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En busca del heredero rojillo

Osasuna no pasa por su mejor momento en cuanto a navarros se refiere. De la actual plantilla, apenas siete son producto de la tierra y de ellos solo Patxi Puñal —con la excepción del joven Roberto Torres— cuenta habitualmente con minutos. No obstante, el de Huarte, a sus 38 años, puede estar cumpliendo su última temporada como profesional y el legado de la capitanía es más confunso que nunca. Miguel Flaño y Oier Sanjurjo, ambos suplentes, se postulan como posibles sucesores.

En busca del heredero rojillo
Fotografía: Osasunista.net | Montaje de Asier Ganuza [VAVEL.com]
asierganuza
Por Asier Ganuza

Osasuna es un club especial. Bueno, dejémoslo en atípico. O, al menos, lo era. En las primeras temporadas tras el último ascenso, era curioso ver como afrontaban los rojillos la lucha por mantener la categoría y como lo hacían sus rivales. Estrellas venidas del norte de Europa, habilidosos peloteros del otro lado del charco y potentes delanteros procedentes de los Balcanes llegaban a España en el mercado invernal para solucionar en pocos meses lo que no se había hecho en un año. Osasuna, en cambio, siempre limitado por sus estrecheces económicas, sentaba en el banco a los foráneos y sacaba a la vieja guardia nacida en Tajonar. Mateo, Yanguas, Palacios y compañía regresaban al once cuando tocaba apretar los dientes y defender como posesos. Y lo más gracioso de todo esto es que año tras año funcionaba.

Por aquel entonces, una nueva hornada de futbolistas de la cantera se preparaba para remplazar a sus maestros. El paso de las temporadas desgasta incluso a los más duros, sobre todo en Osasuna, en un constante baile con el descenso desde que llegó a Primera, pero Cruchaga, Josetxo, Puñal, Muñoz y demás rojillos de pro estaban listos para encabezar el vestuario ante la retirada de sus predecesores. Así ha sido siempre y así debe ser, porque aunque el club fiche a jugadores foráneos, la esencia de Osasuna, su principal característica y valor, es la sangre navarra, ese coraje y ese sentir de estar "representando a los tuyos" cuando te enfundas la zamarra rojilla —como perfectamente explicó el propio César Cruchaga en su retirada del fútbol—.

El de Escároz representó como nadie la capitanía de Osasuna, tanto fuera como dentro de los terrenos de juego —todavía a más de un rojillo se le eriza al bello al escuchar su famoso "aquí no se rinde ni Dios"—, un legado que dejó en manos del actual comandante en jefe de la nave rojilla: el incombustible Patxi Puñal. No obstante, a nadie se le escapa que el centrocampista de Huarte, a sus 38 años, está jugando sus últimos partidos como profesional y, ya sea este verano o al siguiente, en algún momento tendrá que delegar la capitanía, pero ¿a quién?.

La figura del capitán rojillo

Es importante volver a señalar que la capitanía de Osasuna va mucho más allá de llevar el brazalete anudado al brazo. Su propietario es símbolo y ejemplo de Tajonar, portador de los valores que han hecho grande a este club y que han permitido mantenerse todo el siglo XXI en Primera, pues, como se puede comprobar con el ejemplo de Mateo, Yanguas, Palacios y compañía, aquí no prima la calidad y las filigranas, sino una ética de trabajo y un sentimiento de parte que es muy difícil de aprender lejos de la cantera rojilla.

El delantero danés Michael Pedersen fue, en 1984, el primer jugador extranjero que se enfundó la camiseta rojilla

Por ello, desde que el punta danés Michael Pedersen rompiera en enero de 1984 la barrera imaginaria que había mantenido a Osasuna sin jugadores extranjeros durante toda su historia, la figura del capitán es, si cabe, más imprescindible que antes. Él es el encargado de hacer saber a todos los fichajes donde se encuentran y cual debe ser su filosofía. Si no lo consiguen, fracasarán, pasarán a ser hijos del olvido. Por cierto, Pedersen, de quien el ex jugador de Real Madrid y Barcelona Fernand Goywaerts decía que era "la mejor promesa del fútbol danés", solo consiguió un gol en los 18 partidos que jugó en temporada y media con los navarros.

La desnavarrización de Osasuna

El problema de todo esto es la progresiva desnavarrización que está sufriendo Osasuna en los últimos años. Primero con la brillante etapa europea, que exigía un salto de calidad y que llevó al club, no solo a fichar jugadores sin ton ni son, sino a endeudarse como nunca antes había ocurrido por Pamplona; después, con varias temporadas al borde de la quema en las que se buscaron parches para tapar agujeros temporales. Pero, la gran paradoja es que el principal motivo de la escasez de sangre navarra en las filas de Osasuna es, quizá, la mejor hornada de la historia en Tajonar.

Entre 2006 y 2011, Osasuna recibió cerca de 40 millones por Raúl García, Javi Martínez, Azpilicueta, Monreal y David López

Entre 2002 y 2006, etapa que comprende los mejores años de la historia de Osasuna y que coincide con los años de Javier Aguirre en el banquillo de El Sadar, pasaron por el Promesas jugadores de la talla de David López, Raúl García, Nacho Monreal, César Azpilicueta o Javi Martínez. Sin embargo, la proyección de todos ellos les obligó a abandonar Pamplona cuando apenas habían disputado un par de temporadas como miembros de pleno derecho del primer equipo rojillo —en el caso del jugador del Bayern de Munich, ni siquiera llegó a debutar en Primera con Osasuna—. Esta situación, llevó cerca de 40 millones a las arcas rojillas, pero dejó huérfanos a los rojillos de ese escuadrón de jugadores navarros tan necesario para el club pamplonica.

Esta desbandada obligó a acelerar la formación de futbolistas del filial para llenar ese hueco que el mercado había generado, iniciando una etapa de debuts jornada tras jornada que, en la mayoría de los casos, se vieron avocados al fracaso. Jugadores como, Iñaki Astiz, Fran Moreno, Ion Erice, Rúper, Jokin Esparza o Jorge Galán vivieron durante varias temporadas con las maletas hechas vagando por Segunda con la cesión debajo del brazo y la promesa de que un buen rendimiento les devolvería a Osasuna. No era mentira, en Pamplona, dirección técnica y afición desean más que nada la vuelta de los navarros al cuadro rojillo, pero a todos ellos les pasó factura un debut forzoso que les lanzó al fútbol profesional todavía por madurar. Camino que, de no cambiar mucho la cosa, parece que seguirán Satrústegui, Manuel Onwu o Ion Echaide —cedido al Hércules hasta final de temporada—.

Solo algunos elegidos han sido capaces de asentarse en el primer equipo desde entonces. Los gemelos Flaño, más Javier que Miguel, pronto entraron en la dinámica del 'Vasco' Aguirre, aunque finalmente sería el lateral el que saliera por la puerta de atrás. Kike Sola, por su parte, tuvo la fortuna de ser unos de los pocos que logró volver, e incluso triunfar, tras varias cesiones en las que, además, su rendimiento no fue el esperado. No menos dura fue la pelea de Oier Sanjurjo, que tras dos temporadas en el ostracismo, tuvo que emigrar a Vigo hace dos temporadas para demostrar que era merecedor de llevar la camiseta rojilla.

Esta temporada solo 7 navarros: Puñal, Oier, Flaño, Roberto Torres, Satrústegui, Onwu y Cantero

De ellos, solo Miguel Flaño y Oier continúan en la plantilla y, de hecho, son segundo y tercero de abordo de Patxi Puñal. Además de ellos dos, el capitán y los dos en la sombra —los mencionados Satrústegui y Onwu— solo Roberto Torres y Ander Cantero, tercer portero, tienen sangre navarra en sus venas. Apenas 7 de 25, todo un drama para Osasuna y que, seguramente se agrave el próximo verano con la salida de alguno de ellos.

Elecciones a capitán: Miguel Flaño

Las oposiciones a capitán están más baratas que nunca. Por si fuera poco, ni el central de Noáin, ni el polivalente centrocampista estellés, guardan demasiadas esperanzas de hacerse con un hueco en el once. Flaño, que se perdió los primeros partidos de liga por culpa de una inoportuna lesión en la recta final de la pretemporada, solo puede esperar desde el banquillo una oportunidad en forma de lesión o sanción de Lotiès o Arribas. Ambos han conformado una sólida pareja en la zaga y parece imposible que cedan su puesto. Por otro lado, la polivalencia de Oier ha ido diluyéndose con el paso de los partidos y ha pasado de ser el jugador número 12 y principal candidato a sustituir cualquier tipo de baja —sea en la posición que sea—, a disputar los minutos de la basura y no en todos los partidos. Si bien, el cariño que le regala la afición cada vez que salta al verde le ponen un escalón por encima de su rival.

Miguel Flaño protagonizó un 'caso Sola' en el verano de 2009, aunque con distinto final

En el verano de 2009, Miguel Flaño estuvo apunto de abandonar la disciplina de Osasuna. Tras varias temporadas siendo el tercer central de la plantilla, el navarro había conseguido asentarse en el once y la retirada de César Cruchaga le obligaban a dar un paso adelante en el vestuario. Por ello, el club se puso enseguida manos a la obra para renovar su contrato, que expiraba al año siguiente. Sin embargo, nadie se esperaba la postura que tomaría el jugador. Él y su agente guardaron silencio e hicieron oídos sordos a la oferta que Osasuna puso sobre su mesa. Por otro lado, el Athletic de Bilbao ofrecía una cantidad muy a la baja por los derechos del futbolista, insistiendo en que, de no aceptarla, Flaño saldría en apenas un año con la carta de libertad debajo del brazo. En definitiva, un caso similar al que protagonizó Kike Sola el pasado julio. Solo una diferencia: Flaño acabó rectificando y a principios de agosto, tras varias semanas de tira y afloja, aceptó una renovación por tres temporadas ante la negativa de Osasuna a traspasarle.

El Sadar perdona, pero no olvida. Miguel es navarro, lleva toda su carrera vistiendo la camiseta rojilla y es, tras Puñal, el jugador más veterano de la plantilla. Tiene todo para ser uno de los grandes ídolos de la grada, pero esto no es del todo así. Tiene sus defensores y detractores, pero en demasiados casos genera apatía, un sentimiento que le aleja de la comunión que los líderes rojillos han tenido históricamente con el aficionado. El caso de Oier, en cambio, es muy distinto.

Oier Sanjurjo, la alternativa

Navarro, canterano, guerrero y con carácter. Calidad, la justa —como los grandes de la historia de Osasuna, se entiende—, coraje, todo. A lo largo de toda su carrera deportiva Oier ha tenido que demostrar cada segundo que estaba sobre el terreno de juego que es un jugador perfectamente válido para el primer equipo, imponiéndose a las numerosas dificultades que ha ido encontrándose a su paso. Su debut, en septiembre de 2008, fue consecuencia de una lesión que iba a mantener a Nacho Monreal durante dos meses en el dique seco. Tiago Gomes, teórico suplente del navarro, no contaba para el Cuco Ziganda y el técnico de Larrainzar decidió otorgar la alternativa a un jovencísimo Oier Sanjurjo, lateral zurdo titular de Osasuna Promesas. Tras sustituir satisfactoriamente al internacional español durante diez encuentros volvió al filial, aunque ya nada volvería a ser lo mismo para él.

Convenció primero al Cuco, después a Camacho y, cuando más creía en su ascenso al primer equipo, llegó el gran mazazo. El 15 de febrero, en un partido con Osasuna Promesas, se rompía el ligamento cruzado anterior de rodilla izquierda y decía adiós a la temporada. La noticia fue un duro golpe para todos en Tajonar y, en especial, para el propio jugador, que terminaba contrato ese mismo verano y veía incierto su futuro. Sin embargo, había muchas esperanzas puestas en él y la oferta de renovación hasta 2012 que el club le presentó fue un alivio para todas las partes.

Al comienzo del curso 2009/10, recuperado de su lesión, Oier ya era uno más a la órdenes de Camacho. Su etapa en el filial había terminado y, a los 23 años, llegaba su gran oportunidad. No obstante, las dificultades deportivas por las que pasó el equipo en esa y la siguiente campaña —con cambio de entrenador incluido—, complicaron la participación de Oier, que apenas pudo disfrutar de 942 minutos, repartidos en 14 partidos, entre 2009 y 2011, cuando decidió emigrar a Vigo, siempre en forma de cesión.

Temporada Partidos jugados Minutos Goles
2009/10 11 734 -
2010/11 3 208 -

El navarro se presentaba en Balaídos en busca de la consagración. Las esperanzas de volver eran prácticamente nulas —con Mendilibar al frente no había disputado ni un solo minuto— y el jugador se centró de lleno en su nuevo club, como si este fuera el propietario de todos sus derechos, y, aunque le costó entrar en la dinámica del club celtarra, acabó por hacerse con un puesto fijo en el centro de la defensa. Oier jugó 33 partidos, todos de titular, y el Celta consiguió el ansiado ascenso.

La consagración de Oier tuvo que ser lejos de Pamplona, concretamente en Vigo, donde jugó la temporada 2011/12

Tras lo ocurrido en tierras gallegas, en Osasuna nadie tenía dudas sobre su vuelta. Esta vez era Sergio Fernández el que abandonaba la nave rojilla y Oier se postulaba como el sustituto adecuado para el asturiano. De hecho, apenas diez días después de vencer su préstamo al Celta de Vigo, el club navarro ampliaba el contrato del estellés hasta 2015, en un nuevo intento de la dirección deportiva de demostrar su confianza al canterano. Ya por aquel entonces se intuía que podría tener un papel importante en Tajonar y el cuerpo técnico se encargó de convencer a Oier de su nuevo rol en el equipo, mientras él todavía flirteaba con su antigua novia gallega.

Finalmente, el jugador navarro volvió a enfundarse la camiseta de Osasuna y se olvidó de antiguos rollos, jugando 31 partidos la temporada pasada, 25 de ellos como titular y prácticamente en todas las posiciones del campo. Sin embargo, cuando mejor parecían ir las cosas para Oier, la cosa ha empezado a torcerse. Su excesiva polivalencia empieza a pasarle factura —no encuentra un hueco fijo en el equipo— y con Javi Gracia parece haber perdido peso en el equipo.

Sangre y coraje

No obstante, Osasuna no puede permitirse tener un once sin representación navarra. Hace no tanto quedó patente con un zapatazo de Puñal que otorgaba la permanencia cunado ya nadie, ni en la grada ni el césped, creían en el milagro. Ese espíritu indomable que permitió a César Cruchaga y a su maltrecha rodilla liderar la defensa rojilla en la última y decisiva jornada de la Liga 2008/09 frente al Real Madrid. Incluso ese orgullo navarro encarnado en César Palacios que le permitió tirar el chupinazo de 2000 con el ascenso a Primera todavía latente.

Osasuna es sangre y coraje y, aunque son muchos los jugadores extranjeros que han acabado sumergiéndose por completo en la filosofía del club —Savo Milosevic, Jan Urban o Pablo García—, nunca podrán alcanzar ese plus que la tierra otorga. Por ello, Oier o Miguel Flaño deben heredar la capitanía de Osasuna y deben hacerlo sobre el terreno de juego. Aunque no hay que perder de vista a Roberto Torres, que lleva malas intenciones. En cualquier caso, el tiempo dirá, pues, hoy por hoy, nadie se atreve a discutir al actual capitán del Club Atlético Osasuna.

Fotografía 1: Getty Images, Fotografía 2: Somosrojillos.com, Fotografía 3: Scouting Spain, Fotografía 4: Diarios de fútbol, Fotografía 5: Getty Images. Fotografía 6: Diario de Navarra (Bergasa)