Mal atrás y mal delante

El conjunto pepinero pierde su cuarto partido consecutivo y suma tres partidos sin marcar fuera de casa dando malas sensaciones.

Mal atrás y mal delante
Amrabat peleando un balón | Foto: La Liga
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Por Jaime Montes Sáez

El equipo de Garitano no jugó ayer un buen partido.  Estuvo blandito atrás y fue incapaz de crear jugadas de peligro. El entrenador vasco afirmaba en rueda de prensa que hubiese cambiado a cinco o seis en el descanso por la pésima primera parte que disputó su equipo. Aunque pudimos ver, como siempre, un  Leganés ordenadito atrás, la realidad es que fue un espejismo. Cuando Emre Colak y Adrián cogían el balón hacían mucho daño, cuando lo cogían  Szymanowski o Beauvue apenas inquietaban al equipo gallego.

No sabemos si el hecho de verse con 20 puntos en el casillero antes de Navidad fue el motivo por el que los chicos de Garitano salieron al césped a verlas venir. Enfrente se encontraba un equipo necesitado de puntos, por lo que había dos planes posibles: jugar con la ansiedad del rival esperando atrás o salir a morder para que el Deportivo temblase. El Leganés optó de manera explícita por el primer plan, pero para que este hubiese sido efectivo se habrían tenido que dar otras dos circunstancias.

La primera es algo que ha remarcado Garitano en muchas ruedas de prensa como un deber indispensable para conseguir la permanencia: no regalar goles. Es cierto que no es el Leganés un equipo con muchos despistes defensivos, pero ayer se vio a un equipo inseguro atrás. Garitano sigue apostando desde el partido de las lesiones en Vigo por jugar sin centrales y volvió a alinear a Raúl García y Bustinza en el centro de la zaga  a pesar de estar recuperados Ezequiel, Dos Santos y Mantovani.  Aunque solo ha encajado dos goles con esta pareja de centrales, lo cierto es que en ambos se ha visto una falta de comunicación entre Cuéllar y Raúl García. Ayer fue un mal despeje del lateral tras un balón no blocado por el portero que acabó en la cabeza de Adrián para convertirse en el único tanto del partido.  Un auténtico regalo debió pensar Garitano.

La segunda como se ha comentado antes fue la incapacidad para armar jugadas de peligro durante los 90 minutos. No fueron Rubén Pérez y Gabriel Pires capaces de trenzar más de tres pases para conectar con Szymanowski o El Zhar en las bandas con opción de crear peligro.  Beauvue tenía que bajar a recibir casi a medio campo y siempre estaba muy tapado por jugadores del equipo gallego. En una ocasión en la primera parte Rubén Pérez hizo un buen cambio de banda para la llegada de Diego Rico que solo con su centro consiguió asustar a Riazor. Quién sabe si los nervios le hubiesen jugado una mala pasada al Deportivo de haber tenido el Leganés alguna llegada más antes del gol de Adrián.

En la segunda parte, solo la salida de Amrabat consiguió reactivar al Leganés, pero era él contra el mundo. En una sola jugada consiguió dejar en el suelo a tres rivales a base de potencia y exuberancia, pero el arreón del marroquí no sirvió para que el equipo mejorase y tuviese más ocasiones de peligro.

Así, el Leganés perdió con justicia ayer en Coruña y Garitano será consciente de que si su equipo no sale al 100% de intensidad es muy difícil sumar puntos en esta liga. Un aviso que debe servir para futuros compromisos.