Partido soso y aburrido hasta para los presentes en el Volkswagen Arena. Hay que decirlo porque no se puede decir mucho más. Claro que hay varias conclusiones y datos que se pueden sacar de este partido por cómo se jugó y cómo fue planteado por los entrenadores. Primero, el Wolfsburgo ganó su segunda partido en casa de la temporada y esperemos que este sea el punto de partida de un impulso anímico para los jugadores. Segundo, el Leipzig perdió su invicto de 10 partidos por Bundesliga y tercero, concedió un gol después de 499 minutos. Esto último es algo para admirar y recordar porque conseguir esta solidez defensiva en el fútbol moderno y especialmente en la Bundesliga, es un gran mérito.
El Wolfsburgo no venía bien. De sus últimos cinco partidos había ganado tan solo uno y perdido los otros cuatro. Así que Bruno Labbadia no se complicó, saco un clásico y efectivo 4-4-2 que le daría orden atrás y suficiente ataque en defensa. Por el otro lado del campo, el Leipzig salió con un 3-5-2 que parecía más ofensivo en el papel y con el andar del partido se fue deteriorando. La formación de Labbadia fue ideal para el planteamiento del partido ya que con un Jerome Roussillon inspirado por la banda izquierda, supo aprovechar mucho su superioridad por las bandas y hacerle suficiente daño al Leipzig.
El equipo de los toros pareció nunca despertar. Le marcaron un gol que comenzó en un tiro de esquina propio y con un pelotazo largo y un error en el retroceso le concretaron el partido. La falta de ideas en el medio campo se hizo sentir mucho debido a la ausencia de tres jugadores claves en esta plantilla del Leipzig: Emil Forsberg, Marcel Sabitzer y Kevin Kampl. Todos fueron ausentes y las riendas de la creación de juego del equipo recayó en el portugués Bruma. Bruma siempre fue conocido como un extremo veloz y punzante que te gana siempre en el uno contra uno, seguramente tendrá una formación y una idea de como jugar por el medio y creando juego pero hoy no se le vió nada de eso.
Por su parte el Wolfsburgo sí hizo un partido impecable en cuanto a lo táctico. En el primer tiempo supo aprovechar las ventajas que su rival le daba por las bandas y le generó mucho peligro, además supo controlar bien a los delanteros rivales que no tuvieron muchas ocasiones de gol. En el segundo tiempo se vió un equipo más vertical y que en tan solo cinco minutos pudo cosechar todo lo que había sembrado en la primera parte con el gol de Roussillon. Después tuvo que cerrarse y manejarle el partido al Leipzig de gran manera. Taponó todo el medio y sus laterales siguieron haciendo una gran tarea tanto en ataque como en defensa.
El Leipzig si cayó en el desespero y trato metiendo más jugadores ofensivos en campo y cambiando el esquema, lo cual no funcionó porque no había nadie que pudiera llevar el balón hasta los delanteros o que hiciera algo distinto para romper la frontera que impuso el Wolfsburgo en su área. Desde lo táctico se ganó este partido y fue un juego para guerreros y destructores de juego, esos que cualquier amante de este deporte odia ver pero que para los conocedores y técnicos fue una maravilla.