Un punto es un punto. Más en Segunda B, una categoría que se basa en la igualdad absoluta y que no perdona ningún error. San Fernando y Jaén se presentaban en Bahía Sur con la necesidad de sumar, unos para salir de la zona baja y otros para refrendar su buen hacer a domicilio. Y así fue.

Ambos lo lograron, pero se quedaron con ganas de más viendo como transcurrió el choque. Pudieron llevarse los tres puntos en disputa y estuvieron a centímetros de irse del estadio cañaílla de vacío. Al filo de la navaja, con esa adrenalina tan propia de una categoría en la que es imposible predecir un resultado.

En el combate a los puntos, el San Fernando se llevó el primer asalto. Las novedades tácticas de Méndez dieron un aire más dominador a su escuadra. Lolo Garrido de ancla y cuatro mediapuntas (Oliva, Galindo, Francis y Dani Martínez) para tener el control del juego. Las bandas, literalmente para los laterales Luque y Mario  fueron las principales bazas ofensivas azulinas en el arranque.

Paraíso incompleto

Solo faltó el gol. No lo consiguió Edgar, que se fajó durante todo el partido con los centrales pero fue incapaz de acertar de cara a portería. Fue su paisano, Dani Martínez, quien comenzó a inquietar a Felipe Ramos con un gran disparo desde la frontal y con un centro a pierna cambiada que blocó sin problemas el portero.

A pesar de que el dominio era isleño, el Jaén también tuvo opciones de ponerse por delante gracias a un buen remate de Bardanca y un disparo de Víctor. En ambos casos, Salva volvió a estar a gran nivel para solventar el peligro.

Mario estuvo muy activo en el primer tiempo. Foto: Salvi Reyes

En uno de esos ataques, precisamente, Rafa Mella sufrió un encontronazo con Luque en la banda derecha del ataque visitante que lo sacó del encuentro. Era el minuto 27 y la rodilla del jiennense necesitó de hasta siete puntos de sutura para cortar la hemorragia. En su lugar, Trujillo se encargaría de animar el ataque de los de Ramón Tejada.

El San Fernando dominó el primer tiempo, pero no encontró el gol

Hubo que esperar hasta la segunda mitad para ver notar algo más de pimienta en el área azulina, ya que el cuarto de hora restante del primer periodo fue un quiero y no puedo por parte local. Las defensas seguían sin mostrarse seguras por completo, pero ninguno de los dos conjuntos se lanzaba descaradamente a por el triunfo, quizás por medio a cometer un error fatal que decantase el envite.

Poco antes del intermedio, eso sí, una arrancada de Luque por la izquierda que Mario Ramón se encargó de abortar bloqueando el remate de Edgar hizo que los locales enseñasen un poco los dientes, ya que, acto seguido,  Dani Martínez lanzó de falta obligando a Felipe a repeler de puños y Fran Martínez rozó el gol con  un cabezazo desviado

Oficio para avanzarse

El San Fernando era mejor al descanso, pero su rival reaccionó a tiempo. Recordando viejos tiempos, los isleños tardaron en entrar en la segunda mitad. Y eso lo aprovecharon Víctor y Trujillo para atacar sobre todo la banda derecha. Desde allí, el primero se deshizo de Mario para asistir a Orbegozo cuando no se había cumplido el segundo minuto de la reanudación.

No hubo finalización efectiva, pero fue un aviso a navegantes. El Jaén parecía otro, más atrevido y descarado. Lo mejor para los blancos aún estaba por llegar. Un saque de esquina fue bien rechazado por la zaga isleña, pero, en la segunda jugada, un envío con intención de Álex Carmona fue aprovechado por Mario Ramón, que pasaba por allí. El central, cual delantero centro, apareció  en el corazón del área para batir a Salva y subir el 0-1 al electrónico.

Foto: Real Jaén

El panorama oscureció para el San Fernando. El Jaén se adelantaba en un partido típico de la categoría. La Segunda B, reina del balón parado, se dejaba seducir nuevamente por una acción aislada y los de Ramón Tejada estaban dispuestos a no desaprovechar semejante botín. Sin embargo, su rival respondió. Encajó el golpe como pudo y se rehízo para, por primera vez en el curso, sacar algo positivo después de empezar perdiendo.

Maneras de capitán

El cuadro de Méndez no cayó en la precipitación. Siguió creyendo en la idea que tanto había machacado su míster en la previa: madurar el juego en casa hasta que la acción decisiva cayese como fruta madura. El principal encargado, eso sí, de zarandear el árbol fue Dani Martínez, que ejerció de capitán cuando más se le requería.

Mario adelantó el Jaén, pero el San Fernando empató de penalti por medio de un inspirado Dani Martínez

El madrileño se echó el equipo a la espalda y, en apenas diez minutos, encontró recompensa. Una pared del propio Martínez con Galindo propició la infracción en el área de Mario Ramón que conllevó el penalti del empate. Dani Martínez cayó y el público se levantó como un resorte de su butaca mirando al árbitro.

El colegiado dudó en un primer momento pero, haciendo caso a las indicaciones de su asistente, indicó el punto fatídico ante las protestas de la retaguardia blanca, que defendía la inocencia de Mario en dicha acción. Dani Martínez, ajeno a todo, se encargó de colocar el esférico en el punto fatídico y, sin aparentes problemas, engañó a Felipe Ramos.

Foto: Salvi Reyes

Quedaba media hora de juego. Un mundo teniendo en cuenta que, a partir de entonces, el duelo se rompió por completo. Méndez apostó por Iván Bazán en lugar de Óscar Oliva rompiendo así el equilibrio en el centro del campo. Poco importaba en esos momentos: el San Fernando quería más y la entrada del de La Algaba y, poco después, la de Carralero por Francis aportaba más verticalidad.

Cansancio sin recompensa final

Sin embargo, la apuesta no salió. El Jaén también jugó supo sus cartas. Sergio Molina por Fede y Vitu por Orbegozo para dotar de frescura a un ataque al que le comenzaba a pesar la jornada intersemanal. En este tramo final fue Santi Villa quien pudo convertirse en el héroe blanco tras gozar de dos ocasiones clamorosas.

La primera de ellas se produjo tras un error defensivo de Galindo, que dejó un esférico muerto en la frontal del área con todo a favor para el jugador jiennense. Milagrosamente para los intereses azulinos, su disparo lamió la cruceta cuando más de un hincha local se tapaba el rostro para no ver el fatal desenlace.

Algo similar ocurrió cuando el propio Villa botó una falta lateral con toda la intención del mundo. Superó la barrera con un disparo raso, diabólico, puesto que cualquier roce hubiera significado el 1-2. Sin embargo, lo que se produjo fue un despeje nervioso de Fran Martínez para evitar complicaciones.

Foto: Salvi Reyes
Regino perdonó el 2-1 en esta acción en el minuto 87. Foto: Salvi Reyes

En el otro área, su compañero en el eje de la zaga, Regino, remató al lateral de la red un servicio de Dani Martínez  cuando se encontraba sin oposición en el segundo palo. Su gesto de rabia en el suelo hacía presagiar que el isleño era consciente de que ahí se había escapado la última oportunidad para lograr la victoria.

Así fue. Y, en rueda de prensa, ambos técnicos coincidieron en cuanto a sensaciones: siempre es bueno sumar, pero el cuento pudo haber acabado, para ambos, con un final mucho más feliz