La efectividad, de la mano de la confianza

A día de hoy, ya no sería novedad decir que el arranque goleador de Zaza (nueve) y Rodrigo (siete), es extraordinario. Sin embargo, lo más llamativo de todo esto no son solo sus goles, sino la efectividad con la que los meten.

La efectividad, de la mano de la confianza
Celebración del Valencia tras el 1-2 en Mendizorroza. Fuente: Valencia C.F
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Por Nacho Sanchis

Un año atrás. El Valencia con empate a cero en el marcador y jugando con Rodrigo Moreno como delantero centro, las ocasiones llegan, pero el hispano brasileño no enchufa ni una. Un año después, el Valencia haciendo un partido serio, pero sin generar excesivo peligro. Rodrigo tiene una ocasión, y esta vez sí, la mete.

Ese podría ser el resumen del principal cambio en los delanteros del Valencia. Los goles han llegado, de hecho, Zaza ya ha superado su marca del año pasado en menos tiempo (seis) y Rodrigo Moreno ya la ha igualado sumando Liga y Copa, y le falta uno en la competición doméstica para igualar los tantos del curso anterior.

No obstante, algo que llama la atención –además de los goles en sí-, es lo poco que están necesitando ambos arietes para anotar un gol (más aún si tenemos en cuenta todo lo que necesitaban el año anterior para ver portería).
El sábado, sin ir más lejos, fue un claro ejemplo de ello: el equipo disparó únicamente cuatro veces a portería, pero logró anotar dos goles. Zaza se cocinó el suyo, y pese a que el de Rodrigo fue de penalti, la efectividad del equipo se mantuvo alta.

Una de las frases que más se repiten en el mundo del fútbol es la de que el fútbol son dinámicas; y en este caso se vuelve a demostrar.
La dinámica positiva del Valencia, viene comandada por la misma que están viviendo los delanteros. Marcelino ha sabido gestionar a sus tres arietes (valga incluir el buen arranque de Mina), de forma que los tres saben y aceptan su rol. Todo ello conlleva que los jugadores de ataque valencianista tengan la confianza por las nubes, no sientan esa presión a la hora de disparar a portería, y por lo tanto, puedan desplegar todo su potencial en el terreno de juego.

Aunque sería egoísta atribuir la efectividad en los goles valencianistas solo a sus delanteros centros. La importancia del cambio de juego que ha realizado Marcelino ha sido nombrada innumerables veces; pero por mucho que el míster tenga gran parte de culpa en todo lo positivo que le sucede al equipo, (mucho más del 1% como dijo en rueda de prensa), es bastante obvio que no es lo mismo que centre un balón Guedes, Kondogbia, o Soler en banda, a que lo hagan Enzo Pérez, Bakkali, o el propio Mina desde la banda (donde él mismo ha declarado en más de una ocasión que “se le hace de noche”).

Por lo que la gran efectividad de cara a gol valencianista no solo es gracias a los delanteros, a las bandas o al cambio de sistema. Es gracias al elemento colectivo de todos los hechos dichos anteriormente. Y ese es el principal éxito de Marcelino, que, hasta hoy, todos los éxitos que está logrando su equipo son éxitos colectivos. No hay individualismos, nadie hace la guerra por su cuenta y la mayoría de jugadores parecen aceptar el rol que el asturiano les ha asignado.

No hay que ser ciegos, es muy probable que Zaza y Rodrigo, como todos los jugadores, en algún momento de la temporada atraviesen por una sequía (solo el mejor jugador del mundo, Leo Messi, puede evitar eso). Se verá entonces como Marcelino gestiona esa situación. Pero de momento, toca disfrutar de los delanteros: el ya internacional Rodrigo Moreno, y de un Simone Zaza que ha logrado superar las expectativas que depositaron en él hasta los mas optimistas.