Era la primera vez que el Club Atlético Osasuna jugaba una final de Copa del Rey y fue la movilización más grande que se recuerda de la afición rojilla abandonando Pamplona, la ingente cantidad de veinte mil seguidores. El cuadro navarro consiguió eliminó al Castellón y al Girona a partido único, a partido doble al Getafe y Sevilla y en semifinales consiguió ganar al Atlético de Madrid.
El Betis comenzó abriendo la lata, Oliveira fue el anotador del tanto verdiblanco que asustó a un Osasuna peleón. Aunque los rojillos no se achantaron y arrancaron hacia la portería sevillista, John Aloisi consiguió cabecear el pase de Delporte y marcar el tanto que dejaría el marcador empatado. El australiano aún no olvida su paso por el vestuario navarro y afirmó en una entrevista que aún sigue al club. “El ambiente fue impresionante, es algo que no puedo explicar con palabras, pero es uno de esos partidos que cuando acabas tu carrera lo recuerdas.”, aclamó el exrojillo en una entrevista publicada en el diario Noticias de Navarra.
A pesar de los esfuerzos de los rojillos por ganar en aquella sofocante noche del sábado en la capital, el club bético se impuso ante los navarros y anotó otro tanto que subiría al marcador para hacerles vencedores. Fue la primera y única vez que Osasuna disputaba una final de Copa del Rey y esa noche quedó en las retinas de la afición rojilla grabada para siempre.