Una de las Euroligas más disputadas de la historia se vio forzada a echar temporalmente el cierre el pasado mes de marzo debido al coronavirus. Los puestos de arriba estaban prácticamente fijos ya, pero eran los equipos de media tabla los que luchaban para hacerse un hueco entre los mejores clubes europeos. Anadolu Efes, Real Madrid y FC Barcelona ya tenían garantizada las plazas para los playoffs y su ventaja de campo a tan solo un par de victorias. Tan solo el CSKA y el Maccabi Tel Aviv estaban en una pelea por conseguir la ventaja de campo al posicionarse en el cuarto y quinto lugar respectivamente, los dos empatados con 19 victorias.
Precisamente a sido el club israelí una de las revelaciones de la competición europea. El conjunto dirigido por Sfairopoulos se ha colocado como una de las opciones a levantar el título, si es que la competición se reanuda. Posiblemente ha sido uno de los equipos más constantes de la Euroliga y eso se ha notado en sus resultados.
El resurgir de un histórico
El equipo israelí no consigue levantar el trofeo de campeón de Europa desde el 2014, aquella vez que, comandados por Rice, destrozaron al Real Madrid. Desde entonces el Maccabi no consigue volver a la senda de la victoria. Incluso en las anteriores ediciones no había conseguido meterse entre los ocho mejores. Mucho tiempo para un equipo que había triunfado.
Esta temporada de la mano de Sfairopoulos han conseguido colocarse como uno de los cocos de la competición. Un equipo sólido y muy bien gestionado, capaz de vencer a cualquier rival que se le ponga delante. Ejemplo de ello fue la meritoria victoria frente al Anadolu Efes por tan solo dos puntos. Antes del parón se encontraban en un momento de forma espléndido, habiendo ganado cinco de los últimos seis partidos que habían jugado.
Encomendados a Wilbekin
En las costas israelíes ha despertado uno de los mejores jugadores del baloncesto europeo. Un jugador que opta al MVP y que caería en sus garras si no fuese por un base llamado Larkin. No es otro que Scottie Wilbekin, un jugador capaz de dinamitar cualquier partido desde la línea de tres puntos.
El cañonero turco promedia 16 puntos por partido con un 43% desde más allá del arco, espectáculo puro y calidad a raudales. Un jugador que ha cumplido en prácticamente todos los partidos, y aunque a veces peque de individualista, suele sacar las castañas del fuego al Maccabi.
Un equipo cambiante
Quizás el mayor de los problemas al que se ha tenido que enfrentar el Maccabi ha sido a la ola de lesiones que ha azotado a la plantilla. Han habido muchos cambios desde el inicio de temporada, y los jugadores han ido y venido. Aun así, han conseguido funcionar bien y tener un núcleo principal con jugadores como Hunter, Dorsey o el propio Wilbekin. Jugadores como Acy o Caspi, fichajes clave del proyecto no han podido ayudar de forma regular al equipo debido a sus lesiones. Hay que nombrar también a Avidja, un joven alero israelí que ha crecido en importancia durante el devenir de la temporada.
La clave del equipo ha sido su buena química y el juego tan variado que emplean. Tan pronto te pueden atacar desde el triple con jugadores tan efectivos como Wilbekin o Dorsey como jugar en la pintura con Othello Hunter. Ha sido precisamente esta variedad en el juego lo que los convierte en un equipo difícil de doblegar.
Con la reanudación de la Euroliga en el aire debido al coronavirus el Maccabi, como todos los demás equipos, se ha visto obligado a parar. Una temporada en la que había resurgido uno de los baluartes de la Euroliga. Sin respuestas todavía sobre qué pasará, el Maccabi aguarda su momento, y no se sabe si será esta temporada o la que viene. Lo que es seguro es que han vuelto para quedarse. Ilusiona el proyecto israelí.