El enemigo está en casa

Opinión: Pocas veces veremos al Valencia ganar de forma holgada en esta temporada donde queda demostrado que el equipo y cuerpo técnico van a una, mientras que la directiva ni está ni se le espera

El enemigo está en casa
A día de hoy, el Valencia cuenta con una de las plantillas más jóvenes de toda LaLiga, con una media de edad de 23,5 años. | Foto: www.valenciacf.com
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Por Joaquín Serna Sánchez

Suena el pitido final en el Reale Arena. Los jugadores del Valencia, exhaustos, celebran una victoria más que importante en una semana que el equipo había comenzado con muchas dudas tras el empate en Mestalla ante el Huesca. Tras un esfuerzo titánico, los de Javi Gracia sobreviven a la tormenta de la Real en los últimos minutos, con un gol anulado por el VAR sobre la campana, y dan un golpe encima de la mesa. Un golpe que demuestra la realidad por la que pasa el club desde hace mucho tiempo: los jugadores y el cuerpo técnico van a una, mientras que la directiva ni está ni se le espera.

Ya nadie se sorprende cuando a diario aparecen en redes sociales imágenes de Anil Murthy y su gabinete tomando cañas en el bar de la esquina de Mestalla en plena mañana. Una mera demostración más de que este club está al mando de auténticos incompetentes que dudo mucho que hayan tocado un balón en su vida y dudo todavía más que hasta que Lim compró el Valencia supiesen de la existencia de este equipo y de la propia ciudad. A seis días del cierre del mercado, el Valencia es el único equipo de toda LaLiga (junto a Athletic y Real Madrid) que no ha fichado ni un solo futbolista después del desmantelamiento del vestuario en verano. Siendo sinceros, es una situación absolutamente bochornosa que no deja ninguna duda de la incompetencia de Meriton a la hora de gestionar un club que, a día de hoy, está mucho peor que cuando lo adquirió Peter Lim, algo que algunos "aficionados" (que cada día son menos) no quieren ver; nadie sabe si por intereses propios o porque realmente no son valencianistas.

Por suerte, más allá del Área de Festividades, Cervezas y Filtradores del club comandado por el presidente que se arrodilla ante las órdenes que llegan desde Singapur para mantener su sueldo anual de más de 2,7 millones, tenemos un entrenador que sabe dónde está y ha conseguido motivar a los jugadores para rescatar un club que pende de un hilo. Con educación, trabajo y mucha disciplina, Javi Gracia se está haciendo un hueco en el debilitado corazón de una afición que desde febrero del año pasado está perdiendo toda ilusión por seguir a su equipo cada fin de semana, al ver que cada cierto tiempo Meriton decide dinamitar todo lo que funciona sin justificación alguna.

Tras varias ruedas de prensa magníficas donde el navarro (con toda la calma y saber estar del mundo) ha reconocido que el club le ha engañado con los fichajes, que Corona (jefe de scouting) no entiende nada de lo que pasa en el club y que Anil Murthy filtra a la prensa todo lo que habla con él en privado, no hay duda que a los valencianistas nos ha despertado cierta empatía un señor que desde el primer día reconoció que sabía bien al club que venía. Es indudable que se ha ganado además el apoyo de una plantilla completamente destrozada, que ha visto a pilares fundamentales como Parejo, Rodrigo, Coquelin o Garay se han marchado (todos ellos con una patada en el trasero) después de unos años, sobre todo los vividos con Marcelino, donde habían devuelto al Valencia a la élite del fútbol europeo y a la senda de los títulos. Una plantilla que a día de hoy cuenta con una media de edad que no supera los 24 años.

Si nos ponemos a analizar el conjunto, todo es una bomba de relojería. Por ahora, parece que entre los jugadores y el cuerpo técnico están consiguiendo desactivarla a base de esfuerzo en el campo, sin ruidos ni pulsos ante los de arriba, que ya está demostrado que a la mínima te mandan dos intermediarios con una carta de despido. El claro ejemplo fue el partido de ayer ante la Real Sociedad, un equipazo que venía de golear al Elche y que mordió el polvo ante un Valencia que nunca bajó los brazos y demostró que quiere terminar lo más arriba posible a pesar de las limitaciones.

Seguramente no veamos a este equipo ganar de manera holgada muchas veces durante la temporada. Por mucho que nos duela, la realidad es la que es y solo el tiempo dirá si podremos llegar a optar a los puestos nobles de la tabla. Tocará sufrir, como siempre, pero esta vez no solo ante los rivales en el campo, sino ante un enemigo que tiene dos caras iguales, la que vemos cada fin de semana en el palco de Mestalla y la que se encuentra escondida en Singapur, a 11.000 kilómetros de aquí. 

Y a pesar de todo ello, volveremos a volar de nuevo a grandes alturas, como lo hemos hecho muchas veces. Que no le queda duda a nadie.