Como decía Galeano, el fútbol demuestra que la Tierra no es muy redonda, pues su esfericidad dista mucho de acercarse a la perfección, aunque para una representación óptima de ésta, se utilice una esfera. El fútbol como el ser humano queda lejos de la perfección, son muchos los aspectos en los que es tan imperfecto como el mundo que hemos creado, aunque la historia de la principal herramienta de trabajo del futbolista constituya una constante búsqueda de la perfección.

Buckyball y la esfera de los dioses

Foto: www.openculture.com
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Es la esfera el cuerpo ideal de los filósofos griegos, la grandiosa creación de los dioses. Y es el balón un constante generador de mitos y dioses de nuestro tiempo, por ello su evolución histórica es un método muy didáctico para constatar la misma. En la citada evolución histórica en busca de la perfección, el balón pasó de ser un objeto de dudosa esfericidad a convertirse en un poliedro, concretamente en un icosaedro truncado. Utilizado por ser uno de los poliedros que más se aproximan a una esfera, el balón que vemos hoy rodar por los campos de fútbol es fruto de siglos estudio y evolución de la geometría. La pelota gira al ritmo de los  poliedros regulares descubiertos por Platón hace más de 2.500 años, surge de la relación entre las caras y las aristas, de la fórmula matemática demostrada por el suizo, Leonard Euler. Precisamente de ese dilatado periodo de estudio e investigación extrajo su idea el arquitecto Richard Buckminster Fuller, un balón de 20 hexágonos y 12 pentágonos para un total de 32 paneles que hacían cobrar vida al conocido como "buckyball". Pero para llegar a la esfericidad actual, superior al noventa por ciento, muchos futbolistas, que antaño eran conocidos como sportsmen, demostraron que era posible generar ilusión y espectáculo haciendo uso de un objeto mucho más cercano al geoide que es nuestra Tierra.

Evolución histórica

Foto: ermisvfland.wordpress.com
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Aunque los primeros balones estaban confeccionados sobre una base inflada de una vejiga de cerdo cubierta de cuero encurtido, es un hecho constatable históricamente que el primer balón de caucho de la historia, es aquel que se exhibe en el National Soccer Hall of Fame, localizado en Oneonta, NY, USA. Un balón utilizado como trofeo en el encuentro disputado el 7 de noviembre de 1863 en el Boston Common entre el Dixwell Latin School (creado y formado por Gerritt Smith-Miller) y la Noble & Greenough, una escuela independiente situada en Dedham, MA. Objeto deportivo de transcendencia crucial que en 1925 fue donado a la “The Society For the Preservation of New England Antiquities” por la familia Gerritt Smith-Smith-Miller, que gentilmente a su vez  lo cedió al National Soccer Hall of Fame. La importancia capital del citado balón radica en un personaje histórico: Charles Goodyear,  que en 1836 patentó el caucho vulcanizado iniciando la carrera del caucho y diseñando su primer balón de caucho vulcanizado en 1855. Posiblemente más duro pero mucho más esférico, menos impredecible en sus movimientos y el primer eslabón de una cadena que fue perfeccionándose hasta nuestros días.

En cualquier caso el fútbol europeo llevó a cabo su propia evolución histórica, pues el balón es un ser vivo que nació en la desembocadura de un río llamado Inglaterra. Los primeros balones se produjeron en Inglaterra con cuero curtido y una cámara de vejiga de buey. Como ejemplo del citado tipo de balón, el modelo utilizado en la final de la FA Cup de 1893 y conservado en el museo de los Wolves. En aquellos finales del siglo XIX e inicios del siglo XX los balones se caracterizaban por poseer un cosido a base de paneles muy similar al balón de baloncesto actual. Cosidos de forma transversal mejoraron ostensiblemente su esfericidad.

Modelo T-Shape

Foto Fifa.es
Foto Fifa.es

Posteriormente salió al mercado el modelo T-Shape, utilizado en el Mundial de Uruguay de 1930, compuesto por 12 piezas cosidas a mano. Conocido como de tiento, era de cuero y su costura exterior poseía tal dureza, que obligaba a los rematadores de cabeza a usar pañuelos y boinas como método de protección. Aquel balón fue el de nuestros abuelos y tatarabuelos, tipos tremendamente curtidos con un concepto muy arraigado al fútbol batalla. Educados en la cultura del esfuerzo deportivo y, el dolor experimentado al intentar generar juego y goles con este tipo de pelota. La costura exterior y su cordón lo convertían en un balón impredecible, especialmente cuando el borceguí impactaba contra el encordado o cuando un jugador tenía que cabecear. Con la dureza del tungsteno, y esos cordones que llegaban incluso a provocar heridas, no es de extrañar que los jugadores de la época tuvieran que recurrir al uso de las protecciones para paliar los tremendos impactos con la pelota. Un tipo de balones que el entrar en contacto con el agua, en climas lluviosos y campos embarrados se convertían en enormemente pesados.

Superball de Bell Ville

Su original diseño a base de gajos en forma de T, lideró el mercado durante muchos años, siendo protagonista de varios mundiales, aunque experimentando una progresiva evolución. Precisamente en el Mundial de Italia de 1934 se recurrió a un modelo con diseño en T pero ideado en Argentina y conocido como Superball, que eliminó el problema del tiento que poseían todas las pelotas de la citada época. En la localidad argentina de Bell Ville, Provincia de Córdoba, fue patentada por Romano Polo, Antonio Tossolini y Juan Valbonesi, la pelota sin tiento, con una costura menos aparatosa y una válvula invisible.

En el legendario Mundial de Brasil, en 1950 y siendo aún rudimentario en su aspecto y en sus prestaciones, se usó el Super Duplo T, hoy conservado en el "American Soccer Museum" (EEUU). En el Mundial de Suiza de 1954 se utilizaron balones de 18 paneles con un característico color anaranjado que los convirtieron en un modelo ciertamente peculiar. Con respecto al balón utilizado en el campeonato Mundial de Suecia de 1958, hay que destacar que en su exterior siguieron siendo de cuero con gajos en estructura con forma de T, aunque se comenzaron a utilizar las cámaras de goma.

Los balones poliédricos

En la siguiente década los balones experimentaron una crucial evolución, gracias al diseño poliédrico de Richard Buckminster Fuller. Ya en Santiago de Chile con el balón “Crack” conmemorativo de la Copa del Mundo de Chile de 1962, Adidas se hizo con el monopolio de la Copa del Mundo. Y pese a que se jugaron partidos durante el citado torneo con modelos con 18 paneles, ya se comenzaron a ver los poliedros regulares de Platón rodando sobre el césped. Curiosamente cuatro años después, Inglaterra recurrió nuevamente al modelo de balón de paneles proporcionado en exclusividad por la marca Slazenger, bautizado como Challenge y compuesto por 25 paneles. Fue quizás la despedida de un histórico balón que marcó sin duda a generaciones de futbolistas y aficionados a un juego, que en la década de los setenta entró en otra dimensión.

Foto: colgadosporelfutbol.com
Foto: colgadosporelfutbol.com

Se estudió entonces a fondo la perfección geométrica en los balones y se determinó que la forma más adecuada era con 32 cascos, 20 hexágonos y 12 pentágonos. En el año 1970 se diseñó un modelo de balón producido para un mundial, en el que la televisión cobró especial protagonismo: el Telstar Durlast de México 70, más visible para las cámaras de televisión en blanco y negro. Compuesto por 12 pentágonos negros y 20 hexágonos blancos, 32 piezas cosidas a mano que la convirtieron en la pelota de fútbol más esférica de su tiempo. Para el Mundial de Alemania de 1974 se diseñó el Adidas Telstar Durlast 2, versión mejorada del balón creado en 1970. Un diseño del que se fabricaron dos versiones, uno blanco y negro y otro blanco que fue bautizado con el nombre de Adidas Chile, como homenaje a un balón blanco utilizado en el Mundial de Chile de 1962.

Foto: worldcupballs.info
Foto: worldcupballs.info

Cuatro años después y con motivo del Mundial de Argentina se diseñó el balón Tango, que ofrecía mayor resistencia en el golpeo y liviandad en el vuelo de la pelota. Inspirado en la típica música bonaerense, supuso una revolucionaria versión para la época, puesto que se adaptaba magníficamente bien a los factores climáticos y acabó con el sufrimiento de los grandes cabeceadores por la liviandad de su peso. Era un balón precioso con veinte piezas, con triadas que generaban la ilusión óptica de que poseía 12 círculos idénticos, dotando a la pelota de un atractivo visual jamás visto. En el Mundial de España de 1982, Adidas presentó el Tango España. Si el Tango Adidas era una auténtica revolución, esta versión consiguió mejorarla. Tenía las costuras selladas con material sintético, por lo que mejoró aún más su adaptación al agua. Redujo el aumento de peso por humedad y su impermeabilidad supuso un avance más en esa búsqueda de la pelota perfecta.

La llegada de los balones sintéticos

El Adidas Azteca de 1986 fue el primer balón sintético utilizado en una fase final de la Copa del Mundo. Al disputarse en México, la marca deportiva buscó un balón lo más adaptable posible a la altura y a las condiciones, con gran porcentaje de humedad. Algo que consiguió, ya que el balón gozó de una gran aceptación tanto por parte de los aficionados como de los futbolistas. Inspirado con motivos de los antiguos aztecas, el color rojo en sus letras apuntó el comienzo de una nueva era en la producción de balones, que además de estar encaminada hacia la mejora y el perfeccionamiento de su control, vuelo y esfericidad, caminó inexorablemente hacia la vistosidad y el marketing.

Etrusco: ¿el mejor balón de todos los tiempos?

Foto: legendariosdofutebol.blogspot.com
Foto: legendariosdofutebol.blogspot.com

El poliuretano y la cámara de látex se abrieron camino, masificándose su uso. Se presentó en sociedad para la Copa del Mundo de Italia de 1990 el balón Etrusco, un balón que poseía una capa de espuma negra de poliuretano que le otorgaba más rapidez y una atractiva y dinámica movilidad. Inspirado en la historia de Italia y, en el arte etrusco, para muchos sigue siendo el mejor balón fabricado de todos los tiempos. Su tacto era ciertamente maravilloso y por alguna razón llegó a ser utilizado en las mejores ligas del planeta, además de en tres eventos futbolísticos del calado de un mundial (1990), una Eurocopa (1992) y unos juegos olímpicos (1992).

En el Mundial de Estados Unidos de 1994 Adidas alumbró el balón Questra, con una nueva capa de poliuretano como principal protagonista. El balón inspirado en la exploración del espacio y la tecnología alumbró dos versiones más, el "Questra Europa" utilizado en la Eurocopa de 1996, y el modelo "Questra Olympia", usado en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. Aparte de una tercera versión bautizada como Questra Apollo, fabricada en exclusividad para la Federación Española, de la que se crearon mil unidades.

Avanzada tecnología

El Mundial de Francia de 1998 también tuvo su balón, el Tricolore, un balón en el que para su diseño y fabricación se empleó el uso de la más avanzada tecnología. La feroz competencia de las marcas deportivas hicieron posible que se dieran grandes pasos en la evolución y el diseño de los balones. Con el Tricolore, Adidas presentó un balón con el que se aumentó la precisión y potencia en el tiro, gracias a que además de ser fabricado con poliuretano, llevaba una capa de espuma sintética y la tecnología incorporada al esférico con tres micro balones pre hinchados con gas. El color llegó de forma definitiva al mundo del balón, su calidad de impresión fue muy alta, la técnica de impresión “bajo vidrio” otorgó mayor viveza a los motivos inspirados en la bandera de Francia y la Federación Francesa.

Se comenzaron a diseñar a partir de entonces balones con menos paneles, ya que la costura restaba precisión a la hora de los remates o tiros libres. Se presentó el Terrestre, un balón creado para acudir a la cita de la Eurocopa de naciones de 2000, disputada en Bélgica y Holanda. Para el Mundial de 2002 disputado en Corea y Japón, Adidas presentó el Fevernova, según la marca un 25 por ciento más preciso y un 10 por ciento más veloz que su antecesor, el Tricolore. El dibujo inspirado en una turbina, representaba la innovación tecnológica de los países organizadores. El color dorado simbolizaba la energía, las llamas rojas representaban el fuego como llama conductora. Su nombre, estaba inspirado en la fiebre generada por el acontecimiento y el poder de una “nova”: una estrella que luce muy brillante durante un periodo relativamente corto.

Foto: 100x100fan.com
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El Fevernova fue el primer balón oficial de la Copa del Mundo, desde 1978, que rompió radicalmente con el tradicional diseño del balón Tango, creado para el mundial de Argentina. Su mayor innovación era su sistema de capas de espuma sintética, que consistía en una serie de micro celdas rellenas de gas altamente comprimidas y duraderas, que aportaban una extraordinaria devolución de la energía y una amortiguación adicional para aumentar el control y la precisión. Un chasis de tres capas tejidas dotaron al Fevernova de nuevas características tridimensionales, lo que facilitó una trayectoria más precisa y predecible.

Con un diseño futurista el Roteiro quiso conquistar a todos en la Eurocopa de Naciones que se disputó en Portugal en 2004, pero el resultado no satisfizo a los jugadores. Fueron muchos los que alzaron la voz para manifestarse negativamente respecto al dudoso vuelo y la excesiva liviandad del balón. Andrea Pirlo lo llegó a comparar con una de las pelotas de plástico con las que jugaba de pequeño y su impredecible vuelo desconcertó seriamente a los porteros que lo tuvieron que sufrir. En cambio su elegante diseño en plata con franjas negras en forma de cruz, lo convirtieron en un balón ciertamente atractivo visualmente.

El Adidas +Teamgeist fue el balón oficial de la Copa Mundial de Fútbol de 2006 de Alemania, su nombre inspirado en la palabra Teamgeist aludía al espíritu de equipo. Diseñado por la Molten Corporation y fabricado por Adidas, difería esencialmente respecto a sus predecesores en que de las 32 caras habituales poseía sólo 14 caras curvas, haciendo el balón topológicamente equivalente a un octaedro truncado.

Jabulani, un balón criticado, pero inolvidable para España

Foto: periodismohumano.com
Foto: periodismohumano.com

En Sudáfrica 2010, el inolvidable Jabulani se incrustó en el fondo de la portería  del Estadio Soccer City de Johannesburgo, aquel día defendida por el portero holandés Stekelenburg. El zapatazo de Andrés Iniesta dibujó la trayectoria ganadora para la selección española de una pelota desarrollada en la Universidad de Loughborough, en el Reino Unido. Su nombre “Jabulani” significaba celebrar en idioma zulú y, "La Roja" vivió la mayor celebración de su historia. Todo ello gracias a un balón también muy criticado por su impredecible comportamiento en el aire. En la búsqueda de la esfericidad perfecta, de la tecnología más avanzada, se perdió un poco la esencia del balón de fútbol. Quizás se le otorgó demasiada personalidad a la pelota, sin tener en cuenta de que el balón adquiría la personalidad de aquellos encargados de hacerlo rodar por el verde. De esta forma se perdió  precisión aerodinámica y su vuelo se hizo inestable, dando lugar paradójicamente el exceso de tecnología empleada en su diseño, a un paso atrás. Por ello y para evitar el aluvión de críticas de los profesionales, en el Mundial de Brasil de 2014 se apostó firmemente por conseguir un balón mucho más preciso, tecnológicamente avanzado pero más terrenal. Consiguiendo con la geometría de la costura darle precisión en la aerodinámica y, un vuelo estable. Pero muy especialmente teniendo en cuenta la opinión de más de setecientos jugadores, que llegaron a intervenir incluso en su diseño.

Foto: www.libertaddigital.com
Foto: www.libertaddigital.com

De esta forma Brazuca ofreció otra cara y pudo competir de igual a igual con otros balones de marcas con similar e incluso mayor calidad.  Porque en esta historia evolutiva del balón perfecto, de búsqueda hacia la esfera de Dios, la guerra de las marcas mucho tuvieron que decir y contar, pero todas y cada una de ellas tuvieron que someterse al juicio del futbolista, el único capaz de hablar con criterio de la calidad de su más valiosa herramienta de trabajo: la pelota.