Aparentemente nada que objetar al Leganés. Era el partido que tenía señalado en el calendario para dar un paso de gigante hacia la salvación. Recibían a un Sevilla que llegaba con la moral muy alta después de haber eliminado al Manchester, accediendo así a cuartos de Champions. En contra del cuadro hispalense jugaba el factor cansancio. Lo dieron absolutamente todo en Old Trafford y los suplentes de Montella no están dando un paso al frente para demostrar fondo de armario. 

La primera mitad fue de puro asedio. El Sevilla no jugó a nada y el 'Lega' estaba de dulce. Pase rápido y ayudas en todo momento facilitaban una salida del balón muy cómoda. Banega y N'Zonzi, que estuvieron inmensos en el 'Teatro de los Sueños', apenas aparecieron por el verde de Butarque. Una vez superada la medular hispalense, el Leganés tenía superioridad y abría el campo para dejar fuera a la defensa rival. Tardó en llegar el primer gol, fue al filo del descanso cuando anotó Bustinza un cabezazo a centro de El Zhar.

Siguió el asedio y con él, el segundo tanto, obra de Eraso. A raíz del segundo gol local, llegó el momento en el que el Leganés tiene que mejorar. Bajo una marcha sus revoluciones, y así, el Sevilla comenzó a asediar la meta de Cuéllar. De hecho, el número de tiros y de disparos a puerta fue mayor por parte sevillista. Cinto a tres, y dentro de ellos tres a puerta por parte visitante, y dos por parte local. A raíz de ese asedio llegó el gol de Layún. Aunque solo sirvió para maquillar el marcador, advierte al Leganés de que no puede bajar el ritmo en ningún minuto, porque a la mínima te anotan un gol. Quedan pocos partidos y cada vez el sueño de la salvación está mas cerca, por lo tanto, bajar los brazos no está permitido.