El partido ante el C.D Lugo dejó ver las primeras ideas que han implantado Joseba Etxeberría y su cuerpo técnico en el organigrama táctico del C.D Tenerife. El nivel de intensidad, la presión en salida de balón y tras pérdida, la verticalidad y el trabajo defensivo de los jugadores de ataque fueron algunas de las claves sobre las que se sustentó la victoria chicharrera.

La presión a la salida de balón del Lugo

Si algo caracterizaba al rival era su buen trato al balón. El Lugo era un equipo acostumbrado a salir jugando desde atrás y, ante eso, Etxeberría trazó su primera novedad táctica: presión alta para impedir que tuvieran una salida limpia. Funcionó. El equipo gallego estuvo incómodo con el balón en los pies y no pudo desplegar su fútbol.

¿Cómo se organizó la presión?

Con la entrada de Bryan Acosta como titular empezaba el plan. Cuando el Lugo sacaba de puerta, el catracho su ubicaba como delantero a la altura de Longo, impidiendo a Juan Carlos poder jugar con los centrales, que se abrían para salir jugando. Esto provocaba que el mediocentro posicional, Pita, bajara a recibir por dentro, pero se encontraba con que uno de los pivotes del Tenerife, unas veces Alberto y otra Aitor Sanz, le perseguía hasta la frontal del área. El Lugo solo tenía una opción, el balón largo, donde se imponían los centrales tinerfeñistas.

El juego de espaldas de Longo

La segunda novedad en el juego blanquiazul. Si con Martí se optaba por la salida de balón desde atrás, a través de Carlos Ruiz o Jorge Saénz, con Etxeberría el plan es diferente: balón largo a Samuele Longo para que juegue de cara sobre el mediapunta o sobre las bandas. Así llegó el segundo tanto. Una falta en el centro del campo que Lucas Aveldaño envía a Longo, que se hace fuerte de espaldas y consigue girarse y meterse en el área para que Villar acabe anotando.

Duelos aéreos

Empezó el encuentro con muchos centros laterales que generaban dudas en la defensa blanquiazul. Así llegó el gol del Lugo, tras un centro lateral de Kravets entre la defensa y Dani Hernández que Fede Vico se encargó de hacer bueno para el 0-1. A partir de ahí, tanto Carlos Ruiz como, especialmente, Lucas Aveldaño, se mostraron infranqueables en los duelos aéreos. 

La presión alta del Tenerife obligaba a la defensa y portero visitante a buscar a sus delanteros mediante el desplazamiento largo y, ahí, Lucas Aveldaño dio una clase magistral de juego aéreo, imponiéndose una vez tras otra. 

La verticalidad

Con los cambios introducidos por el nuevo entrenador, el equipo ha adquirido un estilo más directo. Los robos en tres cuartos de campo de Acosta con la presión permitieron generar varias ocasiones. El catracho robaba y buscaba rápidamente a Mula y Villar para que rompieran por banda. Alberto y Aitor Sanz jugaron también un papel importante a través del primer pase que activaba a los extremos. El Tenerife no dejaba correr el tiempo con pases horizontales sino que afrontaba cada jugada de la manera más incisiva posible.

Las ayudas defensivas de Villar, Mula y Acosta

Tanto Acosta en la presión en la salida de balón, como Milla y Mula con las ayudas constantes a los laterales estuvieron muy implicados en la fase defensiva del conjunto blanquiazul. Esto permitió que el equipo permaneciera compacto durante los noventa minutos y que no hubiera espacio entre líneas para que los jugadores de calidad del Lugo pudieran maniobrar. Todos los balones sueltos caían en los pies de los jugadores del Tenerife, que juntaba a todo el equipo en pocos metros.