Nadie ha remontado nunca un 3-0 en playoffs, menos aún en las finales. Esto se sabía en Cleveland, pero aún así no pudieron detener a un equipo que ya es histórico, que hoy ha alcanzado la marca de 15 victorias y 0 derrotas desde que comenzó la fase final, el mejor récord de siempre. La imposible remontada lograda en las últimas finales podía servir como precedente o, al menos, invitaba al optimismo: “Si lo hicimos el año pasado, ¿por qué no este?” Pues porque este año señores los Warriors sumaron la pieza definitiva a su arsenal: Kevin Durant. Este alero, natural de Washington DC, es el que hoy ha impedido que la victoria se quedara en casa, y que la serie tuviese algo más de emoción.

Un partido muy igualado

El choque comenzó con un gran ritmo de juego, la tónica habitual de los últimos duelos entre ambos, un intercambio de golpes que siempre van a ganar los californianos. Y así fue, los Warriors ganan los dos primeros cuartos y se van al descanso con una ligera ventaja de seis puntos, pero la sensación es de que todo puede cambiar en un segundo. Si la primera parte fue la de LeBron (manteniendo a flote a su equipo), la segunda fue la de Irving, que anotó 16 puntos en el tercer periodo y dejó todo en el aire para el último asalto. Un último asalto al que los Warriors llegaron vivos gracias a un buen Klay Thompson y a la aportación desde el banquillo de veteranos como David West.

El último cuarto, espectacular

A todo esto que llegamos a los últimos 12 minutos de partido con ventaja para los de casa, 94-89. Por momentos parece que los Warriors no pueden aguantar el ritmo del partido, ¿cómo puede ocurrir esto? Debido a un genial Irving que no paró de castigar la defensa rival con su explosividad, aún con todo consiguen sobrevivir al vendaval. A falta de tres minutos J.R. Smith anota un triple que sirve para poner el 113-107 en el marcador, pues bien, está será la última canasta de los locales. Porque a partir de ese momento entra en escena Kevin Durant, que anota 7 de los 11 últimos puntos de su equipo, incluyendo un triple memorable en la cara de LeBron James, que supuso el 113-114 y rompió definitivamente el partido. Tyronn Lue usa la táctica de hacer falta y buscar la canasta de tres puntos rápidamente, pero no le funciona porque LeBron pierde el balón en la jugada decisiva: el Quicken Loans Arena es un funeral.

Durant, apabullante; Lebron e Irving, estelares

Sin duda los tres nombres del partido. El primero por su último minuto, ganando el partido él solo y que hizo olvidar un pésimo tercer cuarto, en el que solo marcó un punto a pesar de jugar todos los minutos. Finalizando el encuentro con 31 puntos y un 55% en tiros de campo. El dúo estelar de los Cavs rindió a un altísimo nivel, LeBron fue constante e Irving rompió el partido con una serie de canastas a cada cual más espectacular. A pesar de combinar 77 puntos entre ambos estuvieron demasiado solos, y no pudieron con el que es ya para muchos el mejor equipo de la historia. Otros jugadores que rindieron bien fueron Curry (26+13) y Thompson (30 puntos y aguantando al equipo en los peores momentos) en los californianos y J.R. Smith y Kyle Korver en el otro bando, que estuvieron a un nivel aceptable.

Las que para muchos iban a ser las mejores finales de la historia se han quedado en papel mojado, los Warriors se han mostrado como un equipo imparable, con un arsenal ofensivo y unos recursos defensivos a la altura de los mejores de la historia. Después de lo visto el año pasado no se puede descartar ninguna opción, pero remontar un 3-0, este 3-0, es una quimera. Golden State va a recuperar el trono perdido el año pasado, Durant va a conseguir el anillo que tanto se merece como jugador de época que es y esperemos que estos playoffs sirvan a la liga para tomar nota del paupérrimo nivel visto este año y que la competitividad vuelva a la NBA en un futuro no muy lejano.