Es inevitable hacerse la pregunta que titula esta contracrónica. Al término del partido, era la suposición que rondaba la cabeza de todos los madridistas. ¿Qué hubiera pasado si Sergio Ramos hubiera estado sobre el césped? Es ventajista, sí. Como se suele decir, la quiniela es más sencilla hacerla los lunes. Es jugar a fútbol ficción, por supuesto. Nadie sabe si el resultado hubiera sido diferente, pero lo que sí es seguro es que la seguridad defensiva, la intimidación al rival y la intensidad hubiera sido mucho mayor.

El capitán estuvo en la grada, fue a hacer grupo y se le escuchaba constantemente dando instrucciones a sus compañeros. Era el líder de la zaga, el que sacaba la línea defensiva hacia delante. Pero desde un asiento en el Etihad no puede hacerlo todo.

La pesadilla de Varane

Fue un mal partido colectivo del Real Madrid, de eso no hay duda. Pero si se puede individualizar en alguien es en Raphael Varane. El francés tuvo una parte enorme de culpa en los dos goles recibidos que dejaron la eliminatoria imposible. Es destacable también la responsabilidad que asumió en el post partido para salir a zona mixta y dar la cara. Digno de un jugador de mucha personalidad. Precisamente por eso, es indudable de que el galo se repondrá y sabrá darle la vuelta a esta  noche de pesadilla.

No obstante, hay que eximirle de un porcentaje de culpabilidad en el primer tanto inglés. La alta presión del Manchester City impedía una salida de balón limpia por parte del Real Madrid. Ni Kroos, ni Modric venían a recibir para ayudar a los centrales que, incomprensiblemente, ni pensaron en buscar un balón largo. Otra vez la duda, si Ramos, con su liderazgo y una gran salida de balón en largo con sus habituales cambios de banda, hubiera estado, nadie que sabe que podría haber ocurrido.

La reacción tardía de Zidane

Otro de los señalados fue el entrenador francés. La alineación es indiscutible. Hay demasiada calidad en la plantilla como para que un once titular sea objeto de críticas. Sin embargo, cuando llega la hora de cambiar el rumbo de un partido desde el banquillo. Ayer, volvió a suceder.

Nadie sabe el motivo por el que Vinicius vio el partido completo desde la grada estando Hazard en un estado de forma cuestionable cuanto menos. También extraña la tardanza en realizar las sustituciones cuando el partido cada vez agonizaba más y el Madrid era incapaz siquiera de llegar al área contraria. 

Es difícil señalar a un entrenador que ha ganado tres Champions consecutivas y que viene de ganar una Liga hace apenas unas semanas. No obstante, el partido de ayer es para que el francés se lo haga mirar.

Hazard no arranca

Era su partido. Para esto el Real Madrid gastó 100 millones de euros. Era el día exacto en el que Hazard debía mostrar su estatus de estrella.  Toda una mala temporada podía quedar perdonada con una gran actuación, como las que tenía acostumbrado al mundo del fútbol cuando era futbolista del Chelsea. Pero no fue así. Hazard volvió a mostrar esa versión intrascendente de todo el año.

A excepción de dos apariciones en la primera mitad con un disparo lejano y un buen pase filtrado a Benzema, el internacional con Bélgica desapareció por completo. Quizás este año le pueda valer la excusa de la adaptación y una campaña lastrada por las lesiones, pero el año que viene el madridismo va a estar esperando y con menos paciencia.