Si se le pregunta a cualquier persona a la que no le guste el fútbol quién es Oier Sanjurjo, responderá cualquier cosa antes que “futbolista”. No tiene un nombre llamativo como los brasileños o los balcánicos, desde luego. Es más, si en diciembre de 2007 se hubiese realizado la misma pregunta a algún aficionado rojillo, la respuesta no hubiese estado muy lejos. Sólo las personas más asiduas a Tajonar hubieran respondido adecuadamente.

Cuando por aquellas fechas, y de la mano del Cuco Ziganda, debutó con Osasuna, Oier era un interior derecho que no destacaba especialmente por encima del resto. Además, la irrupción de un jugador eléctrico como Jokin Esparza, fue desplazándole hacia otras posiciones. Así, por aquél entonces ya hacía sus pinitos como lateral derecho, y hasta de pivote, en el Promesas. Sin embargo, Ziganda decidió que su debut con el primer equipo, frente al Mallorca en Copa del Rey, fuese como interior izquierdo. Aquél nuevo chaval no deslumbró, pero tampoco se le vio por debajo del resto.

Lateral por las circunstancias

Su estreno en Primera División no se demoró mucho. La temporada siguiente, en un partido frente al Deportivo de la Coruña en El Sadar, Oier saltó al terreno de juego sustituyendo a Monreal, lesionado. Ocupó el lateral izquierdo siendo diestro, posición que no desocupó hasta la recuperación de su dueño habitual. Tanto Ziganda como Camacho, tras ser destituido el primero, contaron con el canterano para cubrir la baja de Monreal por delante del recién fichado Tiago Gomes, un lateral izquierdo puro que no llegó a debutar con Osasuna.

Múltiples heridas de guerra

Esa misma campaña depararía el primer contratiempo de su carrera: en febrero de 2009 se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, lo que no le permitió jugar más de 13 encuentros. El curso siguiente la mala suerte se volvió a cebar con él: rotura del ligamento lateral interno de la rodilla derecha y tan sólo 12 partidos jugados. A su vuelta, ya en el curso 2010-2011, se fracturó los huesos propios de la nariz, y tan sólo vistió la zamarra rojilla en 3 ocasiones. Tres temporadas nefastas marcadas por la mala suerte que llevaron a la dirección deportiva y al propio jugador a considerar la opción de salir cedido, con el objetivo de recuperar confianza en sí mismo y progresar en su carrera.

Cesión al Celta

En verano de 2011 Oier fue cedido al Celta de Vigo, un equipo puntero de Segunda División en el que tendría que pelear mucho para ganarse un hueco. Y vaya si lo hizo: tras superar una lesión muscular, se convirtió en el dueño del eje de la zaga. La posición de central era nueva para él, pero tras su paso por tierras gallegas la añadió al curriculum. Se convirtió en un héroe en Balaídos, en un jugador con un carácter especial que cumplía con solvencia en todas las posiciones que llegaba a ocupar. Su opción de compra de tres millones de euros era inasumible para el Celta, por lo que regresó al equipo de su tierra para hacerse con un hueco, por fin, en el once.

Oier vistiendo la camiseta del Celta | Fotografía: farodevigo.es
Oier vistiendo la camiseta del Celta | Fotografía: farodevigo.es

El retorno de Oier

Su regreso a Osasuna fue el esperado. Los dos entrenadores con los que se topó en Primera División (Mendilibar y Javi Gracia) contaron con él de manera indiscutible. Pese a que con el primero cató en varias jornadas una nueva posición, la de media punta, su lugar habitual fue el centro del campo, donde su despliegue físico y su pundonor le hicieron imprescindible en tareas defensivas.

El descenso del equipo a Segunda División, la retirada del capitán Patxi Puñal y la salida de una buena cantidad de jugadores veteranos le dieron la oportunidad de adquirir galones y peso dentro del vestuario, convirtiéndose en segundo capitán tras Miguel Flaño. Pero la mala suerte con las lesiones que se cebó con él años atrás demostró estar tan sólo aletargada. En la primera jornada de la temporada 2014-2015 se rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha. Su tercera lesión grave de rodilla, que le mantuvo apartado de la competición hasta el tramo final de la temporada.

Sin embargo, Oier regresó antes de lo esperado para ayudar a Osasuna en su lucha contra el descenso a 2ªB. Tanto con José Manuel Mateo como con Enrique Martín ocupó un puesto en el lateral de la zaga y fue imprescindible para la salvación del equipo, llegando incluso a anotar un golazo crucial frente al Albacete en El Sadar.

Oier celebra su gol frente al Albacete | Fotografía: Rodrigo Jiménez [UGS Visión].
Oier celebra su gol frente al Albacete | Fotografía: Rodrigo Jiménez [UGS Visión].

Indiscutible por sus condiciones

La temporada pasada fue un indiscutible para Enrique Martín, y un pilar fundamental del bloque que logró el ascenso. Comenzó en el centro del campo y fue retrasando su posición hasta el carril derecho. En esta temporada fue cuando el propio Martín acuñó la ya mítica frase “Oier y 10 más”, para referirse a la vital importancia del de Estella en el equipo.

Si algo está claro es que Oier no es un jugador de sobrada técnica. Pero a él no le hace falta: su entrega, su pundonor, su coraje y sus “arrestos” le hacen ser un fijo del equipo. Es puro ADN osasunista, un gladiador de la tierra, un soldado del viejo Reyno que jamás da una batalla por pérdida. Un luchador que se curtió en Vigo, donde llegó siendo un joven imberbe y de donde volvió siendo un hombre. Sus barbas de náufrago y sus cicatrices de guerra son muestra de que ha vivido lo más crudo del fútbol. Es un caballero sin pelos en la lengua, de los que no tiran de tópicos cuando tiene un micrófono delante.

Tiene plena confianza en Osasuna y en sí mismo, conoce sus puntos débiles y explota al máximo sus virtudes. Es capaz de generar faltas a favor de la nada gracias a su capacidad para proteger el balón. No será un futbolista por el que se interesen los equipos más grandes del mundo, pero es un hombre de equipo. Un fruto de Tajonar que evoca a gente tan importante como Cruchaga o Puñal, un capitán en mayúsculas. Oier encarna los valores de Osasuna. Osasuna es Oier. Oier es Osasuna.

Fotografía: UGS Visión
Fotografía: UGS Visión
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Sobre el autor
David Pascual
Graduado en Trabajo Social (UPNA). CP en Animación Videomusical (CTL)