El partido comenzó con el Arsenal tratando de dominar en todo momento, pese a que la primera gran ocasión fue para los foxes con un fuerte disparo de Kelechi Iheanacho que repelió Emi Martínez sacando un gran pie. Los gunners continuaron atacando siendo muy superiores en el centro del campo, y a los veinte minutos, conseguirían abrir el marcador con una gran jugada en la que Ceballos mete un pase fantástico para la carrera de Saka y el canterano hace lo propio para ponerle el balón a placer a Pierre-Emerick Aubameyang. Tras el gol, no cambiaría la tónica del partido y tanto Lacazette en dos ocasiones como Saka y Bellerín, tuvieron claras oportunidades para doblar la renta del conjunto de Arteta, pero todas ellas fueron desperdiciadas.

En la segunda mitad el partido parecía seguir el mismo rumbo, ninguno de los dos equipos profundizaba lo suficiente, pero el Arsenal dominaba con relativa comodidad. Todo cambiaría en el momento en que Mikel Arteta decidió meter a Eddie Nketiah en el terreno de juego, terreno en el que tan solo duró tres minutos antes de ver la cartulina roja y echar por tierra todo el trabajo realizado por sus compañeros. Brendan Rodgers aprovechó para meter a todos los futbolistas de ataque que tenía en el banquillo y le dio sus frutos, ya que fue Demarai Grey quien metió un balón perfecto para que Vardy empatara el partido. El Leicester continuó buscando el gol de la remontada, pero no llegaron a generar ninguna otra oportunidad clara.

Al final reparto de puntos, pero no de sensaciones. Al Leicester le sabe a gloria el punto, ya que le permiten seguir dependiendo de sí mismos para clasificarse a la Champions League, mientras que el Arsenal está cada vez más cerca de convertir esta en la peor temporada de su historia.