Cádiz CF VAVEL

El cerrojo contra el Girona, otro éxito de Álvaro Cervera

La estrategia del técnico cadista funcionó una vez más, llegando a neutralizar al equipo albirrojo durante la primera mitad, contando además con la suerte necesaria para resistir en la segunda y lograr llevarse los tres puntos de Montilivi.

El cerrojo contra el Girona, otro éxito de Álvaro Cervera
Ortuño. Malón, José Mari, Álvaro García y Ortuño, algunos de los protagonistas de la victoria | Foto: LaLiga
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Por Jesús Cepero

El triunfo cadista en Girona, aunque inesperado, no fue ni mucho menos fruto de la casualidad. Más bien, de un trabajo bien hecho y una fe ciega en una misma idea y un mismo sistema, aquel que Álvaro Cervera implantó desde su llegada a la Tacita de Plata a mediados del pasado mes de abril. Con él se logró el tan ansiado ascenso a Segunda y, a día de hoy, sigue dando unos resultados inmejorables en la categoría de plata. Un método que a no todos gusta, pero que funciona. El encuentro en Montilivi fue una buena muestra de ello.

En efecto, el entrenador amarillo sorprendió a todos cuando dio salida en el equipo titular a cinco defensas, incluyendo a Iván Malón, un jugador que además casi no había contado desde que llegó. El ex defensor del Numancia, aunque se dijo incluso que podría jugar en la posición de Salvi, finalmente se ubicó en el lateral derecho, retrasando Carpio su posición al centro de la zaga junto a Aridane y Sankaré y formando con ellos una zaga de tres hombres. Era la primera vez que Cervera introducía esta variante, pero no sería la única.

El técnico sabía el rival que había en frente, un Girona que es segundo en la clasificación y contra el que es complicado jugar. Pablo Machín acumula a muchos jugadores por dentro para generar superioridades en todas las zonas del campo. A la línea de tres centrales le sigue un doble pivote, y por delante un mediapunta para enganchar con los dos arietes. Con ello, el objetivo es hacerse fuerte en la zona ancha y contar con suficientes efectivos para atacar con balón por dentro, aunque sin descuidar las bandas, con hombres como Maffeo o Aday, que se multiplican por todo el terreno y actúan como auténticos puñales.

Dos líneas de tres para igualar fuerzas

La reacción de Cervera fue juntar tantos hombres por dentro como su oponente. A la mencionada muralla de tres hombres con Carpio, Aridane y Sankaré, escoltada en las bandas por Iván Malón y Brian Oliván, se le suma otra línea de tres medios, con Garrido, José Mari y Abdullah para sofocar el centro del campo y el ataque gerundense. Un trivote que no daría tregua en defensa pero que además pisaría el terreno enemigo con fuerza. Por último, Ortuño y Álvaro García actuaron como hombres más adelantados, el primero para ser referencia en los balones altos y largos y el segundo para atacar los espacios con su movilidad y velocidad.

El plan no pudo salir mejor: el Cádiz lograba hacer daño cada vez que pisaba campo rival y en zona defensiva se movía como pez en el agua. A Portu, el mediapunta gerundense, prácticamente lo anuló, y de los dos delanteros, limitó mucho a Sandaza y, aunque Longo sí que logró causar más estragos también se le tuvo bastante controlado.

La segunda mitad, con un Girona volcado, fue distinta. Los albirrojos, ayudados por la incorporación de Borja García, atacaron con más peligro el área de Cifuentes y todos los hombres de arriba tuvieron mucho más protagonismo. Era difícil poder defender cada jugada y cada centro al área, y de hecho, aunque fuese tras un rechace, llegaría el precioso gol del delantero italiano. Sin embargo, el Cádiz, sufriendo hasta el final, supo aguantar y llevarse el triunfo de donde nadie lo había logrado hasta la fecha. Porque esta temporada hasta la fortuna parece vestir de amarillo.