Este 1 de febrero se vive con nostalgia en el feudo rojiblanco. Con añoranza por lo que significó el fallecimiento de Luis Aragonés. Hoy se cumplen siete años del fallecimiento de una de las leyendas que más mella han dejado en el escudo del Atlético de Madrid. 'El Sabio de Hortaleza' se ganó el calificativo de mito del fútbol español a pulso. Y la familia atlética sigue reconociendo su legado como irrepetible. La familia atlética y la Selección Española de Fútbol. Porque Luis también fue seleccionador y dejó huella con la rojigualda. Lo hizo llevándola a la gloria ganando la Eurocopa de 2008 y siendo el artífice de una época dorada para el combinado nacional que, a la postre, ganaría el Mundial de 2010, revalidando, además, el título de campeón de Europa en 2012.

El Vicente Calderón se rindió más de una vez a su labor como técnico, pero también a lo mucho que aportó como jugador. En el conjunto colchonero, Luis Aragonés disputó 370 partidos entre 1964 y 1974. Diez temporadas estuvo en el feudo rojiblanco, donde, además de erigirse como máximo goleador de la historia con 172 tantos, ganó tres Ligas (1965/66, 1969/70 y 1972/73), dos Copas del Rey (1964/65 y 1971/72) y se proclamó subcampeón de Europa en 1974 frente al Bayern de Múnich. A raíz de ahí, dio el gran paso de afrontar el reto de dirigir al club madrileño desde el banquillo. Y superó todas las expectativas fijadas en su fichaje. Desde la zona táctica, lideró actuaciones increíbles y conquistó una Copa Intercontinental ante el Independiente argentino en 1975, además de labrar un currículum memorable con una Liga (1976/77) y tres Copas (1975/76, 1984/85 y 1991/92).

Pero Luis no solo dejó huella entre la familia del Atlético de Madrid, que hoy le recuerda con pesar entonando el ya rutinario "la familia atlética no te olvida" como lo viene haciendo desde hace siete años. El técnico madrileño también pasó por el Betis, el Barcelona, el Espanyol, el Sevilla, el Valencia, el Oviedo, el Mallorca y el Fenerbahçe. Por eso, el fútbol español sigue llorando su muerte. Porque su labor fue de mérito y así fue reconocida con la medalla de oro de la Real Orden del Mérito Deportivo y el Premio IFFHS como mejor seleccionador del 2008.

Me pregunto qué diría Luis viendo al actual Atlético de Madrid. Con Simeone todavía al frente y con un líder de pura garra como lo está resultando ser Suárez. Los rojiblancos, que parecen no tener parangón y siguen asegurándose la que podría ser su onceava Liga desde que ganaran la última en la temporada 2013/14, entonan ese "ganar, ganar y volver a ganar" que tanto inculcó el de Hortaleza. Porque esa frase, a día de hoy, sigue retumbando en la memoria de quienes aman el fútbol.

'El Sabio' dejó huella allá por donde pasó. Se fue hace siete años, pero la realidad no es otra que la que asegura que su recuerdo perdura en la memoria de todos y cada uno de los aficionados que fueron coetáneos a su época de triunfos. A su legado. A todo lo que dio y a todo en lo que convirtió al Atlético de Madrid. Porque, sin importar los colores, Luis unió más de lo que nunca nadie hubiera imaginado. Unió a los titulares plenos, a los que se quedaban en la antesala del primer equipo y a los suplentes puros. Él solo se convirtió en un genio de la reflexión y de la adaptación a un juego que puso en la cima del fútbol internacional al conjunto rojiblanco y a la Selección siendo un maestro del contraataque. Transformó su libreta futbolística y, a día de hoy, los atléticos todavía escuchan el "¿Alguna cosa, capitán?" y recuerdan cómo invitaba al equipo a saltar al campo con una palmada y un escueto "vámonos".

Así fue Luis. El que enseñó a ganar a un grupo de futbolistas que estaban muy lejos de ser los ganadores que son hoy en día. Precursor de la motivación con la que los colchoneros viven su "partido a partido" e ingenioso, que siempre iba más allá del tiqui-taca y que siempre mantuvo vigente su sello. El sello del "coraje y corazón". Por eso y por más, merece tal reconocimiento.