Cuentan en Wall Street, NASDAQ y la TSE (Bolsa de Tokio), que durante estos serpenteantes días de verano junto a las revistas Forbes, Fortune, Wall Street Journal y Financial Times pueden encontrarse ediciones de los principales periódicos deportivos. Marca, As, Sport, Mundo Deportivo, Le Equipe, La Gazetta dello Sport, Corriere delo Sport, France Football, The Sun, Mirror, SportBild…y algunos más forman parte de la lectura diaria de los lobos financieros.

Y el mercado financiero del fútbol, absolutamente disparatado, fluctúa partiendo de los dos principales valores al alza de los últimos quince años: Cristiano y Messi. La locura y estabilidad del citado mercado se fundamenta en la ‘tristeza’ de Ronaldo o en el ‘habla con mi papá que me quiero quedar’ de Messi. Partiendo desde ese punto financiero, las desorbitadas sumas de dinero que se llegan a pedir y ofrecer por los futbolistas pueden y deben hacer sonrojar a una sociedad con demasiadas cuentas pendientes. En la mayoría de los casos la cuantía no se corresponde con el valor cualitativo del valor a comprar, porque son demasiados los intermediarios, fondos de inversión e interesados en cerrar la operación a un precio totalmente inflado y sobrevalorado.

El fútbol y el lobo de Wall Street

En el mercado del fútbol se reproducen fielmente algunas escenas de la película El lobo de Wall Street, en la que queda muy bien reflejada la realidad absoluta de que en el mercado siempre hay lobos y llegará un momento en el que todo aquel que acuda al mismo se los encuentre porque su afición favorita es quedarse con el dinero de las ovejas. No es ningún secreto que las comisiones que se llevan algunos por colocar a ‘sus jugadores’ son espectaculares. El objetivo de todo buen inversor es incrementar su capital y hacer que su dinero trabaje para él. Pero para conseguirlo no se puede acudir al mercado sin saber qué es lo que tiene que hacer, cómo lo tiene que hacer y cuándo debe hacerlo, porque se corre el riesgo de que el conjunto de las operaciones ganadoras sea inferior en número y en cuantía al de las operaciones perdedoras.

Órdago a la grande

Partiendo de este dogma económico en el análisis financiero saldrá ganador aquel que sepa generar mayores ingresos arriesgando capital con la suficiente capacidad como para que a la larga el rendimiento deportivo no se resienta, sino todo lo contrario, sea capaz de otorgar réditos pecuniarios de futuro.

Como dijo Platón a los comerciantes acostumbrados a mentir y a engañar, sólo se los soportará en la ciudad como un mal necesario. Ahondando en ello, como decía Cicerón los comerciantes no pueden obtener ganancias sin mentir. Y el fútbol es puro comercio, puro engaño, por la sencilla razón de que a diferencia de lo que muchos piensan la cascada de millones que se suelen desembolsar en fichajes son pagados a crédito, gracias a unas condiciones absolutamente ventajosas que les ofrece la banca y, de las que no disfrutan el resto de humildes paganos ciudadanos. Una banca cuya supervivencia en muchos de los casos dependió de los miles de millones insuflados por los Gobiernos (que son todos los ciudadanos, trabajadores y contribuyentes).

Los millones vuelan en el mundo del fútbol, que es un mundo de lobos en el que los faroles vienen y van. Una partida de póker no apta para las ovejas, una partida de mus veraniega. Grande, Chica, Pares y Juego, el arte del engaño, el envite en su más pura esencia, el órdago a la grande o a la chica. Cifras mareantes, con destinos diversos y un viaje en el que por el camino se pierde u oculta una buena parte del negocio.

¿Nos hemos vuelto locos?

El caso es que se barajan millones de euros con una futilidad absolutamente asombrosa, quizás vergonzosa. Cierto es que el dinero que se mueve es de capital privado, ya sea de un club o una SAD. También que cada vez que se intenta abrir una brecha ética en esta locura, son numerosos los adalides que con diario deportivo y financiero en mano defienden que en el fútbol se mueve tanto capital por la sencilla razón de que es capaz de generarlo. Pero en mitad de un desierto, de un mundo, un país (por ejemplo España), en el que una buena parte de la población no tiene cubiertos sus derechos fundamentales, debería conducir a la gente al menos a una reflexión o cuando menos a una pregunta: ¿nos hemos vuelto locos?

No se debería olvidar que no está más cerca de la verdad el que más respuestas tiene, sino aquel que más preguntas se hace. La Tierra gira alrededor del sol pero el mundo gira a diario en torno a la pura contradicción del desigual y nada equitativo reparto de los recursos y, la pelota es un ejemplo más de esta rueda del infortunio. Son muchos los aficionados que se pierden en tribulaciones, que andan preocupados con el fichaje de turno, pero que a nadie se le olvide que tras este ‘capital privado’ que se mueve de aquí para allá, se esconden operaciones encubiertas de un juego en el que entró en escena dinero del erario público. En muchos casos fruto de ‘pelotazos inmobiliarios’ de clubes endeudados que reciben un trato de favor por parte de instituciones públicas y gubernamentales, que en cambio no perdonan ni un céntimo, ni un solo día de plazo al resto de las ‘ovejas’.

El Mundo del fútbol Today

Por ello, como aficionado al fútbol y cómplice de la doble moral es bueno reconocer y reubicar el lugar desde el que se defiende a un deporte absolutamente disparatado. Loco e irracional tanto en el apartado económico, como en lo que a nivel emotivo genera. Este es el mundo del fútbol, son sus millonarias serpientes de verano, sus falsas y disparatadas noticias, muy propias de El Mundo Today. No en vano hay ocasiones en las que hay que frotarse los ojos para creer que las informaciones que circulan se ajustan a la realidad o forman parte de la ingeniosa redacción que nos hace reír cada día.

Pues no existe demasiada diferencia entre la noticia de que en la próxima declaración de la renta aparecerá una casilla especial destinada a Cristiano y a Messi, o que de un día para otro Vitolo pase de renovar por cinco años con el Sevilla, para al día siguiente llegar a Madrid acompañado por una expedición de la UD Las Palmas para depositar su cláusula de rescisión… Mientras Verratti desde París desmiente que un día dijo que no volvería a París… Un mundo de locura y exclusivamente para locos…