No se puede decir que José Bordalás comenzara en el Alavés con buen pie. Bueno, al menos para lo que a los aficionados se refiere. Muchos criticaron abiertamente su contratación, escudándose en esa etiqueta de antifútbol que le perseguía tras su paso por el Alcorcón. Otros consideraban que había opciones mejores en el mercado para un equipo que buscaba el ascenso. En general, en Vitoria, había cierto rechazo a Bordalás. Pero, ¿a qué se debe?

Todo comenzó, probablemente, un 1 de noviembre del 2014. Aquel día se enfrentaban en la jornada 11 de liga el Deportivo Alavés y la Agrupación Deportiva Alcorcón. El partido transcurría sin consecuencias, más que una discutible expulsión del visitante Djené y un gol de Barreiro que temporalmente adelantaba a los albiazules. Mediada la segunda mitad, sin embargo, el partido cambiaba. En un córner botado por el Alcorcón, el visitante Verdés golpea de forma dura, aunque fortuita, a Rafa García, y éste cae al suelo, inconsciente. El centrocampista tuvo que ser retirado en camilla, con una fractura en el cráneo. Muchos recriminaron entonces demasiada dureza del equipo dirigido por Bordalás, representada en esa acción. El partido, por cierto, acabó 1-1, aunque a pocos les importó.

Segundo acto. 5 de abril del 2015. Jornada 32 de la Liga Adelante. Estadio de Santo Domingo. Alcorcón y Alavés se vuelven a ver las caras en la segunda vuelta de la temporada, aún con la lesión de Rafa García en el recuerdo. El manchego no estuvo en el campo, aunque por decisión técnica. El partido acabó 0-1 para los vitorianos, con gol del checo Jarosik. Los tres puntos daban la esperanza a los vitorianos de poder alcanzar el play-off, y ese fue uno de los ejes de la comparecencia de prensa posterior de Alberto López, entrenador albiazul. No en esa comparecencia, pero sí en algunas previas al partido, el entonces entrenador babazorro se quejó de la "dureza" con la que se había empleado el Alcorcón en Vitoria. Bordalás hizo hincapié en eso en su rueda de prensa, posterior a la de Alberto, y le dedicó unas duras palabras que dolieron a la afición babazorra. "Soy respetuoso y no me quejo de otras cosas ajenas al fútbol, porque todos sabemos que en la ida el entrenador rival nos acusaba, nos ha marcado y nos ha hecho mucho daño. Yo no salgo y me pongo a llorar como una nena. Hablo de mi equipo y santas pascuas, yo sólo hablo de temas futbolísticos", dijo Bordalás, tajante.

Y entonces, cambian las tornas

Tercer acto. Verano de 2015. Después de días de especulación sobre la identidad del nuevo entrenador del Deportivo Alavés, salta la noticia. José Bordalás es el nuevo entrenador del club babazorro. Una vez más, no hubo indiferencia. Algunos aclamaron la contratación, argumentando que, con Bordalás, el equipo iba a ser competitivo, como lo habían sido siempre sus equipos. Otros, más calmados, abogaban por darle tiempo y confianza. Los más radicales se quejaron a viva voz de que ese juego brusco del que se habían quejado iba a implantarse en su equipo. Y con este ambiente llegó la pretemporada. Y después de un mes de trabajo y fichajes, con línea directa Alcorcón-Vitoria incluida, comenzó la temporada.

Cuarto acto. 29 de mayo del 2016. 22.45 horas. Jornada 41 de la Liga Adelante. El Deportivo Alavés logra ascender a Primera División once años después. Las cifras hablan por sí solas: 21 victorias, tercer mejor local, mejor visitante de la categoría y 25 jornadas en ascenso directo, 24 de ellas consecutivas. Logra el ascenso con un estadio de Mendizorrotza lleno hasta la bandera, y con la afición volcada en su equipo. Entre medias, sin embargo, el camino no ha sido fácil. Desde el comienzo desde varios ámbitos se atacaba al cuadro del alicantino acusándolo de exceso de agresividad y a veces, incluso, de violento. Bordalás puso la cara por el equipo, a riesgo de que se la partieran. Y ahí se ganó a la grada, o al menos, a su mayor parte. La otra, aunque sigue sin ser Bordalasista, le ha dado su voto de confianza. Y él lo ha devuelto con creces.

A la tercera, Bordalás ha conseguido el ascenso. Después de quedarse en las puertas con el Elche, y casi tocar el cielo con el Alcorcón, en Vitoria lo ha conseguido. Lo ha conseguido con un juego valiente, aguerrido, con carácter, y con mucho, mucho trabajo. Para algunos pocos, en cambio, sucio, agresivo, demasiado violento, y con demasiado infrafútbol. Bordalás nunca conseguirá convencer a todos, y no deja indiferente a nadie. Y ni quiere, ni le hace falta.