Pasan los años, pasan los jugadores. Los equipos se rejuvenecen y fichan futbolistas que, de una u otra manera, los hagan más competitivos. El Atlético de Madrid también. Sin embargo, cuando uno mira las alineaciones de los diarios un día de partido de los de Diego Pablo Simeone, en la zona central del campo, siempre leerá el mismo nombre: Gabi. El capitán rojiblanco es pieza fundamental en el esquema del técnico argentino.

Todos los años, a la altura del mes de julio, pasa lo mismo. El periodo de mercado pone en el aire la continuidad, al menos en el once, del centrocampista rojiblanco. Los argumentos, siempre, giran en torno a una de sus características. La única que varía. No es su capacidad de sacrificio, no es su sentido táctico, ni su liderazgo sobre el terreno de juego. No viene precedido de una temporada mediocre o irregular del madrileño. Es su edad. Sus 33 años.

En realidad, es el único argumento que cabe utilizarse. Todos los demás, los que vienen relacionados con sus características –muchas más de las anteriormente citadas– permanecen invariables en el tiempo. Imperturbables a la crítica futbolística. Gabi sigue ofreciendo, año tras año, temporada tras temporada, los mismos porqués que le hicieron regresar a este Atlético de Madrid cuando parecía encarar la recta final de su trayectoria deportiva.

Cuatro de cuatro

Y qué mejor manera de demostrar este hecho que acudiendo a la estadística. Gabi es el único mediocentro que ha jugado, y además de titular, los cuatro encuentros que ha disputado el Atlético de Madrid esta temporada. No lo ha hecho Tiago, al que se esperaba como agua de mayo tras su lesión. Tampoco Augusto, quien ofreciera un rendimiento más que notable durante la lesión del portugués. Kranevitter, fichado como el argentino en el mercado invernal, ha tenido que salir a préstamo a tierras más soleadas. Pero sí Gabi. Los cuatro.

Ponga este dato en evidencia la absoluta confianza de Diego Pablo Simeone hacia su capitán. El madrileño es la prolongación del técnico colchonero sobre el césped. Aquel jugador hacia el que solo basta una escueta mirada para que éste entienda lo que debe ejecutar y transmitir en el campo a sus compañeros. No son necesarias las palabras. Cuando corre la misma sangre por las venas, una mirada es más que suficiente.

Alavés, Leganés, Celta y PSV. En las cuatro citas, Gabi fue el primero en salir por el túnel, vestido de corto, justo antes del pitido que da comienzo el encuentro. El centrocampista del Atlético ha disputado un total de 291 de los 360 minutos que ha competido este Atlético. Todos partiendo como titular y acompañado por compañeros diferentes.

Cambio de cromos

Ante el Alavés, la pareja de Gabi fue el mencionado Tiago. El portugués fue el elegido por Simeone para estrenar la Liga. Sin embargo, el empate ante los vitorianos hizo variar el esquema al técnico argentino, que sustituyó a ambos durante la segunda mitad, dando entrada a Gaitán y Fernando Torres, buscando un mayor potencial ofensivo que, finalmente, no pudo decantar el choque para los rojiblancos.

El empate del debut hizo plantearse a Simeone esa pareja de mediocentros para el encuentro ante el Leganés. Y la varió. Dejó a Tiago en el banquillo para introducir a Augusto. No a Gabi. El guión del encuentro fue similar al de la primera jornada, con un Atlético al que se le resistía el gol, y volvió a sustituir a ambos tras el descanso. De nuevo Nico Gaitán y Carrasco fueron los revulsivos elegidos, pero su efecto no fue finalmente el deseado. El marcador no se movió y el Atlético sumó su segundo empate consecutivo.

Tras las tablas en Butarque, más dudas. La cabeza de Simeone seguía buscando la pareja de mediocentros que solucionara la “crisis” rojiblanca. O mejor dicho, el complemento de Gabi que diera respuesta a esas dudas del “Cholo”. Porque su ausencia nunca fue contemplada como una posibilidad real por el argentino. El elegido fue Koke. El canterano colchonero, titular en los dos partidos anteriores, es otro indiscutible en los onces del Atlético. Lo es partiendo desde una posición más escorada a la banda, donde ha demostrado un rendimiento sobresaliente que le ha hecho merecedor de esta condición, y convocado por la selección española.

¿La solución?

Es en la selección, desde la llegada al combinado nacional de Julen Lopetegui, donde ha demostrado –era un tema que siempre ha estado sobre la mesa– que puede rendir al mismo nivel de mediocentro. Lo había hecho ya en alguna ocasión con Simeone, pero nunca parecía haberle convencido del todo situarle en el centro del campo. Quién sabe si ese momento, esperado por muchos, ha llegado.

La contundente victoria en Vigo, con Koke en la medular, por 0-4, convenció a Simeone. El técnico mantuvo a “su pareja” prácticamente durante todo el encuentro (tan solo sustituyó a Gabi a nueve minutos del final). Y no solo eso. La hizo volver a jugar en el siguiente encuentro, tres días después, sin apenas descanso. En Champions, en Eindhoven, ante el PSV. Y, además, disputaron los noventa minutos de encuentro.

Misma pareja, mismo resultado, la victoria. Veremos si ante el Sporting mantiene la dupla Gabi-Koke o la modifica en alguno de sus dos integrantes. El intenso mes de septiembre que le resta al Atlético, con dos encuentros por semana y citas ante equipos de la talla de Barcelona o Bayern de Munich, es probable que lo permitan. Es probable que hagan plantearle a Simeone la posibilidad, no demasiado agradable para Simeone, de tener que dar descanso a Gabi. A su capitán. O tal vez no. Quién sabe.