-52; Steph puso el empate a 54 con un triple con un baile a Adams que se pasó toda la noche intentando adivinar como le fintó y solo una posesión después otro triple desde el otro lado con el mismo procedimiento, con ‘bailecito’ a Steven y la cara del fusil en décimas de segundo para enchufarla ‘limpita’ y primer ventaja de Golden State desde el 2-0 inicial, por segunda vez y tras media hora tomaban el mando. En cuestión de cinco minutos los Warriors exhibieron su mejor versión, esa que destroza a todo rival que se precie con su dinamita ofensiva y un acierto exterior marciano. Después un mate (y qué mate por favor) de Livingston al contraataque fue lo más reseñable de un cuarto en el que los Warriors buscaron aguantar la ventaja y jugar con los puntos a favor y en contra.

En el último cuarto la segunda unidad de los Warriors (Livingston, Barbosa, Barnes…) decidieron aparecer en el partido y pusieron el 71-58 y Oklahoma parecía muerto, pero todos esos adivinos se equivocaban. Siempre a remolque, pero nunca dejaron de pelear, de luchar, de creer pese a su 7/27 desde más allá del arco. A Oklahoma City Thunder no se le puede pudo más, antes acabaron con los Spurs y obligaron al mejor equipo de ‘RS’ de la historia a exhibir su mejor nivel para conseguir estar en las Finales de la NBA. Aquí fue cuando apareció la mejor versión de Durant, ese animal dormido que cuando lo vio necesario se apuntó siete puntos para poner el 90-86 a poco más de un minuto para el final. Oakland temblaba y apenas respiraba.

Foto: nba.com
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A muchos se les venía a la cabeza la película de Slender Man y su protagonista, un hombre de largas extremidades alto que acecha, acosa, perturba y traumatiza a sus víctimas, especialmente niños. ‘KD’ fue su representación esa noche. De ese marcador nos fuimos al 93-86 gracias a un triple de Klay, Durant falló uno lejano y se vino la jugada de la sentencia: Curry recibió tras el fallo de este y subió la bola sin apoyos a pesar de que animaba a los suyos a seguir la jugada, pues veían el partido ya sentenciado, pero no el actual MVP de ese momento. Amagó con una bandeja a Ibaka y se fue al lado y allí le esperaba Robertson en un jugada que parecía que iba a buscar perder tiempo o la falta, pero fintó al ’21’ con la cintura como el mejor movimiento de Billy Eliot, aro despejado y ‘choooooof’ brutal que hizo estallar al Oracle a grito de “¡¡¡MVP, MVP!!!”. Acto seguido chocó pecho con Green, esta vez sin simular que lo tiraba al suelo, y se dirigió a la grada estirándose el uniforme y mirándolos enrabiado mientras gritaba “¡We are not going home!” (no nos vamos a casa en español, en referencia a que todo el mundo los daba por muertos con el 3-1 y que las Finales ya las iban a ver desde sus casas).

Tras eso pilló el último rebote del partido y se digirió al centro de la cancha a esperar que los minutos pasasen, otros partidas culminado con victoria y remontada gracias a sus espectaculares números. 36 puntos con 13/24 en tiros de campo y 7/12 en triples con 8 asistencias en 40 minutos. Una marcianada digna del comandante de la nave nodriza más famosa de la NBA.

Este es el video del resumen de aquel partido: