"Calma" dijo Cristiano Ronaldo en la celebración del gol, que acercaba al Real Madrid a su 32ª liga. Pero para llegar a ese momento, el conjunto blanco tuvo que dar todo lo que tenía sobre el césped del Camp Nou, dejando un de las mejores primeras partes que se habían visto de los blancos en toda la temporada, y sabiendo sufrir en la segunda parte. Los de Mourinho, llegaron a Barcelona en una situación idéntica a la actual, aunque con dos puntos menos de ventaja. El Real Madrid llegaba de golear dos jornadas antes en el Vicente Calderón y de ganar también al Sporting de Gijón en el Santiago Bernabéu, casualmente la misma situación en la que llegan los chicos de Zidane esta vez al Camp Nou.

Aquel partido comenzó de una forma extraordinaria para los blancos, que presionaron al Barça desde el primer minuto, imposibilitando la circulación fluida de los culés. Fruto de esa presión alta, las oportunidades iban llegando para el conjunto de Mourinho. Cristiano Ronaldo rozó el gol en un remate de cabeza que repelió Valdés, y en el minuto 16, Khedira aprovechó un rechace de otro saque de esquina, para meter la pierna ante Puyol y anotar el primer gol del partido.

Con una primera parte dominada por el equipo de la capital de España, Guardiola y su equipo necesitaban cambiar en la segunda parte si no querían perder el tren liguero y salieron muy enchufados, teniendo el control del partido, pero las ocasiones no terminaban de llegar para los culés, por lo que el entrenador culé tuvo que introducir un delantero centro más puro, Alexis Sánchez, para fijar a los centrales y liberar a Messi. Algo que le salió bien al Barça, ya que al minuto siguiente, el propio Alexis hizo el gol del empate, al aprovecharse de varios rebotes dentro del área blanca.

El Camp Nou se venía arriba, el Barça veía que la victoria estaba a su alcance, pero entonces llegó uno de los momentos que el madridismo jamás olvidará. Un extraordinario Özil, vio a la perfección un desmarque de Cristiano Ronaldo, y puso un gran balón entre líneas al portugués, que escorándose hacia un lado, golpeó al balón introduciendo el mismo en la portería, cuando más complicado se hacía dicho golpeo. Tras el gol, vino la calma. La calma que puso el "7" blanco y que acercó al madridismo a una liga de récord.