En el concepto del tiempo del hombre occidental existe el pensamiento de que el mismo corre de forma lineal, mientras que en cambio el del oriental se cree en su discurrir circular. Y como seres que nos proyectamos en el tiempo, es este el que nos hace plantearnos constantemente dudas respecto a la eternidad, por ello el ser humano construye hipótesis y teorías que desarrollan la creencia en la existencia del ser eterno.

Una de las más extendidas es aquella que defiende la teoría de reencarnación y con ella la proyección de las almas en vidas sucesivas. En ese concepto circular del tiempo, la magia, lo trascendente, lo que escapa a nuestro entendimiento, posee una importancia capital. Y en el discurrir circular, del escapismo sobrenatural, brilla con fuerza la figura histórica de Harry Houdini, el ilusionista más célebre de todos los tiempos, aquel que con sus trucos hizo creer al mundo en la existencia real de la magia.

Mágico González, proyección del alma de Houdini con un balón

Houdini falleció en Detroit -Michigan-, un 31 de octubre de 1926 y partiendo de la teoría circular, del tiempo eterno, la repetición cíclica, el universo que describe un movimiento circular, el nacimiento un 13 de marzo de 1958 en San Salvador de Jorge González Barillas, supuso casi como una constatación de la misma.

Pitágoras decía: El tiempo es la esfera del mundo, porque todo está en el tiempo. Y en la esfera del reloj que vuela, que rueda, rodaron diecisiete años desde la última vez que Mágico González pisó la Tacita de Plata. También más de tres décadas desde la primera vez que los gaditanos comenzaron a creer en la teoría de la reencarnación. No en vano en la historia del fútbol jamás se contempló a escapista igual a Mágico, mayor ilusionista de la esfera del mundo, la proyección del alma de Harry Houdini con un balón.

'60 años de Magia'  

En el marco del evento deportivo “60 años de Magia” organizado por el club gaditano con Manuel Vizcaíno a la cabeza y la Fundación Cajasol, Jorge escapista de la vida y el balón, se ha dejado ver de nuevo por la tierra en la que sorprendió a miles de personas con sus trucos sobre la alfombra verde de Carranza. También sobre las lunas suburbanas gaditanas de aquellos maravillosos años ochenta en los que se escapó absolutamente de todos.

Una de sus puertas llevará su nombre y la afición le podrá volver a ver vestido de corto, pero Jorge escapará por enésima vez haciendo su culebrita macheteada sin que prácticamente nadie se percate de ello.  Para él lo importante siempre fue el eterno retorno de la ilusión, la de esos niños que transmitieron a sus hijos las peripecias y andanzas de un mago absolutamente anárquico. Aquel que vivió una vida deportiva y personal posiblemente nada ejemplar, pero que durante un periodo de tiempo de la misma la quiso vivir y rodar a su aire en un rincón del sur de España que no le olvida.

No se le pueden poner puertas al mar, tampoco al viento y Jorge sigue siendo el mismo espíritu libre que se marchó. Lo único que le diferencia de aquel, es el discurrir circular del tiempo, los surcos de piel que perfilan su afilado y angulado rostro, además de esa cabellera plateada que le confiere aspecto de viejo rockero, de cantaor flamenco que escapa de madrugada por la habitación del duende.

Quedará la magia, es el titular…

El tiempo es circular y Jorge es la eterna canción del rodar del mismo; aquello sobre lo que escribió Alejandro Sanz en referencia a la música es absolutamente extrapolable a ese viento Mágico que ese escapa, que no se puede atrapar, que se aferra en el tiempo y queda eterno en el corazón. Pues quedará cuando no estemos, quedará cuando no estéis, siempre quedará la magia y su inmensidad, quedará la magia que es el titular…