El Commerzbank-Arena estaba listo para recibir, junto a sus 48.132 espectadores, al histórico equipo italiano de Ciro Inmobile y los suyos, la Lazio del hermano menor del legendario delantero centro italiano Filippo Inzaghi, Simone Inzaghi.

El Eintracht de Frankfurt dirigido por Adolf Hütter buscaría el partido con la máxima ambición posible desde el minuto 1. Los alemanes sabían que puntuar en su campo contra un rival tan complicado como el conjunto italiano iba a ser uno de los objetivos principales de la fase de grupos de la actual Europa League.

Todo comenzaría correctamente y se bailaría la música que el Eintracht de Frankfurt proponía al instante. El equipo alemán desde el segundo 1 buscó portería rival, la cual encontró, para abrir el marcador a su favor, en el minuto 4. Un córner efectuado por Jonathan De Guzmán acabaría en los pies de Danny Da Costa para que el lateral alemán rompiera el arco rival y abriera la cuenta para los suyos. El gol llegó gracias a un disparo fuerte por el centro de la portería de Silvio Proto que este no pudo controlar.

Las faltas y las duras entradas comenzarían a tomar especial protagonismo durante el encuentro europeo. Tan solo al minuto 18, el jugador de la Lazio Riza Durmisi, tuvo que retirarse lesionado gracias a una falta recibida en la banda izquierda minutos antes. Cinco minutos más tarde llegarían 2 tarjetas amarillas para el Eintracht de Frankfurt (Jonathan De Guzmán y Kevin Trapp) y el ansiado gol del empate para el conjunto italiano. Marco Parolo remató con la pierna derecha desde el centro del área después de una magnifica asistencia de Joaquín Correa para poner el 1-1 en el marcador, el argentino posteriormente sería expulsado.

Cuando la Lazio pensó que respiraba un poco más y que tenía el control del encuentro, un balde de agua fría llegaría: el desempate del Eintracht de Frankfurt luego de una espléndida jugada de Mijat Gacinovic al minuto 28, quien habilitaría con un centro a Kostić para que este rematara por el centro de la portería y batiera a Proto.

Con el pasar de los minutos del final de la primera abundaban las faltas y el juego detenido, no el buen fútbol. El árbitro tuvo una tarea bastante complicada en este compromiso que contó con más de 20 faltas en total. La primera parte se acabaría sin ninguna otra ocasión de claro peligro pero sí con 3 amonestaciones más, incluyendo la primera expulsión del encuentro, por parte Dusan Basta tras reincidir en el llamado “juego peligroso”.

Ambos equipos se marcharían a sus respectivos vestuarios para refrescar ideas. El Eintracht intentaría salir a cerrar el partido mientras que el equipo italiano tendría una tarea más difícil, batallar con 10 hombres durante los 45 minutos restantes, o al menos eso creían ellos.

La segunda parte daría comienzo de manera enérgica, tan solo un minuto después de comenzar, Joaquín Correa ya remataría sin éxito a la portería protegida por Kevin Trapp. El tercer gol del combinado germano llegaría tras 4 faltas, 3 de ellas cometidas por los locales y una sola por los visitantes, la Lazio. La anotación llegaría a raíz de un contraataque, un remate preciso hacia la escuadra derecha sentenciaría de cierta forma a los italianos, el goleador esta vez fue Luka Jovic.

Si ya era cuesta arriba remontar dicho marcador con 10 jugadores para los italianos, llegaría la segunda expulsión del partido: Joaquin Correa sería amonestado con roja directa tras pelearse con los jugadores alemanes y por ende sería enviado a los vestuarios. Ya era una misión casi imposible para la Lazio puntuar en el Commerzbank-Arena.

A partir del minuto 60 el partido ganaría y perdería estrellas en el campo, los cambios empezaban a aparecer. Por la Lazio se retiraría Milinkovic-Savic y por el Eintracht se retiraría el goleador, Luka Jovic, quien daba la oportunidad al croata Ante Rebic.

El partido se mantendría lento, pausado y aburrido hasta el minuto 90 como consecuencia de la disparidad numérica de ambos combinados. Si algo estaba claro es que era la noche de Da Costa. El habilidoso lateral firmaría su doblete personal en el tiempo añadido para sentenciar definitivamente el partir y hundir un poco más a la Lazio, equipo que no dejó de luchar hasta el pitido final.