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Anuario VAVEL Cádiz CF 2018: un año de altibajos

El entrenador cadista fue muy cuestionado en octubre de 2018 tras llegar los cadistas a ocupar puestos de descenso.

Anuario VAVEL Cádiz CF 2018: un año de altibajos
Montaje VAVEL.com
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Por Pedro AidoAragón

Se avecinaba un año ilusionante para el cadismo. Con Álvaro Cervera al frente del equipo, con el que ya había conseguido disputar una fase de ascenso. Todo parecía encajar en el club y en la ciudad para vivir una temporada histórica: entrenador, plantilla y afición de la mano.

Tras el gran final del año 2017, todo parecía entrever que el Cádiz CF gozaría de la oportunidad de disputar, como mínimo, el playoff de ascenso a Primera División. Sin embargo, el equipo no terminó de carburar y se quedó a un paso de alcanzar la promoción de ascenso.

Los amarillos disputaron partidos trascendentales para asegurarse un puesto entre los seis primeros de la categoría, pero ningún resultado fue positivo. Un tropiezo inesperado frente al Barcelona B, un empate en el último segundo frente al Tenerife y para terminar, la debacle en Granada frente a un equipo que no se jugaba nada en el último partido de la temporada.

Un año plagado de lesiones

Mucho tuvo que ver, en el mal final de campaña, las lesiones que mermaron al equipo de Álvaro Cervera. El equipo que sumó tantas victorias consecutivas en el mes de noviembre de 2017 poco se parecía al que acabó la temporada.

La lesión de gravedad de José Mari, la mano derecha de Álvaro Cervera sobre el terreno de juego, afectó, y mucho, al equipo. Álex Fernández asumió la responsabilidad del roteño y rindió a gran nivel. Sin embargo, el buen nivel del mediocentro madrileño no bastó para que el equipo acabará consiguiendo el objetivo de jugar playoff por segundo año consecutivo.

El comienzo de una nueva ilusión

Con el equipo bien asentado en la categoría y con una clara identidad de juego, en parte gracias a la mano del entrenador, la campaña 2018/2019 se entreveía apasionante. A pesar de un verano ‘movidito’ en lo que a entradas y salidas se refiere, el club consiguió retener en el equipo al grueso de la plantilla.

Sin embargo, se marchó un hombre clave en el esquema de Álvaro Cervera: Álvaro García. El extremo sevillano se marchó, tras no participar en la pretemporada, al Rayo Vallecano para disputar en Primera División. Una baja sensible para un entrenador que basaba su ataque en la rapidez por banda.

El equipo comenzó ganando en casa al Almería gracias a un solitario gol de Álex, que aumentaba sus galones en el equipo a la espera de la recuperación de José Mari. Sin embargo, se tardaría mucho tiempo en ver una nueva victoria amarilla. Un equipo sin identidad, incluso perdiendo de nuevo en casa tras casi un año invicto en el Ramón de Carranza.

Hasta que llegó, nuevamente, noviembre. Álvaro Cervera, con varios efectivos recuperados como Garrido, José Mari o Jairo Izquierdo, apostó por un sistema más ofensivo, el 4-4-2, que permitía la inclusión de un canterano que tumbó la puerta abajo.

El técnico guineano se reinventó sin perder su esencia. De su 4-2-3-1 o 4-3-3, varió en una versión más ofensiva, pero sin descuidar en absoluto la faceta defensiva y rocosa que caracteriza a sus equipos.

Con este nuevo sistema, el equipo remontó el vuelo y se aupó, desde los puestos de descenso, a las seis primeras posiciones de la tabla. Y gran parte de la culpa la tuvo un hombre que, cuando todo parecía malo, supo recomponerse y reinventarse a pesar de que muchos le colocaban ya en la rampa de salida, en parte también, a la guerra institucional que se vivía dentro del club y en la que el entrenador siempre se mantuvo al margen.

Mención especial para la Copa del Rey

Tras un resultado histórico en el Benito Villamarín la temporada anterior, el Cádiz disputaba de nuevo la competición copera, que para muchos equipos de Segunda División es más un problema que un premio.

Atravesaba el conjunto gaditano un mal momento en liga cuando llegó la Copa. Y el equipó ganó. Primero en Tenerife, y después, la eliminatoria que cambió todo. Álvaro Cervera apostaba por hombres que parecían más fuera que dentro como Brian Oliván, y la apuesta salió bien. El equipo encontró el 4-4-2 que tantas alegrías da hoy día y el míster acabó con la mala racha del equipo.

Con ese mismo sistema, aunque con bastantes rotaciones, el Cádiz volvía a enfrentarse a un Primera División como el Espanyol, y plantó cara. De hecho, los de Álvaro Cervera se quedaron a poco más de diez minutos de volver a dejar en el camino a un equipo de categoría superior.