Si había un equipo que le tenía ganas al Everton, y en especial a Ronald Koeman, ese era el Southampton, y el comienzo del partido dejó claro que los saints iban muy en serio, consiguiendo el 1-0 cuando no se había llegado al primer minuto de partido. A pesar de que la primera posesión fue para los de Koeman, Claude Puel organizó una presión muy alta para robar el balón,  lo cual significó el primero y único gol del encuentro para los locales.

Inicio fulminante

El Southampton parecía ser conocedor de que si hacía daño al Everton en el comienzo del encuentro se acabaría llevando los tres puntos, y así salió al campo. Los saints realizaron una presión asfixiante sobre su rival desde el minuto uno, incluso tras el gol inicial continuaron con la misma actitud con la intención de aumentar la ventaja y cerrar cuanto antes el encuentro.

El Everton intentó calmar el partido mediante la posesión, pero sin resultados, los de Koeman no dejaron de intentar adentrarse en el área de los locales pero sin éxito. El sistema dispuesto por Puel dio resultados y todos los acercamientos rivales eran desbaratados, parecía que el Everton se quedaba sin ideas según se acercaba a Fraser Forster.

Aunque los de Ronald Koeman acababan por encerrar en su área al Southampton, los locales no se encontraban incómodos ante ese ligero asedio, ya que aprovechaban cualquier fallo en las transiciones de balón del Everton para montar las contras. El Southampton pasó a una fase del partido en la que disponía de numerosas ocasiones en las que llegaba a la portería rival de forma muy rápida pero con poca precisión debido a una precipitación por conseguir el segundo tanto.

Falta de ideas

Las posesiones del Everton sobre el área del Southampton se sucedían, muy largas, los de Koeman parecía que no tenían prisa, aunque se acabó viendo que lo que no tenían era ideas. Una falta de ideas que dejaba a los visitantes sin ese último pase necesario para plantarse ante Forster, el cual tuvo una primera mitad plácida.

Además, esta falta de ideas en la zona de creación del Everton causaba problemas en su línea defensiva, que tenía que enfrentarse a las contras de los saints cuando robaban el esférico en la mitad del campo y que no necesitaban muchos pases para pisar el área de sus visitantes.

Aunque el ritmo del Southampton bajó según avanzaba la primera parte seguía encontrando la forma de incomodar a Stekelenburg, el cual también volvía a St. Mray’s de la mano de Ronald Koeman. Sin embargo, estas ocasiones eran disparos lejanos desviados o llegadas en las que el meta holandés apenas tenía que esforzarse para evitar recibir un nuevo gol. Daba la sensación de que el Southampton no estaba aprovechando para sentenciar a un Everton que estaba desbordado en ocasiones y podían acabar pagándolo.

Disputa de un balón por parte de Van Dijk | Foto: Premier League
Disputa de un balón por parte de Van Dijk | Foto: Premier League

Los últimos momentos de la primera parte fueron idóneos para que llegara el empate del Everton, un Southampton cansado tras la presión realizada bajó el ritmo, lo cual aprovecharon los de Koeman para seguir llegando a la portería de su rival, pero de nuevo sin peligro. Algunos balones colgados eran la forma de acercarse, aun así, el miedo no llegó a apoderarse de Forster, cuyo único trabajo durante el primer tiempo fue recoger el balón para realizar los saques de puerta.

Intensidad tras el descanso

La segunda parte seguía el guion de la primera, el Southampton salió a buscar un tanto rápidamente y estuvo cerca de conseguirlo con un remate de Hojbjerg que se estrelló en el lateral de la red. Tras esto, el partido entró en una fase de tranquilidad, sin un dominador claro y con Bolasie como único medio del Everton para llevar peligro a la portería rival. La velocidad del extremo del Everton le llevaba a anticiparse a los medios del Southampton y fabricarse el mismo las jugadas ante la incapacidad de sus compañeros, sin embargo, la precisión le falló en varias ocasiones y no terminó sus ocasiones con acierto.

Con una hora de juego pudo acabarse el partido, Austin recibió un gran centro al que correspondió con un buen cabezazo picado sobre la portería del Everton, pero en esta ocasión Stekelenburg sí que pudo lucirse, realizó una magistral estirada para dejar el marcador tal y como estaba, haciendo que el Southampton tuviera que seguir intentando lograr el segundo tanto.

Forster no quiso ser menos y poco después detuvo un acrobático remate de Bolasie, fundamental para el devenir del partido y que deja los tres puntos en St. Mary’s. A partir de este momento comenzó una fase de descontrol con ambos equipos llegando con relativa facilidad al arco rival; lo que no cambió fue el acierto, ambos equipos siguieron con la puntería desviada y el marcador tampoco se movió.

Relajación final de los locales

Los saints intentaron dormir el partido encadenando unas cuantas posesiones largas, ya que el tiempo corría a su favor, mientras tanto el Everton comenzaba a sentir la presión por empatar, le entraron las prisas y también cambió su estrategia. Los de Koeman comenzaron a encadenar centros al área rival, pero estos eran muy lejanos y no inquietaban ni a Forster ni a los centrales del Southampton.

El Everton empezó a construir un muro sobre el área de los locales, pero a la vez se empezaron a vislumbrar huecos en su defensa, lo cual aprovechó primero Sims para montar una contra que estuvo cerca de acabar en gol. Poco después Ward-Prowse también pudo duplicar la ventaja de los saints, pero tampoco aprovechó el balón que le sirvió Charlie Austin.

Ward-Prowse durante el partido ante el Everton | Foto: Premier League
Ward-Prowse durante el partido ante el Everton | Foto: Premier League

El asedio visitante continuó pero no inquietó y en los minutos finales Ward-Prowse tuvo otra ocasión clarísima en la que se acabó luciendo Stekelenburg. Sin embargo, el partido parecía estar acabado desde su comienzo, Austin dejó helado al Everton que no supo despertar y se marchó derrotado de St. Mary’s.