Tediosa, luchada y conseguida. Así fue la clasificación de los colchoneros tras ganar al Lokomotiv de Moscú y alcanzar la siguiente ronda de la Liga de Campeones. A ritmo 'lusófono' fue cómo se impuso el conjunto colchonero con goles de 'O Menino de Oro' de penalti y Felipe tras centro de Koke.
La pena máxima
El partido arrancó con ritmo, como gusta en la parroquia atlética, presión, intensidad y ritmo, como consecuencia, dos penaltis. He aquí el dilema. ¿Quién lo tira? Aparentemente estuvieron toda la semana ensayando los lanzamientos desde los 11 metros, y el que no falló ninguno fue Kieran Trippier. Ya está. Kieran debe ser el lanzador. No habrá problema, es gol seguro... a menos que vistas esta camiseta, '¡que esto es el Atleti chico!'. Total que entre los 'si lo tira un poco más arriba es gol', y los 'lo tenía que haber tirado otro', llegó el segundo. ¿Y ahora qué? El que no ha fallado ninguno durante la semana, erra cuando tiene que acertar, ¿quién lo tira? Pues allí va un chaval de 19 años todo decidido a ser el que disipe todas las dudas y así fue. Con un estilo 'Kunagüerista' marcó el penalti y dejó claro que quiere galones y responsabilidad.
Con el equipo ruso durante todo el partido mostrándose inoperante, con continuos fallos de pases representado por el bueno de Benedikt Höwedes (falló alrededor de un 40% de sus entregas), el Atlético de Madrid siguió insistiendo sin mucho acierto, como marca la tendencia de esta temporada.
Y con esto llegó el descanso y la sensación de que se podría haber cerrado el partido antes.
Comenzó la segunda parte y el partido siguió como si no se hubiera interrumpido, muestra de ello el segundo tanto que llegó tras una cabriola del central brasileño del Atlético de Madrid a centro de Koke, previo al conocido término de 'gilicorner' sacado por Trippier. Celebración propia del 'Cirque du Soleil', y clasificación presumiblemente sellada.
Feliz, pero no mucho
Partido muy decente de los de Simeone, que podría haber engordado el marcador si no llega a ser porque los delanteros decidieron ser individualistas y hacer sus jugadas personales en vez de habilitar a compañeros que se encontraban en óptimas posiciones para convertir, hecho que destacaría el técnico argentino posteriormente en sala de prensa.