Reedición del choque que Huesca y Toledo jugaron el domingo en el Salto del Caballo, aunque en esta ocasión con ganancias de Copa del Rey. Si en Liga, el reparto fue justo aunque a última hora, en Copa, la victoria del Huesca no fue tan justa pero quizá dejó a las claras cual va a ser la situación de los oscenses en la categoría. Un equipo, sólido, con ideas claras y guerrillero, tampoco exento de calidad y fútbol.
Sí fueron parecidas las complicaciones a lo largo del encuentro para el árbitro, en esta ocasión López Puerta, por la excesiva dureza del Huesca en determinadas acciones y la docilidad local en otras. En cuanto a las diferencias podemos aportar la prontitud del gol local, en un fallo del debutante Javi Olmedo que fue a buscar el balón exactamente a donde no debía en su primer partido oficial. El cabezazo, prácticamente perfecto - este si estaba en su sitio - de 'el matador' se lo apuntamos a Tariq Spezie, que apunta, por números deportivos y económicos, a ser el mejor de la categoría. Para eso se quedó en El Alcoraz, para marcar diferencias.
Rubén o Rufino, la duda de Idiakez no solventa la situación
También se quedó en el once de inicio - pero en la parte local - Rubén Sánchez, el canterano que arrebató la victoria al Huesca el domingo en el último suspiro y que apareció en el equipo titular de Idiakez. Voto de confianza para el de Sonseca, que hizo todo lo que pudo y aprovechó la oportunidad dentro de lo que sus cualidades le respetaron. Lo intentos de este llegaron de la mano de un Iván Mateo con galones que, esta vez sí, estuvo acertado aunque sin suerte en su vistoso partido.
Apreciable el trabajo de estos, tanto en uno como en otro tiempo, pero inconmensurable la participación de Rufino, que partió en el banquillo, y en su salida al final demostró que es el delantero del Toledo. Más incisivo, más claro de cara a puerta, con ocasiones claras de verdad, poniendo apuros a un Nacho Zabal que acabó el partido en el suelo, como la mayoría del conjunto de Alfaro, que aprovechó su ventaja y durante la segunda parte vivió de las rentas, sin un solo acercamiento a la portería local.