Hablar de una franquicia como Oklahoma City Thunder es sinónimo de juventud y éxito. Un equipo siempre candidato a lo más alto que cuenta con el, para muchos, mejor jugador de la liga, Kevin Durant, y con dos escuderos de lujo, como son Russell Westbrook en el exterior y Serge Ibaka en la pintura.
Los Thunder continuaron siendo una máquina perfectamente engrasada durante los primeros meses del año 2013, sobre todo en el Chesapeake Energy Arena, convertido en un fortín donde pocos equipos pueden evitar la derrota. No obstante, los Thunder consiguieron un fantástico balance de 34 victorias y 7 derrotas jugando como locales en la temporada 2012/2013. Todo parecía marchar sobre ruedas, terminando la temporada regular en primera posición de la conferencia Oeste (con un balance de 60 victorias y 22 derrotas) y con un ataque demoledor, hasta que en el segundo partido de la primera ronda de playoffs (ante Houston Rockets) se produjo un serio contratiempo que, a posteriori, iba a condenar a los Thunder.
La inoportuna lesión de Westbrook
En el segundo cuarto de ese encuentro, el base de los Rockets Patrick Beverley intentó recuperar un balón y golpeó con su cadera la rodilla de Westbrook de forma fortuita. Aunque el base de los Thunder continuó en la cancha y fue capaz de concluir el partido, era obvio que no podía correr con normalidad. Después de ese encuentro, Westbrook diría adiós a la temporada y al comienzo de la 2013/2014. Hasta ese momento, el base no se había perdido ningún partido en su carrera y tenía la racha más larga de un jugador de la NBA en activo, con 394 partidos consecutivos disputados.
Scott Brooks tenía un problema serio, ya que la baja de Westbrook supondría un descenso de 23 puntos y casi 8 asistencias por partido, una pérdida difícilmente reparable. Una gran parte de la opinión general pensaba que la baja de Westbrook no sería tan traumática para los Thunder, puesto que, aunque es un jugador con altos números de anotación, provocaba muchas pérdidas y desperdiciaba una gran cantidad de tiros a canasta. Pero el tiempo demostró que la importancia del jugador en este equipo es muy grande.
En semifinales de conferencia, los Grizzlies infligieron un serio correctivo a los Thunder, con un global de 4-1 en la eliminatoria. Con Durant, Ibaka y la aportación de los hombres complementarios no era suficiente. El eléctrico Reggie Jackson fue el sustituto de Westbrook en el quintento titular y, a decir verdad, tuvo una actuación muy valiosa en los partidos que disputó, promediando 15 puntos, 5.3 rebotes y 3.9 asistencias.
La importancia del sexto hombre
Esos minutos sirvieron para que Jackson adquiriera más confianza y química con el equipo, una experiencia que le ha servido para tener un rol más importante en la presente temporada, más aún tras la marcha de Kevin Martin a Minnesota Timberwolves. Los Thunder, o mejor dicho Scott Brooks, tienen un acierto espectacular en la elección de los sextos hombres. Si hace dos temporadas fue James Harden el que se destapó como una gran estrella partiendo desde el banquillo, y la pasada temporada fue Kevin Martin quien aportó frescura desde el banco (14 puntos por partido); esta temporada es Reggie Jackson quien está complementando al equipo de forma brillante en su tercera campaña en la NBA. 
El base, elegido por los Thunder en el puesto 24 del draft de 2011, promedia 12.5 puntos, 3.8 rebotes y 3.4 asistencias hasta la fecha y, junto con el sorprendente Jeremy Lamb, ambos son el sustento de estos Thunder cuando la segunda unidad tiene que dar la cara.
Déficit en el pívot
El mayor hándicap que arrastra este equipo hasta la fecha es la posición de pívot, ya que el que ocupa esa demarcación en el quinteto titular es un Kendrick Perkins muy alejado de los mejores de la liga en esa posición y con unos números paupérrimos (2.9 puntos y 3.6 rebotes esta temporada). El rookie Steven Adams está cuajando buenas actuaciones saliendo desde el banquillo, pero es evidente que los Thunder necesitan reforzarse con un pívot de garantías para no depender tanto de Ibaka en la pintura.
Durante la presente temporada la franquicia de Oklahoma tiene un balance actual de 23 victorias y 5 derrotas, cuatro de ellas fuera de casa (Timberwolves, Clippers, Warriors y Portland) y la sorprendente ante Toronto en Oklahoma (104-98), en un back to back tras la luchada victoria en San Antonio. Los de Scott Brooks tienen como objetivo terminar de nuevo en la primera posición de la conferencia, al igual que la pasada campaña, y es evidente que tienen potencial para poder lograrlo.
Capaces de todo
A San Antonio Spurs, su máximo rival para hacerse con el título del Oeste, ya ha sido capaz de derrotarlo en dos ocasiones en la presente temporada, una en Oklahoma (94-88) y otra en Texas (113-100) con un Westbrook estelar; pero por detrás vienen equipos muy peligrosos, como Los Ángeles Clippers y la revelación Portland Trail Blazers. Una conferencia con equipos de altísimo nivel a diferencia del Este, donde Indiana Pacers y Miami Heat campan a sus anchas.
Si los Thunder son capaces de no depender en demasía de la anotación de Durant y Westbrook, y continúan con la buena actuación de su banquillo puede ser un claro finalista de conferencia y, por qué no, campeón de la NBA. Pero por dentro Ibaka está muy sólo y algún refuerzo de garantías en esta zona aportaría un salto de calidad mayor a esta gran plantilla.
La temporada aún es muy larga, algunos equipos bajarán su rendimiento y otros experimentarán una gran ascensión, pero lo cierto es que estos Thunder, hoy día, son un valor seguro. El devenir en los playoffs es impredecible. El cansancio y la suerte son factores fundamentales en ese período de la temporada, pero queda patente que la ambición y las ganas de triunfar son una seña de identidad de un conjunto temido por todos los rivales de la liga. Los Thunder tienen licencia para soñar.
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