El Real Madrid comenzó la temporada de forma titubeante. La pegada, que ha sido una de las señas de identidad del equipo blanco en los últimos tiempos, parecía que se había perdido. La pólvora estaba mojada. Los partidos frente a rivales inferiores se estancaban y los malos resultados se sucedían tanto en el Santiago Bernabéu como a domicilio. La sanción de Cristiano Ronaldo, a la que acompañó una sequía goleadora pocas veces vista en el portugués, las continuas lesiones de Gareth Bale y el bajo estado de forma de Karim Benzema no ayudaron en el primer tramo de este curso. Para más inri, los sustitutos no eran los mismos que un año atrás. Ya no estaban Morata o James Rodríguez para solucionar este tipo de encuentros y el peso de otros jugadores como Marco Asensio disminuía con el paso del tiempo.  

Pero llegó la segunda vuelta y el Real Madrid cambió de cara. Como si le hubiesen ofrecido una segunda oportunidad. El conjunto de Zinedine Zidane comenzó la segunda mitad de la competición liguera con una goleada mayúscula frente al Deportivo de La Coruña donde los gallegos recibieron siete goles en su visita a Chamartín. A partir de ahí se desató el vendaval de goles blanco que tanto se estaba resistiendo. 32 goles han sido los anotados desde la jornada 20 de La Liga, más que cualquier otro equipo de la competición. Un promedio de más de tres goles por partido que, acompañado de los pocos goles encajados -12, marca solo mejorada por Atlético y Barcelona-, han traído los ansiados buenos resultados de nuevo a Madrid. Siete victorias, un empate y una derrota, justamente en el único partido donde no se logró anotar. Números que hubieran venido mucho mejor en el inicio de la temporada y no ahora cuando no hay nada que hacer por un título liguero con color blaugrana desde que Messi acabase con el Atlético hace unas semanas, pero que ayudan a maquillar el pésimo ejercicio liguero blanco y a mantener la tercera plaza. 

El retorno del mejor Cristiano, esencial

Cristiano Ronaldo es el principal responsable de este cambio de rumbo en Chamartín. Con la llegada de la segunda vuelta, el animal que parecía dormido durante el primer tramo de la temporada despertó de su letargo. 14 goles en ocho partidos que causan un gran contraste con los solitarios cuatro goles que marcó en la primera vuelta. Una racha que le mete de lleno en la lucha por el Pichichi, algo que parecía impensable hace un par de meses. 

El portugués, que ya no está para jugarlo todo, también ha tenido sus descansos desde que comenzase la segunda vuelta. Casualmente, el partido donde Zidane decide dejar fuera al delantero luso es en el que el conjunto blanco se deja los tres puntos en Cornellá sin lograr anotar ni un sólo gol. Y, casualmente, el Real Madrid se deja también dos puntos en el Ciutat de Valencia en el único partido donde Cristiano juega y no consigue anotar en esta segunda vuelta. 

Los goles del 7 valen puntos y victorias. La mejor noticia para el Real Madrid de cara a final de temporada es la recuperación de un Cristiano que había bajado su rendimiento a cotas insospechadas, pero que ya está de vuelta para volver a llevar a su equipo a lo más alto en la única competición donde tienen opciones, la Champions League